Gire mi cabeza hacia la puerta, desde la sala se escucha una vibración seguida del comienzo de la melodía. Podía sentir mi cara arder al sentir como la melodiosa voz de Julia Michaels comenzaba a entonar la estrofa.
- Adivino... ¿Heaven?- levante a penas mi mirada encontrándome con su sonrisa ladina. - No sabia que te gustaban las 50 sombras.
Mordi mi lengua y me desenrolle de las frazadas para dirigirse hacia el pasillo, sin duda, a penas la vea, mataría a JiSoo por cambiar el tono de teléfono la otra noche.
Llegue a la desordenada sala y no lo encontre a simple vista, rebusque primero por la cocina pero no había más que cajones abiertos y paquetes de velas esparcidas por los mármoles de la mesa.
Me acerqué hacia el sofá y la melodía se cortó para luego volver a empezar, levante los almohadones hasta que por fin encontré el fino aparato entremedio.El cristal fue golpeado.
Voltee hacia el ventanal, la luz de afuera que ayer nos alumbraba estaba completamente rota, la única iluminación que nos rodeaba en plena colina era la luz de la luna, otra vez el cristal se sacudió y el contorno de una figura se lograba visualizar.
Sentí una presión en mi pecho y un escalofrío me recorrió, torpemente mi celular termino en el suelo y comencé a buscarlo a tientas, mis manos comenzaron a temblar y mi cerebro solo se dedicaba a contar los números.
Trate de encender la linterna del aparato lo más rápido, pero la nueva llamada entrante interrumpió todo. Me levanté desorientada y miré la pantalla, un número desconocido aparecía parpadeante y la misma canción se repetía una y otra
Mis pasos fueron yendo hacia atrás.-¿Hola?
Pregunte, silencio y luego sentí como alguien tomó de mi hombro.
Mis gritos y saltos se escucharon por dentro y fuera de la sala, comencé a sacudirme y solté el aparato a la vez que corría en dirección de la puerta.
Sentía sus pesados pasos detrás de mi, pero estaba muy aturdida. El teléfono no paraba de sonar, las ráfagas azotaban más fuerte y mi garganta dolía de mis incesantes palabras de auxilio. Llegue hasta donde quería, mis manos golpeaban la puerta hasta que di con el picaporte y no dude en bajarlo apresuradamente.
El gélido clima choco contra mi rostro, la salvación misma estaba en mi propia cara y no dude en salir corriendo.
Boquie al sentir unos fuertes brazos tomando de mi cintura, estire mis brazos tratando de aferrarme de cualquier cosa pero pronto la puerta fue cerrada totalmente, mire hacia arriba y las luces ya estaban encendidas.
Unas leves palmadas se sintió en mi rostro y luego eran un par de sacudones, seguido de un chorro de agua que me mojó enteramente. Respire en busca de aire y me agarre fuertemente de alguna tela, asustada lo solté abruptamente empujándolo muy lejos de mi.
-¡Sueltame!- mire hacia mi alrededor tratando de asimilar el ahora.
-YoSook. YoSook.- sus ojos me encontraron a la vez que levantaba sus manos en son de paz. - Tranquilizate, aquí estoy. Soy yo.
Mis dedos se clavaban en el borde de la camiseta, observé más allá de él y aquella sombra había desaparecido por completo, y la iluminación había vuelto. Todas las luces de la sala estaban encendidas y Jungkook se encontraba apoyado sobre la isla mirándome atentamente.
-Estoy aquí...- murmuró, mis labios temblaron y un sollozo brotó de mi.
Lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas hasta perderse al final de mi barbilla, me abracé a mi misma y el miedo aún permanecía. Lentamente, apoyo una mano en mi hombro y fue deslizando hasta quedar cerca de mi cintura, repitió lo mismo con la otra mano y levante mi mirada.
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La Cita Cincuenta Y Siete
Ficção AdolescenteYoSook, hija del empresario más codiciosos y millonario busca a toda costa revelarse frente a su familia. Pasando así por cincuenta y seis citas totalmente fallidas. Pero... la cita cincuenta y siete ¿podría cambiar algo? ▪Republicada el dia 21/02/2...