Por enésima vez observé la ciudad detrás de las blancas y transparentes cortinas acompañada del suave sonido de la maquina que marcaba los latidos del corazón del Señor Jeon; hacia unas dos horas había recuperado la calma por los calmantes.
-Permiso...- la voz fina de la enfermera que había ocupado el turno de la mañana durante toda la semana, entró a la habitación con una bandejita metálica.- ¿Hace mucho que durmió?
-Tal vez... unas dos horas, antes se quejó bastante por eso no podía dormir.
-Le estamos administrando menos calmantes para ver como va evolucionando.- anunció la enfermera mientras daba unas últimas revisiones al suero. - Creo que le podran dar el alta cerca del fin de semana.
-Eso es bueno de escuchar...
Realizo unos últimos chequeos antes de retirarse de la habitación y yo volviera a mirar por la ventana en busca de encontrar algo que llamara mi atención para evitar que mis parpados se pegaran por el sueño.
-Me he... salido.
Voltee al sentir una rasposa voz, el señor Jeon me observaba con sus ojos entreabiertos y su ceño fruncido. En toda la semana que lo había cuidado por las mañana no cruzamos ningún tipo de palabras; al contrario, me recibía con una mirada completamente disconforme.
-¿De que estamos hablando exactamente?- sus cejas se alzaron y su mirada se endureció.
-Estamos limpios.- mencionó con un largo suspiro y observando hacia abajo.- Ya no hay... nada ilegal...
-¿En serio?- pregunté y fui acercándome hacia la camilla.- ¿Tan fácil?
Si, me merecía la peor mirada del Señor Jeon mientras como podía señalaba su pie izquierdo que estaba alzado junto a unos tutores incrustados. Sin duda no había sido nada fácil.
-Dos costillas y una pierna rota, ¿te parece fácil?- expresó con enojo mirando hacia otro lado.- Y sin contar las dos uñas que me faltan.
-Entonces... ¿nada de esto fue un accidente?
-Para nada, solo lo dije para que DoYeon y mis hijos no se asustaran. Esto es... mi castigó por haber hecho las cosas mal desde el inicio.
Aproveché el pequeño espacio vacío que había en la camilla y me senté a penas allí.
-Creo que Jungkook ya lo sabe desde antes.- sus ojos se abrieron de golpe y enseguida se giro hacia mi.- Cuando llegamos aquí del viaje, el dijo que los haría pagar...
-No... no puede.- negó con su cabeza y empezó a inquietarse produciendo que en su rostro se flejara una mueca de dolor.- Todo está saldado.
-¿Esta seguro que ellos no podrán lastimarnos?
-Le he dado una gran suma de dinero y me entregue...- un carraspeo atravesó su garganta y sus ojos enseguida comenzaron a aguarse.- Hice todo lo posible para protegerlos... Y-yo de verdad... lo siento mucho.
Lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas y verlo tan quebrado, tan destruido; me sorprendía a la vez que crecía una gran tristeza.
A pesar de que el Señor Jeon no estuviera en los mejores pasos, siempre fue aquel hombre con una luz impresionante como también un gran sentido del humor. Sin hablar de sus abrazos que siempre fueron cálidos.-Por favor, Jungyion no lloré.- tomé con delicadeza su mano dándole un pequeño apretón.- Se que ha hecho todo aquello para conseguir lo mejor para su familia. Y lamento haberle presionado antes y por como terminó todo esto pero fue el único método que encontré para que sacara a Jungkook de todo aquello.
-Se que lo hiciste porque amas a mi hijo...
-De verdad, lo amo.
La conversación se dio finalizada al escuchar como la puerta era abierta. Pronto aparecieron la rubia cabellera de Suni agarrando del brazo al abuelo de Jungkook que caminaba a un paso lento junto a su bastón que exasperaban a su acompañante.
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La Cita Cincuenta Y Siete
Novela JuvenilYoSook, hija del empresario más codiciosos y millonario busca a toda costa revelarse frente a su familia. Pasando así por cincuenta y seis citas totalmente fallidas. Pero... la cita cincuenta y siete ¿podría cambiar algo? ▪Republicada el dia 21/02/2...