C A P Í T U L O | 16

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16.- "El Sueño"

Aristeo Hayes

¡¿En serio?!
¡¿Robarle un beso y huir?!

Odio todo.
No pude evitarlo, la tentación me había ganado de forma inhumana.

Llegué a la puerta de mi casa deprisa, intentando abrirla con las llaves, miré por un segundo hacia la izquierda, Bryant ya estaba arrancando para irse.

Tomé un pequeño respiro, al menos ya no tenía que lidiar con la presión de que pudiera decirme algo en persona.

Entré a casa, las luces estaban apagadas, a excepción de una lámpara de la sala, mentiría diciendo que tenía ganas de regresar hoy, porque era una realidad que ya no quería estar aquí.

No era solo por lo que mi madre mencionó en nuestra discusión, esa había sido como la gota que derramó el vaso de todos los meses que estaba buscando salir.
Ella me había dicho varias cosas en nuestras discusiones anteriores, cosas que no me molestaban tanto.

El hecho de que haya mencionado a alguien que ella sabía que no me gustaba que metiera en nuestros problemas, fue como un motivo definitivo para irme, porque había sentido ese golpe, esa decepción de que poco le importó lo que le pedí.

Podría parecer exagerado, pero para mí, que mencionara a mi padre era mi punto débil, ella lo sabía, y lo usó en mi contra.

No podía decir que esa era la razón por la que quería irme, simplemente sabía que ya no debía estar aquí, y que era mejor irme antes de que los problemas con ella se agudizaran, porque era claro que después de esta última pelea, ya nada iba a ser lo mismo.

Miré a una de mis hermanas en la sala principal, parecía que me estaba esperando, pues en cuánto me vió, se puso de pie directo hacia mi.

Di un respiro apurado, no esperaba que Faith estuviera despierta, mucho menos esperándome.

La noche invadía la mayor parte de la casa, Faith vestía igual que siempre, de esa manera formal, que imponía y dejaba en claro que ella podría tomar el control de la situación.
Caminó hasta mi, de verdad que yo era más alto, y aún así, tenía tanto miedo.

Llegó a al menos un metro de distancia, y cruzó sus brazos, su rostro no expresaba más que seriedad, frialdad, me estaba matando de los nervios porque no me decía nada.

—Mamá está en su habitación apunto de dormir —explicó serenamente—, Dalia se fue a su casa... ¿Dónde estabas tú?

No quise responder, ya no quería más problemas.

—Están haciendo drama por algo tan peque...

—No te pedí opinión de cómo estamos sobrellevando que estés descarrilandote, te pregunté dónde estabas —interrumpió de la misma manera, ella no subía la voz, no parecía enojada, solo hablaba con esa simplicidad y crudeza.

—Fui a hacer unas cosas, ya deberías irte también.

Levantó la mirada. —¿En serio piensas que voy a creerme eso?

—Es que, no entiendo —solté—, sí, estuve con Bryant toda la tarde, pero no entiendo por qué les preocupa tanto si me gustan hombres o mujeres, si salgo con Bryant o no, él es un chico increíble que me acompañó y me hizo olvidar lo crueles que son, y ambas solo están molestas porque él me gusta, ¿no deberían ser ustedes las personas maduras aquí?

—No se trata de qué te gusta, se trata de lo que mamá sabe que está mal, salir con chicos siendo un chico no está bien, Aristeo, y si ella te dice que ese chico es peligroso, es por algo.

BRYANT ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora