Familia y Joyas

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Siesta: ¡Viajar, es más emocionante cuando es a donde nunca he ido!- Grito, mientras por descuido empujaba sus grandes pechos contra el brazo de Ryo.

Pero sin embargo, el joven no se vio afectado por esto. Ya que desde esa noche que pasaron los seis (incluyo a Caesar) en conjunto, su mente seguía prendida de aquellos hermosos ojos y suaves labios, de la mujer que había sido la artífice de sus últimos sueños.

Estando dentro de un carruaje, sentados uno al lado del otro, estaban Ryo y Siesta. La joven sirvienta llevaba un vestido de color verde oscuro de una pieza con botas altas. Además, llevaba también un pequeño sobrero de paja, el cual, con el resto del vestido, le daba una linda apariencia.

En contraste, Ryo a diferencia de su habitual vestimenta; en este día llevaba una playera de color verde bosque, un short color arena que le quedaba un poco arriba de las rodillas, y un par de tenis de color blanco con una franja morada.

Y acompañándolo siempre, estaba su leal y fiel compañero Derf, quien también había recibido un regalo el día de navidad.

Su compañero le había dado una nueva funda para que pudiese estar, era negra y de un buen material. Derf se sentía cómodo y eso era lo importante.

La persona sentada al frente del carruaje era un golem, una marioneta convocaba con el poder mágico. Sus ojos eran como perlas de cristal que emitían luz.

Siesta: Disculpa Ryo-san, pero, ¿puedo preguntarle algo?- Pidió la chica mientras se separaba del joven.

Ryo: Adelante.- Le respondió.

Siesta: Me preguntaba, ¿Qué hicieron usted y la Señorita Valliere durante las vacaciones de verano?

Esa pregunta era fácil de responder, si le decía la verdad. Pero por el secreto y la necesidad de mantener su misión en secreto de los otros, Ryo respondió.

Ryo: Si no recuerdo mal, Louise fue llamada por Su Majestad, desconozco el motivo de aquel llamado. En cuanto a mí bueno, decidí trabajar en el pueblo. Necesitaba trabajar en algo para mantenerme ocupado.

Siesta: ¡Oh, ya veo! Pero, ¿Por qué trabajar en un bar? Creo que usted pudo ser capaz de conseguirse una habitación sin la necesidad de trabajar.

Ryo: Ahí está el detalle.- Detuvo a la chica, para explicar.- A mí no me gusta estar de ocioso todo el día entero, me gusta mantener mi mente y cuerpo activos ya que me gusta mantenerme activo.

Ryo: Digamos que... para mí, el trabajo es algo que nos vuelve útiles para los demás.

Siesta: Tal como uno esperaría de usted Ryo-san, siempre tan honesto en sus palabras.- La chica le sonrió y se rio ligeramente.

Ante su respuesta, Ryo se mantuvo calmado.

En un momento su cabeza se giró hacia un costado, notando al instante un carruaje casi el doble del tamaño y mucho más lujoso jalado por caballos.

Del segundo carruaje se desprendía un aura fina, de hecho era parecida a la nobleza.

Ya se imaginaran quienes iban en este carruaje, y si no, no se preocupen que aquí estoy yo para ayudar.

La antiguamente orgullosa y altanera Louise en estos momentos se encontraba sentada en uno de los asiento de aquel carruaje, leyendo un libro de hechizos que había conseguido hace un par de días.

La chica deseaba ampliar un poco más su repertorio de hechizos, no podía ser siempre tan dependiente de su magia del Vació.

Además, dicha magia le consumía toda su fuerza cuando conjuraba un hechizo. Por eso no la emplearía imprudentemente, la usaría solamente como último recurso y bajo situaciones críticas.

Un Destino DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora