"La Cita Ciencuenta Y Siete."
Su ceño estaba fruncido con una leve capa de sudor que cubría su frente, sus ojos estaban cerrados y sus labios estaban entreabiertos mientras seguíamos en un lento vaivén.
Con una exhalación soltamos nuestros dedos entrelazados, provocando que mis dedos se clavaban en la desnuda piel de su espalda mientras que el afirmaba sus antebrazos a mi lado; disfrutando el espiral de placer en el que ambos estábamos mareados.
-Más rápido...
Pedí, rogué y gemi al sentir como arremetia contra mi una y otra vez con rapidez pero a la par que me contenía con una dulzura inexplicable entre sus brazos.
-Princesa... hermosa...
Mordí mi labio al escuchar sus palabras susurradas en mi oído junto a algunos gruñidos roncas y gemidos débiles.
Él jamás deja de elogiarme, de desearme y a la vez que amarme.
-Jungkook....- pronuncie débilmente al sentir como la satisfacción se iba aferrando cada vez debajo de mi piel. - Dios... te amo tanto....
Tire mi cabeza hacia atrás al sentir como el calor intenso buscaba sofocarme, pero absolutamente nada del mundo podría apaciguar la sensación tan alucinante que estaba compartiendo en este momento.
Los movimientos eran continuos, rápidos y tan placenteros... que ya no podía aguantar más.Y mucho menos cuando encontró ese punto que me llegó a enloquecer, entrecerre mis ojos y podía sentir como unas pequeñas lágrimas saladas salieron en busca de expresar una parte de lo que mi cuerpo y alma estaba sintiendo.
-Hagamoslo... juntos...
Las palabras del pelinegro lograron por terminar la tempestad por la cual estaba pasando. Nuestras miradas se unieron y en lo más profundo de nuestras gargantas se guardaron todas nuestras exclamaciones, al sentir como nuestro fuego explotaba de golpe.
La tensión de nuestros cuerpos hacían que nos mantuvieramos aferrados excesivamente, nuestros labios se fundieron con pasión hasta agotar el mínimo suspiro que nos quedaba.
-Yo también te amo, YoSook.
Sonreí y aún nos manteníamos unido aunque podía sentir como mi cuerpo poco a poco se iba relajando, caí en un cansancio que me hacía cerrar mis ojos ante los pequeños besos y caricias que me ofrecía Jeon.
-¿Hora de mimos?- pregunté y el pelinegro asintió mientras se iba retirando de mi interior.
Quedamos expuestos como si recién viviéramos al mundo, pero no me importaba que alguien pudiera vernos en esa condiciones y ,al parecer, a mi amante tampoco le era significativo. Su cabeza fue a parar al centro de mi pecho y mis manos fueron hacia las hebras negras donde comencé a jugar con ellas.
El silencio del lugar nos hacía notar lo alborotada que era la ciudad de Seúl, donde era complicado conseguir la paz que se sentía como en este momento. Observe el cielo, y terminé perdiéndome en el brillo de las constelaciones, en las caricias que Jeon proporcionaba con su dedo en mi cadera y en nuestras suaves respiraciones; cerré mis ojos por lo que pensé que seria un minuto pero termine cediendo al paraíso de los dulces sueños.
-¿No es muy lindo el amanecer, Cariño?
Abrí mis ojos, confundida pero no hacia falta mucha información para darme cuenta que había terminado dormida. El sol comenzaba asomarse entre medio de las casas, dejando atrás la esplendida noche y comenzando un nuevo día.
Me estiré en el suelo y me aferre al saco de Jungkook que ahora tapaba un poco más de mi torso, el pelinegro ya estaba impoluto devuelto en sus ropas; como si antes no parecieramos que eramos Adán y Eva en el pleno Edén, cayendo en el pecado de la lujuria.
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La Cita Cincuenta Y Siete
Teen FictionYoSook, hija del empresario más codiciosos y millonario busca a toda costa revelarse frente a su familia. Pasando así por cincuenta y seis citas totalmente fallidas. Pero... la cita cincuenta y siete ¿podría cambiar algo? ▪Republicada el dia 21/02/2...