C A P Í T U L O | 39

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39.- "Despedida"

Narrador Omnisciente

«Me quiero morir».

El cuerpo de Aristeo sufre.
Sufre en algunas zonas, pero también se siente relajado en cierta parte.

El sol ya había salido, las sábanas lo cubrían a él y al chico que lo abrazaba por detrás.
Aris se había despertado hace unos minutos, mientras que Bryant seguía con sus ojos cerrados.

Siempre pasaba lo mismo, a Aristeo le gustaba recordar lo que haya sucedido la noche anterior.
Recordó como lo hicieron en todas partes y con tal pasión, seguro se había desmayado de nuevo por tantas veces que se corrió y ayer no había comido como normalmente lo hace.

La habitación estaba siendo iluminada con el sol que apenas aparecía. Ropa regada por el suelo. Todos los chocolates se habían terminado, y las esposas que tanto usaron ayer, ya estaban rotas. Solo ellos sabían cuántas veces y en dónde lograron esposarse uno al otro.

Primera hora de la mañana y ya quería que todo se repitiera, quería volver a ser sometido en esta cama, en aquella ventana gigante y en la ducha.
La habían pasado demasiado bien, su cuerpo estaba lleno de chupetones y mordidas en absolutamente todos lados.

Bryant no estaba más intacto, tenía su espalda y pecho rasguñados, su cuello cubierto de esos mismos chupetones con una mordida.

Mmh quizá debería...

—Te estoy viendo –una ronca y mañanera voz llegó a sus oídos después de que decidiera pegar su trasero a Bryant.

—Buenos días para ti también —burló sonriente.

O'Donell se movió para acercarse más, claro que tenía los ojos cerrados desde hace tiempo, pero estaba despierto.
Aristeo dio una respiración de paz, Bryant empezó a dejar pequeños besos en su hombro cuello, no era primera vez que hacía eso al despertar, pero le gustaba demasiado a ambos.

—Te llevaré a tu departamento cuando salgamos. Empacamos el resto de tu ropa y después te acompaño en taxi hasta el aeropuerto, ¿estás bien con eso?

Asintió restregando su mejilla con la almohada. —A mi parecer, es un gran plan. Aún podemos estar aquí algo de tiempo... suficiente.

—¿En serio? —Bryant pasó sigilosamente su mano por debajo de las sábanas, dejó de acariciar los muslos de su chico como lo estaba haciendo, y pasó a deslizarla hasta su ingle.

—Sí, aún es temprano —añadió coquetamente—, tenemos hasta las nue... ah, hasta las nueve.

La gran mano de Bryant llegó hasta el miembro de Aris, lo tomó, y por supuesto que empezó a estimularlo. Hayes movía su cadera al frente y de regreso, dejando que el miembro de Bryant se rozara con él, eso le gustó hasta ponerse erecto con el roce y los sonidos ya eróticos de su chico.

Definitivamente iban a adorar su última mañana juntos, iban a aprovecharla lo más que se pudiera.
Ellos habían tenido una noche perfecta.

Pero, sus amigos no podían decir lo mismo.

••.•'¯'•.•• - ••.•'¯'•.••

—Me quiero morir —fue la confesión de un rubio de ojos rasgados-, te dije que no debíamos excedernos en la fiesta, no nos limitaste.

—Eso no es lo mismo que dijiste cuando intenté quitarte la botella de vodka.

Elian tomó de su bebida energética recién comprada, viendo a la chica recostada en su cama.

BRYANT ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora