PARTE 28: Palabras.

369 37 2
                                    

Sentí unas suaves cosquillas sobre mi brazo, gruñi y tome más fuertemente de la tela grisácea. Pude escuchar mi nombres dicho muy despacio en mi oído, abri mis ojos encontrándome con los suyos y detrás de él, la cortina estaba corrida dejando ver el oscuro cielo.

- Debemos irnos, ahora. - mencionó Jungkook y se sentó a mi lado cabizbajo.

-¿Sucedió algo? - pregunte y me reincorpore sobre el colchón. - ¿Por qué estás así? Algo pasó.

-No ha pasado, solo debo volver rápido a la empresa. - sonrió a penas y suspiró profundamente perdiendo su mirada en alguna parte de la habitación.

Eran las 5.30 de la madrugada, hacia frío en la habitación ante la falta de calefacción y mi somnolencia se había ido en el momento de verlo en ese estado, tal vez el problema de la empresa era muy grave y lo tenía preocupado.
En silencio, me acerqué lentamente, su mirada se encontró con la mía y apoye mi mano sobre su mejilla que tenía unos incipiente vellos. No dude, me acerqué directamente a sus labios pero su reacción me desanimó.

Una de sus mano se enrosco en la mía, quitandola a la vez que alejaba mi rostro, su respiración era agitada pero ahora ni siquiera me miraba.

- Ya tengo todo listo. - pronuncio y se levanto colocando sus manos en sus bolsillos. - Vístete con lo que sea y salgamos de aquí.

Quede anonadada en la espaciosa cama y el partió rápidamente por la puerta, no entendía absolutamente su cambio de actitud tan repentino.

Baje los pies hacia la alfombra y rozaron con una textura diferente, me agache y se trataba como de un pedazo de papel arrancado y abollonado, los dejé caer y con la linterna de mi celular los alumbre.

"Cordero" "Te esperamos"
"Conden-"

Eran las únicas palabras que se distinguían de la espantosa caligrafía y de los pedazos que habían quedado de ellas. Estaba segura que Jungkook no era quien lo había escrito, la letra de estos papeles no era ni parecida a la carta que había recibido de él, pero no tenía ninguna duda de que esto estaba dirigido para el pelinegro.

-¿Te falta mucho? - mi teléfono cayó y me giré encontrándolo en el borde de la puerta. - ¿Que tienes ahí?

-Nada.- asegure rápidamente pero sabía que no fui muy convincente. - Solo pensé que se me caído el anillo.

-¿Te queda flojo?

-No, no. - me levanté, tomando mi teléfono y coloque mi pie sobre lo que estaba en el suelo. - Solo pensé eso, en cinco minutos ya estoy lista.

-Esta bien. - asintió aún observándome pero su teléfono sonó lejos. - Te esperaré afuera.

A penas volteó, tome los papeles haciéndolos otra vez una bolita y los guardé en el armazón de mi ropa interior, me coloqué sus zapatillas numero cuarenta y me encamine hacia el cuarto de baño para despejarme.

Toque mi frente y aún estaba muy caliente, claramente el estado gripal aún no desaparecería como arte de magia. Por lo cual, saque uno de los comprimidos de la tableta y lo tome de una sola vez.

Pase por la sala y todo estaba en la completa oscuridad, llegando afuera, me encontré con el azabache muy enojado y discutiendo mientras se tomaba el puente de su nariz. Un escalofrío me recorrió por la baja temperatura y la bermuda de Jungkook no me ayudaba mucho contra el clima.

Me encamine hacia el auto y espere pacientemente que Jungkook terminara su conversación, abrió la puerta y la cerro de un azote. Coloco la marcha atrás y giró casi derrapando por las piedritas de la entrada.

La Cita Cincuenta Y SieteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora