Un ángel para Carol

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Alguien lloró de miedo y dolor en un jardín prohibido

Se escondió tras las sombras, como un animal cohibido.

¿Cuál ha sido su gran pecado? ¿Qué culpas ha tenido ella?

¿Hay alguien en la sala que pueda atender a su querella?

—¡¿Así que eso ha sido?! —La alarma cundió entre los integrantes del comité en cuanto ella terminó de relatar lo ocurrido: todo había sido tal y como contó Filia, hasta el momento en que logró capturar al cachorrillo extraviado.

El resto, aunque esperado, fue inquietante: "Dos niños pequeños, hermano y hermana, eran los amos del perrito. Ninguno parecía estar asustado. Por el contrario, los dos quedaron prendidos de mí. ¡No sabía qué hacer! Una parte mía deseaba desaparecer de inmediato; otra hubiera querido jugar con los pequeñines."

"Acudió al lugar su odiosa madre, quien nada mas verme cargó con los dos, y con el perro, diciéndoles que debían irse de inmediato. ¡Lloraban a lágrima viva! ¡Patalearon! ¡Gritaron! Nada de eso convence a las mades..."

Fue en ese punto que el habla de la joven se volvió casi ininteligible. Si habías entendido bien, un grupo de rufianes, todos de su edad, hicieron escarnio de la escena. El más atrevido, uno alto con peinado rockabilly, cometió la osadía de picarle el estómago, justo en el ombligo para ser exactos. El desenlace del relato fue sumamente fácil de averiguar; había corrido con suerte el patán, literalmente, no obstante quedar privado de algunas cosas como piel cabelluda... o descendencia, eso no podrías haberlo asegurado. La aterrorizada agresora, arrepentida, corrió al único lugar que recordaba; al jardín secreto en el cul-de-sac, sin querer ver a nadie.

—Por el momento tomaremos nosotros las medidas pertinentes. Carol, no hace falta que te fatigues más. —Habló la misma especialista con el apósito en la frente, con un tono casi militar.

—Doctores... ¿S-sin no va a...?

—No hace ninguna falta. Esta noche no habrá más preguntas. y dejarás esas pastillas por hoy, también. Él se quedará con nosotros.

—De acuerdo. —Fue su despedida. Hizo una expresión indescifrable para ti antes de salir del cubículo. Cada paso suyo retumbaba de forma chocante por todo el pasillo, sumándose al monótono andar del reloj.

"¿Qué pasará ahora?" —El semblante de todos los presentes te contaba una historia aún inconclusa. Una que podría ponerse peor de un momento a otro.

—Así que, Sin Oportunidad —rompió el silencio el subdirector— has dicho algunas cosas de interés para la organización. Tenemos aquí un problema mayúsculo... esto ameritaría discutirlo con el Dr. Stanley cuanto antes. Lamentablemente, no podemos interrumpir su labor por el momento.

—¿No ha vuelto? —Preguntó un doctor calvo.

—¡Qué pregunta tan tonta! —el vejete sonó amenazador. — El brillante escualo, superviviente del año pasado, había salido en busca de un raro material a tierras lejanas con algunos asistentes a una región inhóspita, cercana a la infame "Tierra de Nadie". De vez en cuando llegaban órdenes suyas, demostrando que todos estaban bien. —Yo sería el primero en anunciarlo si fuera el caso. Como sea, Sin, esto nos deja en una posición muy incómoda. No sólo por la demanda que interpondrán los señores McCloud, sino por eso último de la muchedumbre rabiosa... lo de su padre es agua pasada.

"¿Qué hay del oro?" —Te viste tentado a interrogar. La prudencia te frenó a tiempo.

—La demanda podremos superarla sin mucha dificultad. —"Estaba en lo cierto", pensaste— El problema será ahora con esos locos. Habrán corrido la voz y a partir de ahora los rumores serán como una neoplasia incontrolada... tendríamos que aumentar la seguridad para evitar más incidentes como este. Sin duda es lo que están buscando nuestros enemigos. ¡¿Entienden?!—golpeó fuertemente la mesa— siguen allá, esperando otro incidente como este. Inadvertidamente les hemos dado la oportunidad en bandeja de plata. Sé que esto es una monarquía, no una democracia. Pero en un rebaño de ñus los machos dominantes son aplastados por sus subalternos cuando ocurre una estampida. Hasta la princesa Parasoul Renoir podría terminar cediendo si esto se sale de control.

"Apenas se da cuenta el viejo que esa pobre chica es un peligro para el público en general" —De haber dicho eso en voz alta habrías sonado muy sarcástico.

—¿Qué pasará si mañana es una niña exploradora? ¿O una embarazada? —El anciano seguía su discurso— ¿Entienden, doctores, la urgencia de encontrar lo que hemos buscado? Ya hemos cuestionado el haber aceptado su ingreso a este laboratorio. Ya hemos invertido incontables recursos, y los resultados han sido pobres. Estamos ante un experimento abandonado a su suerte, que ha llegado a un punto no previsto ni para el responsable, a quien más vale que no mencione aquí y ahora. Lo más prudente que podemos hacer es reforzar la seguridad. ¡No más salidas con su amiga! ¡No más actividades fuera de las estrictamente necesarias! A partir de ahora no irá sola ni a la escuela. ¡Sin Oportunidad, estás a cargo de vigilar sus pasos en el exterior!

La orden cayó como un yunque en tu cabeza. De un solo plumazo quedabas convertido en una especie de ángel de la guarda.

—¿Pe-pero no había sido acordado que no se usarían métodos contra su privacidad?

—¡Nada qué ver! —bufó irritado— ¡Esto es algo muy distinto! Le harás saber que estás a su lado en todo momento. Y quedas autorizado a usar el instrumento sólo en casos de extrema urgencia. Mañana le explicarás todo. A partir de ahora, eres responsable de cualquier evento similar a éste.

—S-sí, doctor. —"¿Habré hecho mal en no decir nada sobre esa sospechosa? Algo me dice que obtiene información de este sitio. Debe tener un infiltrado... o ella misma entra y sale sin ser vista."

—No te olvides que tu misión continua. Y más vale que te des prisa en concluirla. No estás aquí para ser su amigo, estás para que te dé información pertinente, nada más. Finge todo lo que se necesario, nada más.

"Bueno, esa sí que es nueva para mí. Aunque estoy seguro que tiene un corazón de oro... y no es tan fea... ¡Qué estoy pensando! Sería contra toda ética profesional" —A tu memoria acudieron esos momentos tan extraños en los que perdonó tu vida.

—¡Todos! ¡Miren esto! —El calvo señaló, en un monitor, una nota periodística de última hora: "Continúan las revelaciones: Ex-integrante de laboratorio clandestino revela detalles estremecedores. Marcha a favor de la Iniciativa S.G. anunciada para el lunes."

—¡Filtraciones! —observó, sin perder la calma, el subdirector— Esto lo discutiremos en otra junta. De momento ya nos hemos pronunciado. ¡Si alguien tiene interés en comunicarle esto al director Stanley, debe hacérmelo saber antes y no será nada que no conste en el ASPA! Es un hombre muy ocupado en una misión crucial. No debemos hacerle perder la calma por nada del mundo. Hablando de perder la calma, Sin, —añadió dirigiéndose a ti— tu castigo por los desórdenes pasados sigue en pie. Harás turnos extra por tres semanas adicionales.

Por amor... ¡Hasta la locura! (Painwheel x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora