C A P Í T U L O | 01

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01.- Consejo

¿Por qué a las personas le toman tanta importancia a la opinión de los demás?

¿Por qué hay que esmerarse en buscar esa aprobación social para no salir heridos?

Tal vez era por aquella presión que se imponía, de cumplir ciertos estereotipos y "reglas", todos impuestos por la misma sociedad con el paso de los años.

Era una realidad que quienes tenían el poder de cambiar los estereotipos, era la gente joven, esas mentes y almas que descubrían el mundo todos los días con una esperanza de tener una buena vida.

La razón era muy sencilla, los niños eran lo suficientemente puros de mente cómo para pensar en la maldad que la sociedad causaba, los adultos siempre creían saber que era lo correcto y normal, basándose en lo que vivieron en sus tiempos de juventud por mano dura.

La vida era un constante cambio, las cosas del pasado nunca serían las mismas que las de un presente y un lejano futuro. Y quiénes notaban esos cambios, eran los jóvenes, los que cada vez se daban cuenta de cómo esas ideas del ayer, afectaban a las personas del hoy.

Por ello, era que si una sociedad completa conjuntaba una idea de manera amena y general, los estereotipos y reglas podían cambiar a su criterio.

Los jóvenes tienen el poder de sanar un mundo, solo necesitaban darse cuenta del daño que tenía.

Eso era lo que una pequeña y hermosa ciudad, comenzaba a vivirlo.

Los citadinos adultos que conformaban esta ciudad, eran los jóvenes que en su generación, fueron aquellos que dieron un pequeño avance para aceptar a cualquier persona que solo goza de su libertad sexual y autónoma.

Orientaciones sexuales, vestimentas distintas a lo que consideraban aptas a su género, actitudes que no creían eran las adecuadas y cambios de sexo hasta llegar a una comodidad propia, todo eso que conformaba una comunidad que luchó por años para ser normalizada, hoy en día, en esta ciudad, comenzaban a aceptarlo apenas.

Dentro de algunos años, probablemente ya ni siquiera habría necesidad de salir del famoso "clóset". Pues solo eran personas amando personas. ¿Qué había de malo en eso?

Pero claro, aún había personas que se pusieras en mente aquel tema, personas que no comprendían cómo se disfrutaba tener algo con personas de tu mismo sexo.

Tal vez, era porque los padres de esos individuos, no alcanzaron a aceptar por completo la diversidad sexual y por ello no quisieron esforzarse en que sus descendientes lo alcanzaran.

Y justamente, en estos momentos, una de esas personas se hallaba agitada, el sudor de su cuerpo cayendo, el calor que el sol emanaba, cobijaba cualquier sitio, el agua en estos momentos era urgente.

Esa persona, de cabello claro y ojos verdes cuál lima, tenía nombre y apellido; Aristeo Hayes.

—¡Tres a uno! —avisó a todo un equipo entero, luego de haber marcado un gol más en la portería contraria.

Ahí se hallaba en medio de la cancha, al capitán del equipo, Aristeo  Hayes era uno de los chicos más apuestos y sexies que esta escuela ha producido, su cuerpo atlético y sus facciones lindas y suaves eran lo que muchos ansiaban ver en cada juego.

Sacó su camisa al igual que muchos de sus jugadores, el sudor de las personas en la cancha comenzaba a sofocarlos, ahora su único deseo, luego de dos horas en juego, era descansar y beber mucha agua.

Por suerte, el juego de hoy no era más que una práctica, por lo que pudieron terminar pronto y empezar a darse un respiro.
El capitán del equipo dió luz verde para poder dar por terminado el juego, cuando el tiempo había acabado, y hubo ganador.

BRYANT ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora