C A P Í T U L O | 17

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17.- "Paseo en Solitario"

Aristeo Hayes

—Bienvenido a Saeli's House, esperamos que su vista sea... ¡Oh por dios, Aristeo, al fin te dignaste a lucir tu cuerpo!

—Déjame entrar —pedí—, no estoy muy contento de vestir esto, quiero quitarmelo.

—Claro, buen día para ti también, Teo.

Elian sonrió, dándome entrada a su casa, no sin antes quitarme los zapatos en la entrada cómo él nos había indicado siempre que veníamos hacia acá.
Claro que, hoy parecía no tener planes, pues seguía en su pijama de época primaveral, aunque no era primavera.

—La verdad, amigo, déjame decirte que te ves lindo con eso —explicó, siguiéndome el paso, analizandome mientras caminaba rodeandome—, ¿por qué no te lo dejas?, es de tu talla.

—Yo no uso estas cosas, no lo quiero, ¿dónde está mi camisa?

—Aristeo amargado —susurró entre dientes—, sube, está en mi cuarto.

La casa de Elian, al igual que la de Cosette, no era una casa enorme o lujosa, al ser casas pagadas por su beca universitaria, no tenían cosas caras, sin embargo, supieron despejar el espació y comprar una que otra decoración que hacía ver sus hogares más de su estilo.

Ambos no tenían qué preocuparse tanto por cubrir los gastos completos de una casa, afortunadamente solo debían pagar quizá menos de la mitad, además de la comida que claro ellos debían comprar.

Subimos a su habitación, mi camisa ya me estaba esperando ahí, mientras Elian solo se iba a recostar a una silla flotante, una especie de esfera abierta dónde él pasaba la mayoría del tiempo sentado.

Intercambié la ropa, el top de color durazno desapareció de mi torso, y una camisa de manga corta, con un color negro y estampado de nubecitas blancas tomaron su lugar, pasé la camisa por debajo de mis pantalones, ahora sí estaba más cómodo.

Me mire al espejo mientras arreglaba mi ropa.

Mmh, quizá debería usar algo más, un accesorio, nunca he usado cadenas, pero pienso que se verían bien.
Bryant tiene bastante de esas...

Agh.

—¿Y por qué esa cara de "odio todo lo que no se mueva y lo que se mueve, lo odio más"? —preguntó tranquilo—, más importante, si no te gusta usar esto, ¿por qué lo tienes puesto?

Aquí es dónde comienzo a mentir.

—No dormí bien, tuve dolor de espalda —expliqué, quitando toda expresión de tristeza—, fue horrible.

Rió. —¿Y cómo no? Si te llevaron a la cama casi por tres noches seguidas, tienes todo el derecho de tener dolor de espalda, me sorprende que sigas de pie. Se ve que O'Donell no conoce la suavidad.

—¡Elian! —me quejé—, deja de decir esas cosas.

Sonrió nuevamente, dejando su teléfono de lado.

—¿Qué tiene de malo? Debes quitarte esos temas incómodos, al contrario, tienes que tener más confianza en hablar de esos temas para que tú y tu pareja ya sea sexual o amorosa, tengan mayor placer a la hora de tener sexo y más confianza de que no se hará nada que no quieran —explicó, cómo todo un profesional.

Sí, pero ya ni siquiera voy a tener que hablarlo con él, ya se acabó.

—Buen punto —emití.

Me miré un poco más en el espejo, al menos ahora solo estaba pensando en lo posiblemente bien que me veía en cualquier tipo de ropa, no puedo evitarlo.

BRYANT ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora