Héroes

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Al día siguiente

Era el atardecer de un nuevo día; De pie frente a las puertas del castillo de Alhambra, un miembro de la armada de Galia montaba guardia, pero se notaba que no era lo suyo pues bostezo sonoramente.

Su compañero lo miro con molestia, dándole un codazo al brazo.

Oye.

¿Hmm? Haaa

Ahogo una queja, observando el claro aburrimiento de su compañero.

¡Si no te comportas a la atura, seremos reprendidos por el comandante!

¿Quien? ¿El Barón Misscoeur?- Pregunto, su cerebro comenzando a operar.- No te preocupes, es un idiota.

Para que un soldado diga eso de un oficial superior, debía haberlo tratado mucho para poder decirlo sin dudar.

No me refiero al idiota. Sino al tipo inhumano.

Reprendió, aclarando ahora a quien se refería. El resultado fue inmediato.

El soldado adormilado sacudió la cabeza rápidamente, todo el estupor abandonando su ser.

¡No lo menciones tan a la ligera!... Oh Fundador Brimir, por favor protege mi alma.

De inmediato comenzó a rezar, esperando no ser golpeado por aquel ser. Su compañero reprimió un escalofrió, mientras continuaba vigilando.

Tampoco deseo ser reprendido.- Dijo él.- Por eso no menciono su nombre... pero no sé qué demonios pasa el día de hoy... hace unas horas fui a las calles a almorzar, pero todo el vino se vendió.

¿En serio? ¿Todo el vino?

En serio. Alguien ha comprado todo el vino de la villa; Maldita sea, fui a todos los bares y ninguno tenía una mísera botella, ¡Que desgracia!

¡Carajo que lo es! ¡Es lo único placentero en el desierto maldita sea!, ¿Quién crees que nos haría esto?

Mientras ellos hablaban, un carro podía observarse venir por el camino de la villa. Pero ninguno de los soldados lo noto, hasta que el sonido de las ruedas fue lo suficientemente alto.

¿Y ahora qué?- Pregunto uno de ellos.

Había siete llamativos actores callejeros, hombres y mujeres presentes en el carro. Curiosamente, el vagón trasero estaba lleno de barriles. El carro se detuvo frente a las puertas. De inmediato apuntaron sus lanzas, pensando que podría ser un ataque.

¿Quién son y cuál es su asunto aquí?- Pregunto el antes adormilado soldado.

Una chica pelirroja ataviada con un vestido de bailarina con alto grado de exposición, dio una elegante reverencia, ocasionando que sus pechos quedaran ante la vista de los soldados.

Kirche: Somos un humilde grupo de actores callejeros, mis señores.- Respondió con educación Kirche.

Eso se nota. Esta no es una carretera para los suyos.- Respondió, mirando cada tanto hacia los pechos de la chica.

Se notaba joven, y aun así las tenías de buen tamaño.

Kirche: Ya lo sabemos mi señor.

Usando su encanto natural, les lanzo una mirada coqueta realzando sus atributos con sus brazos. Pese a sus intentos por mantenerse serenos, los atractivos de una mujer joven y morena, los cautivaron al instante.

Kirche: Hemos venido a proveer entretenimiento.

Lo último, lo dijo con un tono demasiado sugerente, haciendo que los soldados tragaran duro.

Un Destino DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora