Un mal presagio

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--Dentro del hotel—

Mientras Wardes y compañía corrían hacia el puerto, los otros tres que quedaron empezaron a discutir sobre la batalla que tenían en frente.

Kirche: Ahora, es hora de comenzar. Hay una olla llena de aceite en alguna parte de la cocina, ¿cierto?

Guiche: ¿Te refieres a esas ollas para asar?

Kirche: Sí, tráelas con tus Valquirias.

Guiche: No hay problema.

Guiche se escondió tras una mesa, agitando su varita con forma de rosa.

Los pétalos cayeron suavemente en el piso y de estos emergieron valquirias de bronce. Estos aparecían continuamente en el piso y se dirigían a la cocina. Los soldados les apuntaban y disparaban sus flechas en contra de las valquirias de Guiche.

Las puntas de hierro de las flechas penetraban ligeramente en las armaduras de bronce, provocando que las estatuas se tambalearan.

Guiche rió, mientras las valquirias llegaban a la cocina tras el mostrador y recogían las ollas.

Kirche: ¿Puedes lanzarlo hacía la entrada?- Pregunta mientras… ¿se maquillaba frente a un espejo?

Guiche: ¿Te estas maquillando? ¡¿Justo en un momento como este?!- Exclamo con un gesto de absoluta sorpresa, pero igual dio la orden a sus valquirias de lanzar las ollas a la entrada.

Kirche blandió su varita y se levantó.

Kirche: Es que la obra está por comenzar, y si la protagonista no tiene maquillaje...- Agitando su varita hacia el aceite, el cual ahora se encontraba desparramado en el aire.- ¿No sería algo vergonzoso?

El fuego de Kirche salió de su varita y encendió el aceite, esparciendo las flamas con un gran sonido. En un instante, un grupo de mercenarios que avanzaba se alejó de la repentina llamarada. Kirche recito un hechizo de una forma seductora, agitando su varita de nuevo. Las flamas ardieron con más fuerza, dirigiéndose a los mercenarios de la entrada, envolviéndolos y haciéndolos gritar de dolor. Kirche se levantó y movió su cabello elegantemente antes de alzar su varita. A pesar de que todas las flechas volaban hacia ella, el viento de Tabitha las rechazo a todas.

Kirche: Queridos mercenarios desconocidos, no tengo idea del porque no están atacando.- Kirche sonrió e hizo una reverencia bajo la lluvia de flechas.- Pero, por favor, déjenme a mí, Kirche el Fuego sutil, ser su oponente.

--Afuera del hotel—

Sentada sobre el hombro de su golem de tierra, Fouquet se mordió los labios, molesta. El grupo que había ordenado atacar ahora retrocedía, confundido, luego de ser rodeados con fuego. Se volvió hacia el noble enmascarado que estaba junto a ella.

Fouquet: Ay, haciendo un escándalo solo por ese nivel de fuego… la verdad esos tipos no son nada fiables.

Enmascarado: Ya es suficiente, de todas formas…

Fouquet: ¡Pero no se puede derrotarlos así!- Le reclama.

Enmascarado: Esta bien, incluso si no los derrotan. Todo lo que tenían que hacer era separarlos.

Fouquet: Aunque digas eso, no dejare que esto continúe. Por su culpa estoy siendo humillada.

El encapuchado no respondió, sino que se paró como si no hubiera escuchado nada.

Fouquet: Bien, iré tras la chica Valliere.

Fouquet: ¿Y qué hago yo entonces?- Preguntó.

Enmascarado: Haz lo que quieras. Quema o cocina el resto, o lo que sea. Nos encontraremos en el restaurante de siempre.

El hombre salto del hombro del golem y desapareció en la oscuridad como el viento de medianoche, suave y susurrante.

Fouquet: Cielos… ¡Que hombre tan despreocupado!- Hablo disgustada.- No me dice nada de lo que está planeando.

Debajo de ella, los soldados gemían. Vientos fuertes llegaron desde dentro del local, esparciendo y avivando las violentas llamas. Incluso los arqueros escondidos en la oscuridad sintieron el calor.

Fouquet: ¡Demonios!- Grito dirigiendo su mirada hacia abajo.- ¡Ya es suficiente! ¡Son todos unos inútiles! ¡Salgan de mí camino!

El golem se alzó con un ruido atronador y avanzo hacía la entrada, dando golpes mientras avanzaba.

--De regreso con los combatientes—

Kirche y Tabitha controlaban las flamas en el salón, forzando fieramente a los mercenarios ir hacia afuera. El grupo de arqueros que se encontraba fuera también huyo del fuego, esparcido por el viento de Tabitha, dejando caer sus arcos.

Kirche: Ohoho, oho, ohoho.- Rio victoriosamente.- ¿Lo ven? ¿Entienden? ¡El poder mis flamas! ¡Si no quieren terminar quemados, mejor regresen a casa ahora! ¡Ahaha!

Guiche: ¡Esta bien, es mi turno!-Dijo, luego de hacer una aparición inesperada, apuntando a los enemigos, los cuales trataban de escapar entre los huecos de las flamas, para posteriormente enviar a sus valquirias.

Pero.

THOMP THOMP

Con un ruido fuerte y tronador, la entrada y todo lo demás desaparecieron.

Guiche: ¿Eh?

Un enorme golem emergió del polvo levantado y ateo con facilidad las estatuas de Guiche.

Kirche: Oh, lo olvide. Esa señorita problemática aún está aquí.- Dijo Kirche mientras chasqueaba la lengua.

Fouquet: ¡No sean tan arrogantes, niños!- Grito, mientras se encontraba parada sobre el hombro de su golem.- ¡Acabare con ustedes!

Kirche: ¿Qué hacemos ahora?- Kirche se volvió hacía Tabitha. Su amiga relajo las manos y agito la cabeza.

Guiche dio una mirada al golem gigante y se sumió en un ferviente pánico, gritando.

Guiche: ¡Todos, ataquen! Dije que…  ¡ATAQUEN! ¡Este el momento para que vean el espíritu de nobleza de Tristain! ¡Mírame, padre! ¡Guiche se convertirá en un hombre!

Pero, Tabitha le dio un golpe con su báculo, provocando que cayera al suelo.

Guiche: ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Déjame convertirme en un hombre! ¡En el nombre de Su Majestad la Princesa, deja que mi rosa se marchite aquí!

Tabitha: Tenemos que irnos.

Guiche: ¡No! ¡No, huiré!

Kirche: ¡Vamos, sabemos que serias el primero en morir en batalla!- Le respondió.

(Narrador: Huh, eso tuvo que doler)

Tabitha miro al golem que se acercaba y, de repente, parecía que había tenido una idea. Luego jalo de la manga a Guiche.

Guiche: ¿Qué?

Tabitha: Rosa.- Tabtiha señalo a la falsa rosa de Guiche.- Muchos pétalos.

Guiche: ¿Qué quieres hacer con los pétalos?- Pregunto, pero Kirche lo jalo dela oreja.

Kirche: ¡Simplemente, haz lo que Tabitha te dice!

Guiche molesto agito su varita con forma de rosa, enviando una gran cantidad de pétalos que volaban por el aire. Tabitha recito un hechizo, con la dirección de su viento, los pétalos se pegaron al golem.

Guiche: ¿Y qué harán los pétalos sobre el golem?- Preguntó.- ¡Se ve precioso!

Tabitha: Alquimia.- Ordena secamente Tabitha.

Sobre el hombro del golem, Fouquet, viendo a su creación cubierta de petalos, replico molesta.

Fouquet: ¿Qué es esto? ¿Un regalo? ¡No voy a dejar pasar eso aunque decoren mi golem con pétalos!

El golem alzo un puño y lo descargo contra el escudo verde que protegía a Kirche, Tabitha y Guiche. En ese momento la masa de pétalos se convirtió en líquido. El olor a aceite llego hasta la nariz de Fouquet. Como una maestra del elemento tierra, Fouquet comprendió instantáneamente la razón. Un hechizo conocido como “Alquimia”
Ellos usaron la Alquimia para convertir los pétalos en aceite.

Fue muy tarde para darse cuenta de que algo andaba mal. La bola de fuego de Kirche ya estaba bolando hacia su golem.

En un instante, el golem fue cubierto por fuego. Incapaz de soportar el calor y las llamas, el golem cayó de rodillas.

Viendo a su empleador en una posición de derrota, los mercenarios huyeron como arañas.

Kirche, Tabitha y Guiche se tomaron de las manos, alegres, aunque Tabitha no se mostraba mucho.

Kirche / Guiche: ¡Lo hicimos! ¡Ganamos!

Guiche: Yo… ¡gane con la alquimia! ¡Padre! ¡Su Majestad! ¡Guiche ha triunfado!

Kirche: Todo fue gracias al plan de Tabitha.- Dijo, mientras golpeaba la cabeza de Guiche con sus dedos.

Una espantada Foquet se paró frente a su golem quemado.

Foquet: ¿C-Como se atreven… vencerme a mi Fouquet, dos veces, con magia de tierra…?

Se veía lamentable, con su largo cabello quemado, sus ropas con marcas de huecos por todos lados, y su rostro negro como el carbón. La belleza la había abandonado.

Kirche: ¡Oh, qué bonito maquillaje! ¿Sabe, señorita? Ese maquillaje tan sobrecargado le queda bien… Me refiero a que ya está muy vieja…
Cuando termino de hablar, Kirche agitó su varita hacía Fouquet. Sin embargo, parecía que había agotado su energía con todos los hechizos que uso en batalla. Una pequeña y débil flama voló, y desapareció al instante.

Kirche: ¿Eh? ¿Qué pasa?- Dijo rascándose la cabeza.

Tabitha y Guiche parecían pasar por lo mismo. Pero Fouquet no. Sin embargo no dijo ningún hechizo, y simplemente se abalanzo sobre ellos.

Fouquet: ¡¿Vieja?! ¡Chiquilla, solo tengo veintitrés!- Fouquet apretó los puños y golpeo a Kirche, quien respondió de la misma manera sin dudar. Y así las dos pelearon, completamente diferentes a como lo harían usando magia.

Tabitha se sentó y, con el más mínimo interés en la pelea frente a ella, comenzó a leer. Guiche observaba a las dos mujeres peleando, y se sonrojo ligeramente. Parecía indiferente de su sucio aspecto.

Desde muy lejos, los mercenarios comenzaron a apostar quien ganaría.

--De regreso con Ryo y compañía—

Mientras Kirche y Fouquet se golpeaban, Ryo y compañía corrían hacía el muelle, con el camino siendo iluminado por la brillante luz de la las lunas. Wardes se acercó a las escaleras de un edificio y empezó a subirla.

Luego de subir un gran rato de escaleras, llegaron a la cima de una pequeña colina. Viendo todo lo que había frente a él, Ryo quedo un poco impresionado.

Era un árbol inmenso, con ramas creciendo en todas las direcciones.

Un Destino DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora