Nuevo Gaoranger

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El Emperador de Germania, Albert 3ro, había arreglado que la ceremonia de boda de la Princesa Henrietta tuviera lugar en la capital de Germania, Vindobon. La fecha de la ceremonia: el primer día del mes de Nyuui.

Actualmente El Mercator, buque insignia de la Flota de Tristain le daba la bienvenida a los visitantes del gobierno de la Nueva Albión para guiarlos a La Rochelle, donde permanecerían anclados antes de surcar los cielos.

El Comandante en Jefe de la Flota, el Conde La Ramee, estaba sentado en el alcazar con su traje formal. A su lado, el Capitán Fevisu se estaba agarrando e bigote. El tiempo acordado ya había pasado.

Ramee: Se han retrasado, Capitán.- Dijo con un tono de voz irritado.

Fevisu: Esos perros de Albión, quienes mataron a su rey con sus propias manos, están probablemente ocupados actuando justo como perros.

El marinero en lo alto del puente rápidamente le informo en voz alta.
Marinero: ¡Una Flota! A babor.

Con un gran buque liderando al frente, el cual podría ser confundido fácilmente por una nube, la flota de Albión comenzó a descender.

Capitán: Así que esta es la flota estándar, el “Real Soberano” de Albión…- Dijo el capitán, mirando el gran buque con temor.

Esa era la nave que traía al embajador a bordo.

Capitán: Es alfo que a nadie le gustaría encontrarse en el campo de batalla, eso dalo por hecho.

La Flota de Albión descendió al mismo nivel que la Flota de Tristain. La nave de Albión comenzó a mandar mensajes desde el mástil.

Marinero: Les damos la bienvenida de su flota. Este es el capitán del Lexington de Albión.

Capitán: ¡Tenemos un almirante a bordo! Deberían usar al comandante en jefe como corresponde… nos empiezan a tratar como tontos.- Dijo con resentimiento, mientras observaba la formación de las débiles naves de Tristain.

Ramee: Probablemente piensan que ahora tienen el mundo a sus pies al tener esa nave. Respóndanles con “Les damos la más calurosa bienvenida. Este es el Comandante en Jefe de la Flota de Tristain”

Las ordenes de la Ramee pasaron al marinero que estaba en el mástil. La bandera de señales para el mensaje fue izada en lo alto.

La flota de Albión disparo sus cañones en un saludo. Al no haber municiones dentro de los cañones, solo fue una mera explosión de pólvora.

Aun cuando la flota del Lexington simplemente daba un simple saludo, el aire en los alrededores se estremeció. La Ramee retrocedió un poco. A pesar de que había munición real no tenía la posibilidad de cruzar la distancia que los separaba, la fuerza de los cañones de la flota del Lexington, tenía la capacidad de hacer que un almirante con experiencia retrocediera.

Capitán: Disparen con nuestros cañones como respuesta.

Marinero: ¿Cuántas salvas se van a disparar? Para un noble de alto rango, once es el requisito.

El número de salvas que son disparadas dependen del rango y estatus social de la persona.

Ramee: Siete serán.- Ordeno, observando con una sonrisa en su rostro justo como un niño testarudo.

Marinero: ¡Preparen los cañones! ¡Siete tiros, uno por uno! ¡Fuego cuando estén listos!

Mientras los de Tristian se preparaban para responder el saludo, en el Lexington Bowood estaba mirando a la Flota de Tristain en la cubierta de popa.

A su lado estaba Sir. Johnston, el Comandante en Jefe, responsable de todo el escuadrón de invasión. Siendo un miembro del concilio de nobles, Cromwell confiaba plenamente en él. De cualquier forma, no tenía experiencia, después de todo era un político.

Johnston: Capitan.- Lo llamo con tono preocupado.

Bowood: ¿Señor?

Johnston: ¿Está bien que cerremos la distancia? Tenemos los nuevos cañones de largo alcances equipados, ¿no es así? Guarde algo de distancia entre nosotros. Su Excelencia me ha confiado importantes soldados.

Bowwod: Marioneta de Cromwell, huh…- Susurro fríamente para sí mismo.

Johnston: Si, tenemos los nuevos modelos de cañones, pero si abrimos fuego desde su rango máximo, tal vez no le demos al blanco.

Johnston: Pero le asegure a su Alteza que guiaría a los soldados a desembarcar a salvo en Tristain. No podemos dejar que los soldados de asusten. La moral podría bajar.

Bowood: (No creo que los soldados sean los que estén asustados)- Pensó, ignorando a Johnston dio una nueva orden. Después de todo ninguna ley rige los cielos.- Preparen los cañones de babor.

Johnston: ¡Si señor! ¡Preparen los cañones de babor!

Los soldados en cubierta empezaron a cargar los cañones con pólvora y municiones.

Un rugido ensordecedor se escuchó en la flota de Tristain, cimbro los cielos. Tristain estaba regresando los saludos con los cañones.

El plan de batalla había comenzado.

En aquel momento, Bowood se había convertido en soldado. Los detalles políticos, sus sentimientos personales, el juego sucio y cobardía de esta operación fueron olvidados. Como el Capitan de la Flota del Lexington de la Santa Republica de Albión, procedió con una rápida sucesión de órdenes.

La tripulación del viejo Hobart, una nave que viajaba al final de la flota, habia terminado con las preparaciones y comenzaron a evacuar por medio de los botes, los cuales habían hecho levitar por medio del hechizo “Vuelo”

Una escena increíble sucedió delante de los ojos de La Ramee. La nave que viajaba al final de la flota… la más vieja y una de las más pequeñas empezó a arder en llamas.

Capitán: ¿Qué? ¿Un incendio? ¿Fue un accidente?- Murmuro Fevisu.

Al siguiente instante, otra cosa increíble sucedió. Aquella nave fue engullida por las llamas y exploto en el aire. La nave de Albión fue reducida a cenizas y los restos se estrellaron en el suelo.

Capitán: ¿Q-Que es esto? ¿Es posible que el incendio alcanzara el depósito de municiones?

El “Mercator” estaba en caos.

Capitán: ¡Mantengan la calma! ¡Mantengan la calma!- Exclamo a los marineros.

Una bandera de señalización se veía desde el Lexigton. Un marinero comenzó a leer las señales con un telescopio.

Marinero: “De parte del Capitán del Lexington. Explique el porqué del hundimiento del Hobart”

Ramee: ¿Hundimiento? ¿De qué rayos hablan? ¡Ha explotado por si solo!- Dijo entrando en pánico.- Manden como respuesta: “Los disparos de mi nave fueron como respuesta a su saludo. Las salvas no contenían ningún tipo de munición activa”

Una respuesta fue mandada inmediatamente por el Lexington.

Marinero: “Su nave ataco con munición activa. Respondemos a su acto de guerra”

Ramee: ¡Es una tontería!- Sus reclamo fueron silenciados por el bombardeo proveniente del Lexington.

BANG

El mástil del “Mercator” fue roto y varios agujeros habían sido hechos en cubierta.

Capitán: ¡¿Cómo pueden tener tal alcance sus cañones?!- Hablo sorprendido, en la tambaleante cubierta.

Ramee: ¡Manden un mensaje! “Cesen el fuego, no tenemos intenciones de pelear”

La respuesta del Lexington fue un bombardeo con balas de cañón.

BANG

La nave se sacudió y varios encendidos empezaron aquí y allá.
Como un quejido el mensaje del “Mercator” se repetía una y otra vez.

Ramee: “¡Repetimos! ¡Cesen el fuego! ¡No tenemos intención de iniciar una guerra!”

Más sin embargo el ataqué del Lexington no daba signos de detenerse.

BANG

El cuerpo de La Ramee salió volando lejos de la vista de Fevisu.

La onda de impacto había tirado a Fevisu al piso. De pronto se dio cuenta de que todo el ataque había sido planeado. Nunca tuvieron la intención de “una visita de buena voluntad” despues de todo. Todo era un engaño de Albion.

La nave empezó a arder en llamas y los marineros heridos empezaron a gemir de dolor. Sacudiendo la cabeza al mismo tiempo que se ponía de pie, Fevisu exclamo.

Capitán: ¡El Comandante en Jefe esta muerto! ¡El Capitán del buque insignia tomara el control de la flota en este momento! ¡Reporte de daños! ¡A toda velocidad! ¡Preparen los cañones de estribor!

Wardes: Así que finalmente se dieron cuenta.- Dijo Wardes, el cual estaba aún lado de Bowood, mirando tranquilamente a la flota de Tristain. Wardes también creía que el Comandante en Jefe Johnston no merecía tener el tirulo y parecía incapaz de hacer algo.

Wardes en la práctica era el oficial al mando.

Bowood: Asia parece Vizconde. De todos modos parece ser que obtendremos la victoria en poco tiempo.

La Flota de Albión, que era superior en movilidad, tomo las medidas necesarias para detener el avance de la Flota de Tristian.

La Flota de Albión mantuvo su distancia y continúo disparando sus cañones. Su flota era el doble en número a la de Tristain y además contaban con el enorme Lexington, que tenía los nuevos modelos de cañones. No podían competir en poder de ataque.

Como si estuvieran atormentando a la Flota de Tristain, la Flota de Albión continuo disparando al “Mercator” que estaba en vuelto en llamas, empezó a hundirse. Y en ese mismo instante, el “Mercator” exploto con un rugido ensordecedor. Ninguna de las otras naves de la flota de Tristian estaba intacta. La flota entro en estado de caos por la pérdida del buque insignia.

Su destrucción solo era cuestión de tiempo. Se podía ver a las naves que empezaban a volar con las banderas blancas izadas.

En el Lexington, gritos de “¡Larga vida a Albión! ¡Larga vida al Santo Rey Cromwell!” se podían escuchar. Bowood alzo sus cejas. Durante sus días en la Real Fuerza Aérea, no era usual decir como “Larga vida a esto y aquello” durante la batalla.

Incluso el comandante en jefe Johnston se les había unido.

Wardes: Capitán, una nueva página en la historia se ha escrito.

Como si estuviera en duelo por sus enemigos, los cuales no tuvieron tiempo ni de gritar de dolor.

Bowood: No, solo una guerra ha comenzado.- Dijo en un susurro.

--Tristain—

Poco después de que llegaran las noticias de la destrucción de la Flota de Tristian en La Rochelle, una declaración de guerra por parte de Albión había sido recibida.

En ella culpaban a Tristain de que había roto de manera deliberada el Tratado de No Agresión atacando a su flota sin motivo aparente, y subrayaba: “En un acto de autodefensa, la Santa Republica de Albión le declara la guerra al Reino de Tristain”

El Palacio, que estaba muy ocupado por la salida de Henrietta hacia Germania, se sumió en un estado de confusión por el giro en los acontecimientos.

Los generales, ministros del gabinete sostuvieron una reunión. Sin embargo la reunión no era más que divagaciones desordenadas. Había opiniones sobre preguntar a Albión acerca de las circunstancias de los eventos, o si debían mandar mensajeros para solicitar ayuda por lo ocurrido.

Sentada en el sitio de honor de la reunión estaba Henrietta en shock.

Un Destino DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora