C A P Í T U L O | 13

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13.- "Desayuno"

Aristeo Hayes

Mírenlo, durmiendo como si ayer no me hubiera jodido hasta que le rogué que se detuviera.

Veía a ese moreno dormir tan tranquilo, sin remordimientos.

Toqué su mejilla con mi dedo.

A decir verdad, las mejillas de Bryant son muy suaves y blanditas... Lástima que esa es la única parte de su cuerpo que esté blanda.

¡Me duele todo!

Tendré que buscar que me acomoden la cadera.

Con solo recordar las imágenes que ocurrieron toda la noche, mi mente quería golpearse a si misma.

Sin embargo, agh, lo que ayer pasó fue... Increíble, por más que mi cerebro me hiciera avergonzarme ahora.

Bryant estaba recostado al lado de mí, completamente dormido, su cabello de verdad estaba tan alborotado.
Cómo yo ayer.

De hecho, volví a desmayarme seguramente.

Y es que, no estábamos abrazados cómo se supone algunos despiertan, y cada vez que giraba mi cabeza a verlo, a mi cabeza venía al menos un fragmento de ayer en la noche.

Bryan tenía sus manos en mi cintura, mi cuerpo no dejaba de saltar, mi cadera no paraba de moverse, él se mantenía sentado en la orilla de la cama, y yo, no dejaba de follarme a mi mismo con su miembro.

Su agarre se hizo más firme, ayudándome a bajar y subir con más fuerza y descontrol. Esto era tan delicioso y placentero, no podía creer que en serio había llegado a este punto de ser yo quien quien estuviera saltando para meter y sacar algo de mi.

Pero, ¡Agh, me encanta esta sensación!

Su respiración se acercó a mi cuerpo, dejando besos en mi cuello, gruñendo por cada estocada que me proporcionaba, mis brazos pasaban por su cuello abrazándolo y simplemente no podía decirle que no a algo, dejé que me usara como quería.

—Mierda, no sabes lo malditamente lindo y sexy que te ves queriendo ser follado —susurró en una risita, poniéndose de pie, no sabía de dónde sacaba tanta fuerza, pero ya me tenía en el aire, mis piernas rodearon su cintura, y mis brazos seguían aferrados a él.

En este pequeño momento, su fuerza me hizo caer por completo en su miembro. Y tal cual me pasó la primera vez, tocó ese punto especial, haciéndome soltar un gemido más alto.

—¿Qué? ¿Te gustó? —preguntó perversamente, elevó mi cuerpo desde mis muslos, y volvió a dejarme caer, otro gemido salió, mi interior siendo saciado con su grueso miembro—. ¿Quieres que siga?

Le gustaba hacerme sufrir y suplicar, eso era seguro.
Y a mí, también me gustaba jugar con él.

Y además de que, era tan sincero con todas mis peticiones, porque Bryant me hacía ser tan honesto.

—Por favor, sigue —pedí poco audible, intentando mover la cintura—, lléname —acerqué mi boca a su oído, susurrándole—, quiero esto toda la noche.

Mi espalda golpeó la pared de la habitación por su empujón, apretando más mi cuerpo.

Y así morí teniendo sexo en la cama, ducha, pared, suelo, y en todos los lados del cuarto.

Claro que ya era de mañana, había un gran ventanal en la habitación que dejaba entrar toda la luz.
Había revisado mi celular cuando desperté, tenía muchas llamadas perdidas de Cosette y Elian, pero el último mensaje de la morena, fue cuando me avergoncé.

BRYANT ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora