Si no haces más que ignorarme, ¿Para qué quieres conversar?
Cualquier cosa que te diga la vas a falsear, la vas a tergiversar.
No te importo en realidad. Nada quieres ver tú conmigo,
Amiga ya tengo una. ¿Para qué quieres fingir ser tú mi amigo?
El día volvió a lo de siempre: sacar copias, preparar café, barrer, sacudir, reparar la impresora y destapar el WC.
Las únicas labores relacionadas a tu (suspendida) carrera se limitaron a seguir incorporando las notas de evolución: tomas de signos vitales, registro de todos los fármacos usados, y resultados de todos los exámenes practicados.
La inocente tenía programada una punción lumbar esa noche; Tener un parásito alojado en la médula espinal podría, en opinión de todos los que seguían su caso, ser motivo de preocupación a futuro. Había medios para extraerlo completamente, sólo que estaban suspendidos hasta nuevo aviso; sumándose a la negativa de ella misma al procedimiento.
"Pese a todo, la paciente se identifica con su condición. En el interrogatorio se refirió a una porción removible de su parásito en primera persona." ─Anotaste antes de acudir a la prueba diagnóstica. Debías tomar nota de cualquier detalle, por trivial que resultase.
─ Buenas tardes, doctores. Hola, Carol. ¿Cómo ha sido tu día? ─el pequeño cubículo estaba helado. Olía fuertemente a moho y apenas había energía para mantener las luces. Era una burla, otra vez, para un laboratorio tan avanzado trabajar en condiciones tan precarias.
La muchacha te ignoró casi por completo. Sólo miró al piso y dijo: "Bueno, supongo". Le daba pena que la vieras en bata hospitalaria. Todos sabían las memorias traumáticas que le traía.
Lamentablemente, no había remedio: poner en marcha los revolucionarios procesos de antaño tomaría años, y grandes costes. Conservar recursos en las áreas más importantes era prioridad.
─ ¿No piensas ayudar con tu paciente, Sin? ─ Te espoleó el viejo especialista─ Ven aquí. Sujétala de las rodillas. Por nada en este mundo la sueltes. Vamos a empezar con la anestesia.
La mueca que puso la joven indicaba su desacuerdo. Intentaste convencerla, conformándote con un movimiento silencioso de cabeza, más por resignación y cortesía.
Se portó muy bien durante toda la intervención. Te miró, tristemente, cuando entró la aguja. Hubieras saltado atrás. Te era difícil decidir como daba más miedo, viéndola tan indefensa o alterada.
─ Está listo. ¿Ves cómo no pasa nada, Carol? ─ Indicó el veterano─ Todo esto es para que estés bien. Y tú, muchachito, ya suéltale las rodillas. No pretendes quedarte así, ¿verdad? ─ como siempre, se reían todos a costa tuya. Todos menos la paciente, que pareció enfurecerse con el viejo especialista. "Al menos no seré yo el que corra peligro esta vez." ─Seguías ansioso.
─Ya puedes llevarla a su habitación. Si tiene algún malestar, hazte cargo. Los resultados los tendremos en una hora. ─Te despidieron y saliste en su compañía, directo a la misma habitación, bajo la atenta mirada de todos. Leduc y Hive no estaban ausentes, no dejaban de comunicarse entre sí, expectantes a cada movimiento que hacía la triste paciente.
─No le doy a ese Sin Oportunidad más de una semana. Tal vez dos días más. Se ha ganado el mote a pulso.─ Decían todos mientras seguían caminando, otra vez a las escaleras, pasar por las puertas y al pasillo.
La misma gota solitaria cayó con gran eco justo a su lado. Estaba fuera de sí, indiferente, sin alma. Con una expresión estoica y la mirada perdida. Echó la llave a su puerta y entró, seguida por ti.
Peor momento para intentar sacarle información no había. "¡Qué hacer!" ─pensaste─ "Si logramos sacar algo útil todo habrá valido la pena."
Se sentó en la cama, se cubrió el rostro con las manos y exigió:
─ ¿Y dónde están mis medicinas?
─ Aquí mismo. ─Conservaste la calma─ Toma, esta vez son diferentes.
─ Oh, gracias. ¿Éstas son mejores que las anteriores?
─ Pues... sí, son más fuertes. ¿Te sigue duele todavía?
Otra vez se las tomó todas de un trago y respondió de inmediato:
─ No mucho. ¡Cómo odio todo esto! ─Al fin parecía reaccionar─ Detesto este laboratorio, a todos los médicos y las punciones lumbares. ¡Odio estas píldoras! ¡Odio tener que vivir aquí! ¡Odio a ese viejo! ¡Odio a todos esos chismosos!
La situación tomó un cariz desfavorable. Instintivamente llevaste la mano al bolsillo de la bata, buscando otra vez el diabólico artilugio. Tras sus dedos se asomó un ojo, amenazador. Quedaste petrificado al instante.
─¡Ni creas que te voy a dejar sacar nada! ─ Chilló, histérica─ ¡Deja salir eso, anda, inténtalo!
Una mano suya se introdujo en tu bata, buscando y rasguñando; la otra, fue directo a tu cuello. Ignorabas si tendría noticias del dispositivo, o simplemente pensó que tendrías un arma. Te habías convertido en un humano de Schrödinger: un observador imparcial sería incapaz de decir si vivirías o morirías.
Finalmente se topó con un objeto metálico: una lata pequeña llena de caramelos, que te habían pedido que compraras para otra persona de trato difícil.
Aquello fue demasiado: rompió en llanto y se disculpó a gritos, llamándose así misma todos los apodos de la lista, incluso otros peores.
─¡Soy un monstruo! ¡Un monstruo! ¡Por eso sólo la tengo a ella! ─Gritó repetidamente.
─¿Quién es ella? ─seguías sorprendido.
─La única persona en quien puedo confiar... no lo tomes mal, Sin, pero, aunque llegáramos a conocernos te moverían. Sé perfectamente que estás aquí por trabajo, y no porque te lo hayas propuesto. Pero bueno, ¿Qué quieres saber ahora?
Otra vez, la conversación no llegaba a ninguna parte. Lo que no era "Bien, gracias" era "Mmmm... no creo".
Y otra vez, las drogas hacían su magia. Sólo movía los ojos y balbuceaba. El diario permanecía en el escritorio, cerrado.
"He de leer ese diario de alguna forma. ¡Cuánto antes, mejor!" ─Desear no era tener. Sólo pudiste arroparla, despedirte y apagar la luz.
Paradójicamente, lo que te salvó la vida fue olvidar el artilugio. De haberlo descubierto te habría matado sin contemplación.
Seguías pensando en su triste mirada, misma que te dirigió, una vez más, antes de cerrar la puerta.
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Por amor... ¡Hasta la locura! (Painwheel x Lector)
FanfictionTras la derrota de la Skullgirl nada sería igual en New Meridian. Eso incluye a una pobre inocente usada como arma. ¿Podrá encontrar alivio a su tormento gracias a un sacrificado voluntario? Portada por @Sieben_Wege (NB: Cualquier cosa en esta hist...