C A P Í T U L O | 06

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Atención querid@s lector@s, en este capítulo se integró la leyenda de una serpiente negra, quiero que se sepa que la leyenda no es real ni existe, fue totalmente sacada de mi cabeza pero se muestra como algo real, por el bien de la historia.

Pero, para resultados más eficientes, díganle a sus mentes que la historia es real jaja.

06.- "Foreign"

Aristeo Hayes

Me había ganado el puesto de sub-capitán del equipo porque a pesar de no tener una actitud de liderazgo como el verdadero capitán, yo era muy entregado al deporte, siempre era fiel a la idea de entregar todo en la cancha y dar lo mejor.

Era rara la vez que me distraía, la ocasión en las que no me concentraba en las jugadas, y para mal; hoy era ese día en el que no estaba atento a la práctica.

Y es que, ¿Cómo no iba a estar nervioso?, ¿cómo no iba a sentir que debía estar alerta? Si Bryant estaba en las gradas como siempre.
Originalmente, me daba igual si estaba ahí o no, pero luego de lo que hice hace horas en el pasillo, verlo si quiera de reojo me causaba tantos nervios, lo había topado pocas veces, las cuáles me ignoró.

Se supone que ya había terminado el entrenamiento, sin embargo, fue tanto mi bloqueo mental, que la única forma que encontré para despejarme era volver al segundo entrenamiento.

¡¿Cómo me atreví a hacerle esa invitación?
Fue una estupidez decirle eso, claramente no estaba pensando claramente, eso está de más decirlo.

Pero es que, cuando sentía como sus labios dominaban mi boca, y como sus manos parecían ordenarme que me quedara pegado a él. Fue mucho para mí confundida e inocente consciencia.

Tal vez le había hecho aquella propuesta por la duda fugaz que cruzó mi cabeza; ¿Cómo que su boca besara otras partes de mi cuerpo?

Entre eso y más, fue que decidí venir a entrenar, no soportaba tener tantas preguntas atrevidas.

Lo que no esperaba, era que al llegar él estuviera ahí en las gradas, pero lo que si esperaba, fue que estuviera sumido en un libro.

Lo veía de reojo... Se notaba muy tranquilo al leer, tranquilo y a la vez con un rostro que parecía avisar que aunque estuviera en su mundo, cualquier provocación violenta iba a hacerlo defenderse.

Pero cómo de costumbre, O'Donell ni siquiera miraba a otro lado.

—¡Hayes! —me sacaron de mi trance.

Volteé al partido, dónde una mano jaló mi hombro, me quitó del camino y a cambio; el capitán del equipo pateó la pelota que estuvo apunto de impactar contra mi, mandandola regreso al resto del equipo.

—¿Qué sucede contigo hoy? —preguntó esa figura pelinegra—. Estás muy distraído.

—Lo siento —aclaré—. Son problemas nada más... Es mejor que me vaya antes de retrasar la práctica.

El ojiazul de cabello negro y largo hasta las orejas, sin siquiera pedírselo, empezó a caminar a un lado de mi, mientras iba directo por mi mochila.

—No creo que tengamos mucho tiempo de hablar sobre qué te abruma, pero en serio, jamás te habías distraído así —comentó—. Cómo capitán, debo cuidar de mi mano derecha.

Reí. —Claro, ¿Y cómo esperas solucionar eso, genio?

—Mmh, bueno, hasta hace al menos desde que entraste al equipo, buscaba una buena excusa para invitarte a tomar o comer algo, y ahora la tengo —dejó escapar una burla—. ¿Qué te parece si nos reunimos con otros del equipo a hablar de la probabilidad de ganar la final contra la otra escuela? Así te distraes y dejas de preocuparte por lo que sea que te afecte.

BRYANT ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora