Un Nuevo Guiche

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Mientras tanto

1000 metros de distancia separaban los muros de la ciudad de Saxe-Gotha, de las trescientos cincuenta tropas del Batallón de Vineuil.

Quienes parecían más cansados que emocionados, solo esperaban la orden para moverse.

Este día, quince días después del desembarque. Finalmente el ejército aliado había decidido lanzar la ofensiva.

Liderando a segunda compañía, Guiche estaba mirando fijamente la ciudad cubierta de niebla de Saxe-Gotha.

¡Comandante de compañía!

El sargento a su lado, que era Nicola, lo llamo con voz suave.

Guiche: ¿Q-Qué pasa?- Pregunto entre serio y nervioso.

Aun no se acostumbraba a la idea de dirigir a todo un batallón.

Aunque todos los que estuviesen aquí no tuvieran ánimo ni espíritu de pelea, aun así eran responsabilidad de Guiche.

Nicola: No hay nada de lo cual deba preocuparse usted seriamente.

El argumento del sargento, calma ligeramente a Guiche, pero no puede evitar pensar en todo lo malo que puede pasar por estar mal informados.

Nicola: Según con los informes, en estos últimos días los cañones enemigos han sido destruidos por el bombardeo de las flotas aliadas, solo han desplegados semi-humanos para vigilar las calles.

Guiche: P-Pero los semi-humanos son considerablemente fuertes, sus cuerpos duplican el grosor de los nuestros… y ni que decir de los que llegan a usar mazos… esas cosas fácilmente aplastarían a un soldado…

A pesar de ser mago, Guiche había entendido que… si estaba en una guerra y era su deber dirigir a un batallón. Al menos debía de estar bien informado de los riesgos a los que todo el batallón podía enfrentarse una vez que entraran en combate.

Nicola: Pero aun con sus tamaños, esas criaturas son estúpidos y es sencillo engañarlos con trampas.- Declaro dando un paso al frente.
Observando la ciudad.

Guiche le dio la razón en su argumento, y agradeció en su mente la posibilidad de tener a alguien como Nicola con él en estos momentos.

No hace falta decir, que Guiche estaba sumamente preocupado por esta situación. Su primera batalla en la guerra, daba crédito al hombre junto a él por la experiencia y la facilidad que parecía tener para calmar tanto a él como a aquellos que se sintiesen nerviosos.

Y mientras el rubio dirigía una mirada hacia las murallas, no evito que una pregunta saliese de sus labios.

Guiche: ¿Desde dónde podremos lanzar el ataque? Toda la ciudad está cubierta de piedras, estarán vigilando las murallas y ni que decir de los que vigilen la puerta.

Nicola: No se preocupe.- Dijo calmado el hombre.- Alguien llegara pronto para abrirnos “una ruta”.

Paso alrededor de hora y media según la propia de Guiche, hasta que una flota de barcos de guerra apareció en el cielo, todos alineados perfectamente en una hilera.

A pesar de la distancia que los separaba, Guiche alcanzo a ver varias manchas negras saliendo de entre las nubes.

BOOM
BOOM
BOOM

El estruendo clásico de los disparos de cañón no se hizo esperar una vez que impactaron las esferas contra las puertas de la ciudad.

Una espesa nube de humo impidió que el batallón tuviese visibilidad por algunos minutos.

Un Destino DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora