Cerré mis ojos al sentir las manos sobre mi cabello por enésima vez y respire profundamente en quitar todos los nervios que estaban existiendo en mi cuerpo.
-No te vayas a dormir, cielo.- pronuncia la estilista que estaba a mi lado con suma delicadeza.
-Me he despertado muy temprano, pero jamás pensé que la hora pasaría tan rápido.
Y así era, a pesar que DoYeon y Suni trataban de actuar con la mayor calma, por detrás podía presentir que eran unas bolas de nervios al solo faltar una dos horas para que sea el momento de llegar a la iglesia y Hani estaba empacada en colocarse el precioso vestido importando que habían comprado para ella.
-¿Cómo te sientes?- abrí mis ojos encontrando con la mirada de DoYeon a través del espejo. - ¿Nerviosa?
-Ansiosa más que nada...- murmuró mientras me apuró en estirar mi brazo para tomar el teléfono que estaba a mi lado.
Observe y no era más que un mensaje ofreciendo sobre un servicio de telefonía a la cual no estaba interesada. Desde la mañana, bien temprano, le había enviado un mensaje a mi padre pero ya era casi mediodía y no hubo siquiera respuesta de él.
No podría dejarme otra vez ¿verdad?
-¿Quieres un café? ¿Algo?- negué de inmediato y fruncí mi ceño al recordar su sabor que últimamente le había tomado asco.
-No, lo agradezco. Últimamente... tengo como cerrado el estomago. - comenté y DoYeon abrió más sus ojos a la par que brillaron.
-Puede ser por dos motivos, pero ojalá que sea por cual estoy pensando. - parpadeo en busca de conectar con la mente de ella pero no llego a entender su indirecta.
Hani llegó en ese momento corriendo a enormes pasos y con su respiración súper agitada. Tomo de la falda beige de la Señora Jeon, tirándole con fuerza mientras boqueaba y sus ojos estaban llenos de lágrimas, parecía temerosa pero con ganas de expresar algo.
-Hani.... ¿Qué sucede cariño?- DoYeon se inclinó muy levemente mientras tomaba las regordetas mejillas de la pelinegra en busca de secar. - ¿Algo sucedió? ¿Quieres un papel?
Negó, negó y negó hasta que formo un puchero mirando hacia abajo, ofuscada en sus propios pensamientos. Una vez que la estilista terminó de colocar la diadema y no dude en ir hacia ella, luchando con el vestido.
-YoSook... ¿puedes quedarte con ella? Niki me necesita para arreglar unos asuntos.
-Si... estaremos bien. - sonreí y estire mis manos hacia la pequeña. - ¿Puedes tomar mi mano?
Sus ojos rasgados me vieron a penas y sus manitos se enfrascaron con las mías. Apoye cabeza contra mi pecho a la vez que comenzaba a acariciarle lentamente sus suaves hebras que me hacían recordar al azabache que seguramente estaría más ansioso que yo.
-¿Tu mamá no está por aquí cerca?- negó y levantó su mano haciendo un gesto como que se había ido.- ¿Te has asustado con algo?
Asintió y coló un dedo a su boca mientras mordisqueaba sus dedos continuamente, deje que se desahogara a su forma. Sin embargo, la detuve en el momento que vi como de su dedo comenzaba a brotar algunas gotas de sangre a lo que se había arrancado el pellejo.
Con ayuda de la estilista, fuimos hasta el baño donde allí lo lavamos y colocamos una bandita en busca de detener brevemente el líquido rojo.
-Hani... por favor. No debes lastimarte... - me quejé por lo bajo pero la pelinegra solo se encogió de brazos.- ¿Quieres que te ayuda con el vestido? Te quedará muy bonito. A parte tu tío Jungkook está esperando mucho por verte con él.
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La Cita Cincuenta Y Siete
Ficção AdolescenteYoSook, hija del empresario más codiciosos y millonario busca a toda costa revelarse frente a su familia. Pasando así por cincuenta y seis citas totalmente fallidas. Pero... la cita cincuenta y siete ¿podría cambiar algo? ▪Republicada el dia 21/02/2...