Capítulo 39: Papeles.

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Minutos...

Largos y enteros minutos espere a que alguna palabra saliera de sus labios.

Temí, mucho, de lo que podría decir. Temí que su respuesta sea positiva, que se levantara sin mas y Yeonji ganara otra vez mas. En mis oídos, podía escuchar como en un susurro la irónica risa de aquella pelinegra que se burlaba de mí, donde sus ojos se clavan en lo míos en busca de analizarme y prepararse. Porque si, siempre uno esta en la defensiva o como atacante.

-No quiero que me dejes, no quiero dejarte. No quiero nada de eso, YoSook.

Sus hombros cayeron hacia abajo y su mirada se perdió en el espacio verde del lugar, mi respiración volvió a normalizarse y algo dentro de mi salto rebosante de alegría al escuchar sus palabras.

-Pero tampoco quiero dejarte en la boca del lobo. No quiero que corras peligro y todo lo que este relacionado a ella, es para peor, YoSook.

-Entonces confía en mi, ni tu ni ella tampoco saben lo que soy capaz de hacer. Asique confía en mi, que mis instintos hacia ella están más que alertas.- tome sus cálidas manos y nuestros dedos prontos se entrelazaron, en un búsqueda casi desesperante de contacto.- Pero no me pidas que por ella deje todo.

-Lo siento, a veces me equivoco y no recuerdo que la persona que frente a mi, ruge como un león.- bromeó y me tranquilizó que en su afligido rostro una genuina sonrisa se planto en él.- Lamento también, no poder contarte algunas cosas. Se que quieres saber sobre Yeonji... pero yo aun no se como empezar.

-Esperaré... aunque si tu no me lo cuentas, no me dejaras otra que buscar respuestas por mi cuenta.- espete sin más mientras me concentraba en las líneas de las palmas de sus manos.

-Uff... debo decir que esa advertencia me calo hasta los huesos.- chasquee mi lengua y deshice nuestro agarre cuando una voz femenina nos interrumpió.

Una esbelta figura, no mucho más alta que yo, apoyó de manera impotente su mano sobre la esquina de la mesa. Fruncí mi ceño ante su presencia mientras que la rubia ensanchaba su sonrisa, que era muy parecida a la del pelinegro.

- ¿Se van a quedar ahí? ¿No van a darme la bienvenida?- preguntó reprochante mientras que acomodó sus gafas negras.

La persona a mi lado estaba inmutado en la silla mientras la miraba consternado.

-Oh vamos, esperaba otra reacción tuya, hermanito.- se quejó y pronto dejó caer su peso en la silla a mi lado.- Ya que él no me presenta, lo hare yo. Soy Suni, un gusto, me juego a que tu debes ser YoSook.

-Así es.- sonreí ante su actitud tan extrovertida y extravagante, me giré y estiré mi mano en su dirección.- ¡Oh! Encantada de conocerte

-Vamos chica, no estamos haciendo negocios para que me saludes tan formalmente.- declinó mi mano hacia un costado y sus brazos se enredaron alrededor de mi cuerpo a la vez que desprevenidamente me daba dos besos en cada mejilla.- Ahora si, enserio me encanta conocerte, YoSook.

Sonreí y los ojos avellanas estaban más relajados, mostrando sus dientes en una amplia sonrisa.

-Creo que que deberías limpiarte, amor. Mi hermana siempre usas labiales que se marcan por todas partes.- me entregó una blanca servilleta.

-¿Ahora te quejas de mi maquillaje? Ven que te doy un beso, tontón.- todo su torso quedo en mi cara mientras que muy levemente observe como lo tomaba a Jungkook de las mejillas esparciéndole varios besos por todo su rostro.

Comencé a carcajearme al ver como la forma de sus labios quedaron marcados en un color borgoña bastante intenso y por los rotundos quejidos de Jungkook.

La Cita Cincuenta Y SieteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora