Parte 33: FiftSeven.

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Los finos tacos de mi zapatos negros resonaron al subir los tres escalones de piedra blanca, alise mi pollera acuadrille y comencé a avanzar por la blancura del cerámico. Atravesé las costosas puertas francesas, donde las cortinas color crema remolineaban sin parar producto a la brisa de afuera, dos ballestero de chaqueta roja me sonrieron y abrieron las inmensas y antiguas puertas del salón.

Sonreí de gusto al sentir el delicado olor de flores naturales, una melodía clásica resonaba por el salón a un nivel muy mínimo y agradable. La galería era extensa, y variados cuadros y esculturas se expandían en el.

- Me alegra que estés aquí.- gire y Junyion estaba en su impecable traje azul a mi lado.- ¿Todo bien?

-Perfecto... Es decir, estoy perfecta.- moje mis labios y trate de tranquilizarme.- Este lugar es muy bello...

-Si... creo que lo es.- admitió aunque no vi mucho entusiasmo en sus palabras.- ¿Comenzamos?

Ofreció su brazo con una sonrisa amable y no dude en aceptar, a pasos lentos comenzamos a recorrer y observar las distintas obras presentadas en la pared.

- ¿Quieres?- un pequeño bocadillo junto a una servilleta se presento frente a mis ojos.- ¿Como se están preparando? Falta muy poco para la boda.

-Bien, estamos muy tranquilos al respecto.- sonreí y trate de aligerar la presión.- Aunque a veces los nervios nos carcomen.

- Recuerdo a DoYeon...- soltó una risa llamando la atención de las otras personas que estaban en la sala.- Iba de un lado hacia otro sin parar, pasaba noches sin dormir por la ansiedad de que llegara el momento.

-¿Y a usted... que le pasaba por la cabeza?

-Felicidad absoluta. Yo tampoco podía pensar en otra cosa que no fuera mi boda.- asentí sonriendo y reforcé mi agarre a su brazo.- Tal vez no se notaba porque soy mucho mas tranquilo que mi esposa.

-Ella es hermosa, tan cálida...

-Lo se, es perfecta...- sonrió y miro hacia abajo, en sus mejillas aparecieron un breve color carmesí.- Lo siento, he hablado mucho.

-No, por favor.- negué rápidamente.- Es un gusto escucharle.

Nos detuvimos frente una pintura, reconocía la técnica presentada y siempre me fue difícil de realizar, hasta termine frustrarme con ella. Sin duda, el autor de las pinturas tenia una gran habilidad y el uso de la brocha.

-¿FiftSeven?- murmure y me pareció llamativo el nombre del creador de tal obra.- Es... preciosa, realmente envidio su habilidad.

-Debería decir... ¿gracias?

Su impoluta presencia avanzo detrás de mi, bajo la intensa luz, su cabello grisáceo brillaba de una manera deslumbrante a la vez que resaltaba el color de su ojos. Su piel blanca como un lienzo, lo hacia similar a la pureza de un ángel. Sin embargo, su integro traje negro lo hacían ver como un completo lucifer dispuesto llevarte al mismísimo abismo.

- Jimin...- susurre y quede tiesa en el lugar.- Que sorpresa verte aquí...

El se encogió de hombros mientras que sus ojos no se apartaban de los míos, con elegancia y sutileza extendió su mano, dubitativamente se la entregue y repitió la misma acción del restaurante.

Sus gruesos labios hicieron contacto con mi mano y se separo dejando un muy breve rastro húmedo, era cautivador y seductor, muy seductor.

-Para mi también es una grata sorpresa encontrarte aquí.- sonrió ladinamente y miro hacia un lado de la sala.- ¿Has venido con Jungkook?

La Cita Cincuenta Y SieteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora