Verdadero horror, tragedia y desafío

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¿Puedes tú amar a quien no te corresponde?

¿A dónde te lleva la fantasía? Sí, ¿A dónde?

Si pudieras cambiar a quien amas, ¿Por qué sería?

Si fuera una botella, ¿Lloraría, gritaría o se tiraría?

Lo que había causado espanto mayúsculo entre la gente menuda —y a ti-—fue la rara, rarísima circunstancia de verse acorralados por una cosa similar al crudo. sólo que, todo el mundo lo sabe, el petróleo no es capaz de moverse solo y mucho menos de formar algo similar a una sonrisa malévola y un par de tentáculos terminados en terribles puntas.

La forma en que aquella cosa rodeó a los niños recordaba en todo a los movimientos de un animal de presa. Estaba buscando al ejemplar más débil del rebaño, y no tardó en encontrarlo, al mirar con atención a una cara muy familiar, incapaz de hacer otra cosa que llorar de miedo al mismo tiempo que castañear con angustia sus mecánicos dedillos. En efecto, ésa debía ser la "cosa fea" avistada anteriormente por esa pobre niña, pero el tiempo no estaba para seguir atando cabos.

Pudiste haber buscado refugio entre las tinieblas inferiores y dejar a la selección natural seguir su curso, sí, ese era un plan: correr cuesta abajo y perderse en la oscuridad, mientras todo terminaba. Después de todo, la pérdida sería del laboratorio, no tuya. Ya encontrarías alguna forma de librarte de toda sospecha. Pero debías actuar rápido incluso si sólo pensabas en salvar tu propio pellejo. Esa masa amorfa se acercaba y alejaba con total impunidad de su presa.

—A... ¡Alto ahí! — Temblando como azogado, lograste reunir el suficiente coraje como para apuntar a esa siniestra masa con el arma experimental. De tus reducidas opciones, te fuiste por la menos propia de ti: hacerle frente. Un autor cínico diría que sólo estabas dándole una oportunidad al futuro de la estirpe. Ya fuera por una u otra, en lo único que pensabas era en que ese feo instrumento podía tener efecto.

Sin necesidad de girarse, cambió la dirección en la que apuntaba su perversa imitación de cara y te despojó de tu carga con un sencillo latigazo. Quizás habían sido tus nervios, pero te parecía que en ese momento se olvidó de su anterior presa, y centró su atención en ti. 

Ahora que tenías a esa cosa cerca, caíste en cuenta de un error enorme: habías dejado el arma en otro sitio, y lo que tenías entre las manos era el birlado diario. Absurdamente, lo guardaste de nuevo bajo tu camisa, y te llevaste ambas manos al rostro.

Sin pensarlo más, retomaste la primera parte de la opción A: buscar refugio en las tinieblas inferiores. Al menos los niños estaban a salvo, por ahora... ya que esa cosa te estaba dando persecución.

— ¡Huyan! ¡Lárguense de aquí! — De acuerdo, ahí estaba tu epitafio corregido. No era el mejor sitio y momento para cambiarlo. No cuando se corría a tontas y a locas por una oscuridad interminable, apenas rota por un par de luces rosáceas, lo que debían ser los ojos de aquella acuosa monstruosidad.

"¡No hay salida!" — Quién sabe cuánto tiempo había transcurrido cuando topaste con un muro. La polimorfa y perversa monstruosidad parecía reírse a carcajadas de tu predicamento antes de pronunciar algunas sílabas indescifrables.

—Estos son nuestros tiempos. —Los ruidos semi articulados cambiaron a palabras concretas. Aquella voz tenía cierta cualidad metálica.

—Ah... ah... —Quien quiera que te hubiera observado habría jurado que estabas siendo víctima de un accidente cerebrovascular, ahora que tus piernas finalmente flaquearon, y te dejaste caer, resignado. Fue mayor la impresión de constatar, lentamente, lo que debía ser aquello, los miles de zarcillos llenos de púas que estaban rodeándote, reafirmando tu improvisada tesis: eso era una porción del Gae Bolga, reanimada por alguna circunstancia indescifrable. Poco importaba saber si buscaba triturarte, o... parasitarte con nefastas consecuencias, ya que a diferencia de su anterior anfitriona no reunías todas las condiciones necesarias, y en cualquiera de los dos escenarios, una muerte rápida habría sido una gran clemencia.

Por amor... ¡Hasta la locura! (Painwheel x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora