Parte 19: Larga Noche.

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Los minutos parecían eternos, transcurrían lentamente y una enorme ansiedad comenzaba a hacerme muy molesta.

Me mantenía en la gran mesa del catering en la espera que Jungkook nuevamente volviera. Mientras degustaba la gran variedad de mariscos, me dediqué en observar detenidamente lo que me rodeaba.

Varias pinturas decoraban las paredes del lugar, me animé un poco al poder apreciar las auténticas acuarelas impregnadas en el lienzo, las pinceladas eran sumamente dedicadas y un profundo sentimiento abordaba el cuadro.

-¿Interrumpo algo?

Volteé y me encontré con su gran sonrisa, al igual, que su entusiasta actitud. Su saco tenía un estampado floreado sorprendente y elegante, mientras que su camisa negra y el pantalón del mismo color, lo hacían lucir muy atractivo.

-¡Pero que guapo que estás, Taehyung! - exclame ante su inigualable presencia. - Tu cabello está mucho más largo y... rizado. - sonrió y asintió con la vista pegada a la punta de sus zapatos.

-Tú tampoco te quedas atrás, YoSook. Estás reluciente.- levantó su copa y en un rápido movimiento hicimos chocar ambos vidrios. - Por lo que veo, la madre de tu novio comenzó a consentirte.

-Que puedo decir, realmente es un honor portar uno de sus diseños.

Ambos nos asumimos en un cómodo silencio, la música sonaba y las personas hablaban.

-¿Y tu esposo?- preguntó Tae mientras su mirada giraba por todo el salón. - Desde que llegue aquí no lo he visto.

- Estuvimos juntos pero luego se fue.- mencione y Taehyung no dudo en verme extrañado.- Estabas hablando con su madre y de repente se acercó una mujer.

Una ostra, un trago y continué.

- Dijo un par de palabras y luego ambos desaparecieron. - concluí mientras me concentraba en como el ojo de aquel pulpo parecía posarse en mí. - Su madre me dijo que se llamaba Yeonji.

Como si hubiera dicho la peor blasfemia existente, Taehyung apoyó fuertemente su copa en la mesa. Toda su alegre esencia cambio rotundamente.

-¿Yeonji?- dijo aquel nombre con tal disgusto que me preocupó. - ¿Ella está aquí? ¿Ahora?

Asentí sin más, comenzó a pasear su vista por el salón colocando sus manos en su cadera. Palabras salían de su boca que no podía entender, estaba a punto de volver a llamar su atención. Sin embargo, se mezcló rapidísimo entre la gente y a pasos largos se fue sin despedir.

Suspiré y me cansé de la idea de estar nuevamente sola, Jungkook no estaba por ningún lado, DoYeon debía seguir atendiendo a los invitados y Taehyung se fue.

Con una copa de frutillas y crema, subí por las blancas escaleras, me sostuve de los dorados e implacables barandales hasta llegar a un solitario balcón.
La fresca brisa pegó contra mi rostro y sonreí al ver la luna tan brillante como las luces que estaban encendidas en el jardín.

Jamás en mis veintinueve años, a un paso de los treinta, pensé que estaría así.

-No se si debería decir que es un gran placer encontrarte aquí. - cerré los ojos al reconocer precisamente esa voz. - Aunque debo admitir que me sorprende que aún no te hayas escabullido de esto.

Giré encontrándome con sus ególatras ojos, su traje azul y su cabello completamente rubio eran sumamente vistosos.

-No deberías mirar tanto.- una sonrisa socarrona apareció en su rostro, depositó en la mesa una copa y se inclinó sobre mí. - Porque ahora te convertirás en una mujer casada ¿No es así?

La Cita Cincuenta Y SieteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora