Por amor... ¡Hasta la locura! (Painwheel x Lector)

Sin Filia ni Samson

¿No es suficiente, tramposo, haber perdonado tu vida?

Piensas alejarme de aquí, y fingir que harás lo que pida.

No es que quiera hacerte daño, aniquilarte o algo más

Sé que pronto te irás, como todos, para no volver jamás.

Tuviste que admitirlo: la extracción parcial del parásito fue considerada como exitosa. Sólo quedaban algunos segmentos diseminados en las extremidades, peligrosos todavía. En el fondo no era posible sacarlos sin un procedimiento demasiado radical, además de altamente cuestionable.

La única muestra conservada estaba preservada bajo llave, identificada con toda exactitud. Tus sospechas eran del todo infundadas; no estaba reportado ningún otro procedimiento. Y, estaba de más decirlo, el instrumental requerido era radicalmente opuesto al de un paciente común; sólo algunos elementos del personal podían hacer uso del mismo.

"Debí suponerlo. Todo el episodio debió ser cosa de sus memorias reprimidas. Ya no sé si en verdad es una psicópata, o sólo se siente vulnerable. ¡Nadie podría culparla!"—Concluías el tema. Ahora que estaba en la escuela era el momento preciso para entrar en su habitación.

"Es probable que el diario tenga muchas memorias falseadas. De cualquier forma, es mejor que intentar dialogar. Si me atrapa alguien del laboratorio no será mucho problema. Si ella se percata..." —Era mejor pensar que todo saldría bien: ella llevaría una vida más normal, sin que nadie supiera lo poco ortodoxo de tus métodos.

Estabas rendido de trabajar toda la noche. Cada paso era como pisar un cactus, y tenías un aspecto muy lamentable. Por fortuna, tenías muy pocas tareas por terminar. Días como ése eran muy raros.

Aprovechando que nadie estaba cerca, te encaminaste con sigilo por el corredor de siempre. La mala iluminación, el silencio imperante, y la tenue corriente de viento cada día resultaban menos ominosos. Por el contrario, incluso tú empezabas a considerarlos familiares.

Estuviste a punto, sin embargo, de sufrir un infarto. La voz de Carol resonó a tus espaldas. Todavía debía estar en clases... ¿Por qué había salido antes?

—¡Sin! ¿Qué sucede? ¿Qué haces por aquí? —Te cuestionó. Más valía que tuvieras una buena coartada.

—E-Estaba por reparar la filtración del techo. —Señalaste la gota de siempre.

—Ya. —Miró con atención tu dedo índice— ¿No usas ninguna herramienta? —Subestimar su capacidad de observación habría sido muy doloroso.

—Aún no. —Intentabas sonar convincente— Lo primero es localizarla con exactitud. —La mentira parecía ser apropiada. Incluso le divertía algo. "Niega todo, no busques asociaciones, lanza acusaciones en respuesta.", repetías mentalmente. — ¿No es algo temprano para que estés de vuelta?

Afirmó con la cabeza y aclaró:

—Hoy era día de fuga. Nadie ha asistido.

—¿Cómo que todos faltan? ¿Les pondrán inasistencias a todos?

—Hasta los profesores se han quedado en casa. —Su hastío era notable.

—¿También esa profesora tuya?

—Ni ella.

—¿Qué me dices de esa amiga tuya?

—Ah, Filia. Samson se la llevó a un buffet. Sólo ella y yo habíamos asistido... nadie nos avisó que hoy era día de fuga. El jardinero fue quien nos lo dijo.

"¡Maldito día de fuga! Justo cuando tenía la oportunidad perfecta. Si tan sólo hubiera algo que la mantuviera fuera..."

—Perdona, mejor será que no te interrumpa más. —Hizo una cordial reverencia— Me voy a mi habitación...

—¡Espera! —Improvisaste— ¿Por qué no aprovechas este día para hacer algo? ¿Y si acompañas a Filia al buffet? Ustedes dos parecen ser inseparables.

—No me gustan esos lugares. Son demasiado concurridos y ruidosos. La gente es grosera, abundan los mirones, y además, está en... nada. Mejor me voy a mi habitación ya.

—Podrías visitar la biblioteca, siempre está...

—La biblioteca está llena. Demasiados sabelotodos que también se ausentaron. —Se agotaba su paciencia. Creíste ver una pequeña vena hincharse en su frente.

—¿Y el parque de diversiones?

—Es muy deprimente ir a ese sitio... sola. Y hay demasiada gente.

—La playa está medio vacía estos días de marea baja. Siempre se puede...

—No me siento con ganas de hacer nada hoy. —Su contraataque era rotundo. Lo único que quería era irse a su habitación.

"Doy por perdido este día... si tal vez..." —Recordaste una mansión derruida en un sitio cercano. Ni los vagabundos se animaban a entrar en ella. Sólo quedaban en pie los muros, y un gran campo de flores... si lograbas convencerla de irse a dar un paseo por ahí, tendrías campo libre. Cuanto antes concluyera la misión, mejor para todos los involucrados.

—¿Qué me dices de ir al descampado al fondo del cul-de-sac? —Un último intento.

—Apenas lo he visto... ¿Qué tiene de especial?

—Es un lugar interesante. Las flores que crecen ahí, sin que nadie las atienda, viven prácticamente todo el año, hasta la primera nevada.

—Ah, ya lo creo... sí, de niña siempre soñé con ese sitio. —¿Quién diría que aún tenía sueños? — siempre he querido verlo cerca.

—¡Pues aprovecha la ocasión! —Debías ocultar tu júbilo— ahora que no tienes mucho por hacer hoy.

—De acuerdo, iré a verlo. ¿Vas a demorar mucho en resanar el techo?

—Nada, es cuestión de... ¿Por qué lo preguntas?

—¿No piensas ir tú también? —El tono, casi suplicante, de su voz no coincidía con su ausencia de expresión.

—Oh, me temo que no será posible. Tengo mucho qué hacer hoy. Voy a...

—Ya sabía que sólo querías tenerme lejos. —¡Se podría avecinar una catástrofe! Debías actuar rápido.

—¡No! Nada de eso. —Intentaste salvar la situación— Es sólo que estoy muy atareado hoy... bien, quizá no del todo. Puedo acompañarte, pero sólo por un momento.

—Gracias. Espera, voy a dejar mis cosas. —Ahora su expresión parecía un tanto más jovial, pero su voz sonó hueca, como una máquina.

"¿En qué líos me he metido ahora?" —Te arrepentiste muy tardíamente. Por intentar mantener una apertura sólo lograste arruinarlo todo. Hacías honor a tu mote oficial.

De pronto, un pequeño rayo de sol iluminó las tinieblas de tu mente: "Si todo sale bien ahora, seré el menos sospechoso de haber robado esa cosa. Culparán a alguien más... así podré salvar el pellejo... aunque nadie vendrá en mi auxilio si otra vez tiene uno de esos arrebatos de ira. Es mejor morir por una palabra inapropiada que por hurtar ropa interior, cosa que yo ni siquiera me había propuesto."

Decisiones, decisiones. Mejor era también dejar la bata, no fueras a ser secuestrado por algún laboratorio rival, o algún criminal que quisiera que le sacaras alguna bala.