El peligro se acerca

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El Palacio Real de Tristain se encuentra al final de la calle Bourdonne. Frente a las puertas del palacio, los miembros de la Guardia Mágica patrullan encima de sus caballos. Los rumores de que una guerra era inevitable se había extendido por la ciudad desde dos o tres días atrás. Se decía que la facción aristocrática rebelde “Reconquista” que había tomado Albión estaba por invadir Tristain.

Por lo tanto, el ánimo de los soldados que custodiaban el palacio se volvió tenso. Se había prohibido que los barcos y animales mitológicos volaron sobre él.

Hasta los sastres, vendedores de dulces y comerciantes eran inspeccionados para evitar que fueran magos disfrazados con alguna ilusión o una persona bajo la influencia mágica de hipnosis.
Justamente por estas circunstancias, fue cuando dos dragones de viento aparecieron por los cielos del Palacio Real, causando conmoción en la Guardia Real Mágica.

La Guardia Mágica estaba compuesta de tres escuadrones, cada uno custodiaba el Palacio Real por turnos mientras los otros iban a descansar.

Ese día le tocaba el turno al Escuadrón Mantícora. Cabalgando sus mantícoras, los nobles volaron hacia donde estaban los dragones que se encontraban encima del Palacio. Se podían ver cuatro figuras sobre uno de los dragones de viento además de un topo gigante que colgaba de su boca.

La Guardia Mágica hizo un aviso de que estaba prohibido el vuelo en esa zona, pero el dragón azul hizo caso omiso y aterrizo en el patio del Palacio. Encima de la bestia se encontraban: una hermosa muchacha de pelo color rosado tenue, una señorita alta con el cabello rojizo, un muchacho rubio, una pequeña niña con gafas que leía un libro, y un joven de cabello negro, el llevaba una espada atada a su cintura y  el cual montaba al dragón de color verde.

Los Guardias rápidamente rodearon al dragón, sacaron sus varitas como si fuesen espadas mientras preparaban hechizos. Un comandante con bigote grito fuerte y abruptamente mientras daba una advertencia a los sospechosos.

Comandante: ¡Suelten sus varitas!
Al instante, la expresión de los intrusos cambio de manera hostil, pero la pequeña joven de cabello azul solo sacudió su cabeza diciendo.

Tabitha: Palacio Real.- Le dijo a su grupo los cuales asintieron de mala gana y según lo ordenado bajaron sus varitas.

Comandante: Los cielos del Palacio Real actualmente son una zona prohibida. ¿Qué no lo saben?

La joven de cabello rosado bajo del Dragón y se presentó con voz firme.

Louise: Yo soy la tercera hija del Duque de la Valliere, Louise Francoise, no soy ninguna sospechosa. Necesito una audiencia con Su Majestad la Princesa.

El comandante se torció el bigote mientras miraba fijamente a la chica.
El conocía al Duque de la Valliere. Después de todo, era un noble muy conocido. El comandante bajo su varita.

Comandante: ¿Tú eres la tercera hija del Duque de la Valliere?

Louise: Si, así es.- Dijo a la par que miraba fijamente a los ojos del comandante.

Comandante: Es cierto… puedo ver que tienes los ojos de tu madre. Bueno, ¿Cuál es el propósito de venir aquí?

Louise: Me temo que no puedo contárselo. Es un secreto.

Comandante: En ese caso tendré que rechazar su petición. Conceder una audiencia sin saber el motivo, ¡es algo para perder la cabeza!- Respondió el comandante con ironía.

????: ¡Es usted idiota o que!- Exclamo una voz, todos voltearon al origen, y vieron que provenía de la persona que montaba al Dragón verde.

Esta silueta salto del Dragón y aterrizo estrellando una rodilla y el puño cerrado contra el suelo.

Automáticamente todos los soldados apuntaron sus varitas hacía el individuo. El joven se levantó y comenzó a caminar calmadamente hacía ellos.

Ryo: Soldados.- Los llamo Ryo.- Ahora no estoy de muy buen humor… así que bajen sus varitas…

Los soldados se vieron burlones a la petición de Ryo, y solo provoco que le apuntaran y algunos comenzaran a recitar hechizos.

Esto solo provoco que Ryo gruñera por lo bajo.

Ryo: (Que ni se diga que no se los pedí con amabilidad)-Pensó para poner su mirada sobre ellos.- Bajen sus…varitas… ¡YAAAAAAAAAAAAAAAA!- Exclamo.

Aquel grito aunque más bien parecía rugido, saco de sus casillas a los soldados y a los de Tristain, ese rugido les helo la sangre a los soldados provocando que soltaran sus varitas y miraran a Ryo con miedo.

Ryo se acercó a donde Louise y está mirando las reacciones de miedo de los soldados solo atino a suspirar.

Louise: No crees que te excediste.

Ryo: *Suspiro* Si creo que sí, pero, no estoy de buen humor luego de lo que nos pasó en Albión.- Le dijo en un susurro para que Louise asintiera.

Los soldados se habían recuperado del miedo influido por Ryo, pero antes de que hiciera algo una persona vestida con un manto purpura apareció en las puertas del palacio. Al observar a Louise siendo confrontada por los guardias, corrió rápidamente.

Henrietta: ¡Louise!

Al ver la cara de Henrietta corriendo hacia ella, las caras de Louise y Ryo se iluminaron aunque rápidamente Ryo la perdió al recordar al Príncipe Wales.

Louise: ¡Princesa!

Bajo la mirada de los guardias, ambas se abrazaron.

Henrietta: Oh. Has regresado sana y salva. Louise, Louise Francoise.

Louise: Princesa…- Los ojos de Louise empezaron a derramar lágrimas.- La carta… está segura. Metió su mano en el bolsillo, suavemente saco de ahí una carta. Henrietta asintió firmemente, mientras tomaba las manos de Louise.

Henrietta: Realmente eres mi mejor amiga.

Louise: Sus palabras son demasiado amables, Princesa

Sin embargo, al notar la ausencia de Wales en el grupo, la expresión que puso Henrietta fue de profunda tristeza.

Henrietta: Cómo me lo imaginaba… el Príncipe Wales se sacrificó por su reino.- Ante sus palabras Louise cerró los ojos, afirmando en silencio.

Henrietta: ¿Pero… donde está el Vizconde Wardes? No lo veo, ¿tomo otro camino? Oh no, ¿el…tal vez… cayo contra él enemigo? Pero, porque el Vizconde, el no…

Ryo vio la expresión de Louise la cual era una vacía, así que decidió tomar la palabra.

Ryo: Wardes… resulto ser un traidor, Princesa.

Henrietta: ¿Un traidor?- Una sombra se deslizo por el rostro de Henrietta.
Entonces dándose cuenta de la mirada expectante de los guardias, Henrietta dijo.

Henrietta: Señor comandante, ellos son mis invitados.

Comandante: Y-Ya veo.- Al oír esto, el comandante bajo su varita de mala gana y ordeno al resto hacer lo mismo.

Henrietta se volvió hacía Louise nuevamente.

Henrietta: ¿Qué es lo que paso exactamente en él viaje?... De todos modos, retirémonos a mi habitación para hablar. El resto de ustedes, descansaran un poco en otras habitaciones.

Dejando a Kirche, Tabitha y Guiche en la sala de espera, Henrietta llevo a Ryo y Louise a su habitación. Henrietta se sentó en una pequeña y delicada silla, poniendo sus manos sobre la mesa.

Ryo se dispuso a hablar al obtener la autorización de Louise.

Conto como Kirche y los otros se unieron al viaje.

Cuando tomaron un barco para ir a Albión y su posterior ataque por piratas. Y que al final resultó ser el Príncipe Wales.

La petición de Louise al Príncipe, el cual se negó.

De cómo Louise dejo el barco por la boda con Wardes, el cual no tardo en mostrar sus verdaderas intenciones, matando a Wales y tratando de quitar la carta a Louise siendo impedido por él.

Las ambiciones que tenía “Reconquista” de unificar Halkeginia y recuperar Tierra Santa de las manos de los elfos.

Y por último Ryo le conto sobre su combate contra los soldados golem.

Aunque la alianza entre Tristain y Germania estaban a salvo, Henrietta no pudo evitar derramar lágrimas.

Henrietta: El Vizconde era un traidor… ¿Cómo pudo ser? Tener un traidor en el seno de la Guardia Mágica…

Mirando la carta que ella misma había escrito a Wales, una lagrima cayo por su mejilla.

Louise: Princesa…- Silenciosamente sujeto la mano de la Princesa.

Henrietta: Fui yo quien le quito la vida al Príncipe Wales. No importa como haya sido, fui yo la que envió un traidor como mensajero…

Ante sus palabras Ryo sacudió su cabeza.

Ryo: El Príncipe ya había decidido quedarse en su reino. Usted no es la culpable Su Alteza.

Henrietta: Dime Louise, por lo menos leyó mi carta ¿verdad?- Louise asintió.

Louise: Si Princesa, el leyó la carta que escribió.

Henrietta: Entonces, él no me amaba.- Dijo mientras sacudía su cabeza por la tristeza.

Louise: Pero… ¿usted le pidió en su carta al Príncipe que escapara?- Henrietta asintió a sus palabras, mientras miraba la carta con tristeza.

Louise y Ryo recordaron las palabras de Wales. “Henrietta no me escribió para que escapara”. Y como ambos se lo imaginaron, estaba mintiendo.

Henrietta: Ahhh, con su muerte ya no tengo ninguna esperanza. ¿Y ahora qué hago con mi amor perdido?- Murmuro suavemente desde su asiento.- ¿Era su honor más importante que yo?

Pero Ryo había llegado a una conclusión diferente. Wales no se quedó para proteger su honor. Todo lo contrario, Wales tenía en mente no darle problemas a Henrietta… y para mostrar a los traidores que con las Familias Reales de Halkeginia no se puede jugar.

Ryo: No es como usted cree Princesa. Se quedó porque no quería dar ningún problema a Tristain.

Henrietta: ¿Para no dar ningún problema?- Pregunto confusa a Ryo.

Ryo: Citando las mismas palabras que el Príncipe me confeso, su huida solo daría una excusa para que invadieran Tristain, y sin ninguna excusa para invadir, se podría mantener la paz por más tiempo. A costa de su vida, se impido el comienzo de una nueva guerra.

Henrietta: ….Hasta en esos momentos, él no quería causarme ningún problema….- Dijo mientras suspiraba profundamente y miraba hacia la ventana.

Ryo: “Para morir con valor, hay que luchar con valentía”. Esas fueron las palabras que me prometió decirle.- Dijo con calma.

Henrietta respondió con una triste sonrisa.

“cuando una Princesa tan hermosa y delicada como ella se ponía de esa manera, hasta el aire parecía pesado”

Con solo mirarla en ese estado, a Ryo le dolía el corazón.

Henrietta apoyo los codos sobre la mesa que estaba junto a una hermosa estatua de mármol, y hablo con tristeza.

Henrietta: Para morir con valor, hay que luchar con valentía. Ese es un privilegio que tienen los hombres. Pero, ¿Qué hay de aquellos que dejan atrás? ¿Qué se supone que deben hacer?

Ryo cayo unos momentos pensando en que decir, hasta que se decidió a hablar.

Ryo: Si bien la muerte es algo con lo que todos nos enfrentamos en algún momento, y durante el tiempo perdemos a quienes amamos. También tiene algo bueno.- Dijo y tomo la atención de ambas féminas.- Mientras tengas muy presente los recuerdos felices que viviste junto a tu ser amado, el siempre vivirá en tu mente…y en tu corazón.- Termino de hablar para que la Princesa lo mirara sorprendida.

Louise: Princesa… si me hubiera esforzado más en convencer al Príncipe Wales…

Henrietta se levantó y enlazo sus manos con las de Louise.

Henrietta: Esta bien, Louise.
Cumpliste estupendamente tu misión que era recuperar la carta. No debes preocuparte por nada. Yo no les dije que lo convencieran de escapar.- Dijo y rio un con una mueca.- Con el obstáculo que podría haber destruido el matrimonio, ahora seremos capaces de formar una alianza con Germania. En esa situación, Albión no nos va a invadir tan fácilmente. La crisis ya paso, Louise Francoise.- Hablo de la manera más brillante posible.

Louise: Princesa, tome se lo devuelvo.- Dijo y saco de su bolsillo el Rubí de Agua que le habia dado, a lo que Henritta negó.

Henrietta: Por favor, quédate con le. Es lo menos que puedo hacer luego de todo lo que hiciste por mí.

Louise: No puedo aceptar este tesoro.

Henrietta: Por tu lealtad, es apropiado recompensarte con algo. Está bien, póntelo.

Louise asintió con la cabeza y se lo puso en el dedo. Al ver su acción, Ryo recordó el anillo que había quitado de la mano de Wales, pero antes de sacarlo Henrietta, lo miro.

Henrietta: Pero, cambiando de tema… mencionaste que cuando derrotaste al Vizconde, aparecieron bestias de tu mundo ¿no es cierto?

Ryo: Si, esas “bestias” como usted les llama son criaturas hechas de arcilla, no poseen sentimientos ni emociones solo sirven órdenes.

Henrietta: Por lo visto las conoces bien.

Ryo: Si, mi abuela me conto sobre ellas.- Dijo y Henrietta lo miro curiosa, para que luego Ryo frunciera el ceño.- Lo que no comprendo es como llegaron aquí, recuerdo que mi abuela me conto que el ser que las fabricaba fue encerrado junto a Bandora.

Henrietta: ¿Quién es Bandora?

Ryo: Bandora fue la enemiga del equipo de mi abuela materna, pero ella esta sellada junto con el resto de sus seguidores. Y si alguien logro liberarlos podrían estar en alguna parte de Halkeginia.- Menciono y ambas mostraron preocupación.

Henrietta: Si lo que dices es cierto, nuestros soldados no podrán con ellos si llegan a enfrentarlos.- Dijo y Ryo negó.

Ryo: No tiene que ser así.- Dijo y saco de su bolsillo dos comunicadores, y le dio uno a Henrietta.- Con esto podrá comunicarse conmigo si uno de sus soldados se enfrenta contra algún sujeto de mi mundo. Para que funcione  presiones este botón.- Señalándolo.- Manténgalo presionado para que nos mantengamos en contacto.- Termino para que Henrietta asintiera.

Ryo: Lo olvidaba, Princesa un recuerdo del Príncipe Wales.- Dijo y saco el Rubí de viento, y entregándolo a Henrietta quien puso una expresión de asombro.

Henrietta: ¿Este es el Rubí de Viento? ¿Dices que es del Príncipe Wales?

Ryo: Sí, creo que él hubiese querido que lo tuviera.

Henrietta puso el Rubí de Viento en su dedo. Como era de Wales, le quedaba muy grande pero cuando Henrietta recito un hechizo de disminución, el anillo se achico hasta ajustarse al tamaño adecuado.

Henrietta acarició suavemente el anillo, con lo que Ryo soltó una pequeña sonrisa.

Henrietta: Gracias, amable familiar.- Dijo mientras ahora tenía una sonrisa llena de dolor, pero a la vez de gratitud hacia Ryo.

Henrietta: Ese hombre…murió valientemente ¿verdad?

Ryo: Si, así es.

Henrietta: Entonces… desde este momento voy a vivir valientemente.- Murmuro mientras miraba el Rubí del Viento, y cuando miro que Louise no los observaba dio un beso en la mejilla a Ryo quien no pudo reaccionar.- Gracias por protegerla.- Hablo en un susurro.

--Tiempo después—

Durante el vuelo de vuelta a la Academia de Magia de Tristain, Louise y Ryo permanecían en silencio.

Un Destino DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora