Mision y un Rencuentro

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La Princesa Henrietta acababa de aparecer en la habitación de Louise.

Parecía estar llena de emociones reprimidas, se agacho y abrazo a la
chica que se encontraba arrodillada.

Henrietta: ¡Oh! ¡Louise! ¡Louise! ¡Mi querida Louise!

Louise: Esto no está bien, Su Majestad, venir a un lugar tan humilde como este…- Dijo ceremoniosamente.

Henrietta: ¡Oh, Louise! ¡Louise Francoise! ¡Deja de actuar tan formalmente! ¡Tú y yo somos amigas! Somos amigas, ¿no es así?

Ryo, se encontraba sorprendido, al ver que su Ama y la Princesa de Tristain eran amigas.

Henrietta: ¡Para eso, por favor! Nadie, ni el cardenal, ni mi madre, ni ninguno de esos bulliciosos aristócratas de la corte que zumban alrededor con esas caras amistosas están aquí. Oh ¿no tengo amigos que se abrirán a mí? Si incluso Louise Francoise, la vieja amiga que he extrañado tanto, actua tan distante, moriré.

Louise: Su Alteza…- Louise alzo su cabeza.

Henrietta: Cuando éramos pequeñas, ¿no íbamos juntas y cazábamos mariposas en el patio del palacio y quedábamos todas embarradas?

Louise: Si.- Respondió con timidez.-… y La Porte, el chambelán, nos regañaban por tener las ropas tan sucias.

Henrietta: Si, tienes razón, Louise. Discutíamos sobre esos grandiosos pastelillos de crema y terminábamos teniendo una verdadera pelea. Siempre que peleábamos yo era la que perdía. Tú me jalabas el cabello y yo comenzaba a llorar.

Louise: No siempre, la Princesa gano por lo menos una ocasión.- Dijo tratando de lucir sentimental.

Henrietta: ¡Lo recordaste! Viéndonos a las dos, cualquiera llamaría a esa batalla “El Asedio de Amiens”

Louise: Eso fue cuando peleábamos por un vestido en el dormitorio de la Princesa.

Henrietta: Si, en medio de nuestra “Corte Real” ficticia, terminábamos peleándonos porque las dos queríamos ser la Princesa. Pero al final fue mi golpe en tu estómago, Louise Francoise, lo que lo decidió.

Louise: Me desmaye en presencia de la princesa.

Después de eso, ambas intercambiaron miradas y empezaron a reír. Ryo, siguió viéndolas con una sonrisa. La Princesa habría parecido toda una dama, pero en el fondo era una joven como cualquiera que Ryo había conocido.

Henrietta: Es más que eso, Louise. Ay, me estoy poniendo más nostálgica, las lágrimas se me salen.

Ryo: Sí me permiten preguntar, quisiera saber ¿Cómo es que ustedes se conocieron?- Pregunto mientras veía como Louise cerraba sus ojos, recordando a su opinión, antes de responder.

Louise: Yo tuve el placer de servir a Su Alteza como compañera de juegos cuando éramos niñas.- Louise miro a Henrietta.- Pero, estoy profundamente conmovida que la Princesa recuerde esas cosas… pensé que ya se había olvidado de mí.

La Princesa dio un gran suspiro antes de sentarse en la cama.

Henrietta: ¿Cómo podría olvidar todo? En esos tiempos, cada día era divertido. No había nada de qué preocuparse.- En su voz había una profunda tristeza.

Louise: ¿Princesa?- Dijo preocupada, mientras miraba el rostro de Henrietta.

Henrietta: Como te envidio. La liberta es una cosa tan maravillosa, Louise Francoise.

Louise: ¿Qué está diciendo? Usted es la Princesa Real ¿o no?

Henrietta: Una princesa nacida en un reino es como un pájaro capturado en una jaula. Vas de aquí para allá por cada capricho de tu amo…- Dijo, pareciendo solitaria, mirando fijamente a la Luna fuera de la ventana. Luego cogió las manos de Louise y le dio una dulce sonrisa antes de seguir.- Me… me voy a casar.

Un Destino DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora