C A P Í T U L O | 55

2.1K 123 115
                                    

55.- "Día de Hayes"

Narrador Omnisciente

Hayes cerró su última maleta arriba de la cama de Bryant. Hoy era el día, hoy ya se mudaba a su nuevo departamento.

No había manera de explicar la energía de este hogar, ninguno de los dos decía nada, y quizá era porque no tenían que hacerlo.

Ayer por la noche, cuando finalmente se abrazaron luego de un año entero de no verse y contener el cariño que sentían el uno por el otro; ambos quedaron profundamente dormidos y unidos en ese abrazo.

Bryant había dormido más tarde, y no porque no pudiera sino que no quiso, ya que entre más dormía, menos tiempo tenía de poder ver el rostro gentil de su Aristeo durmiendo.
Él sabía que extrañaba verlo dormir y darse cuenta de cuánto lo quería, pero jamás pensó que lo había extrañado tanto.

Al despertar, la vida le recordó a Hayes que por mucho que adoraba haber despertado siendo protegido por O'Donell; tenía una realidad que afrontar y debía dejar de ser un intruso. Recibió una llamada del edificio en el que estaba su departamento, en donde le dijeron que ya podía ir e instalarse.

Empezó a empacar las cosas que sacó de su equipaje, Bryant se encargó de ayudarlo con algo para comer antes de irse, por suerte era sábado, así que no tenía mucho qué hacer por la mañana.

O'Donell había tenido permiso de traer uno de los autos de la agencia donde trabajaba a su departamento, más que nada, por el tema de que ese coche era uno de los nuevos, pero lo habían dejado traerlo a casa debido a que estaban presentando problemas con el motor a la hora de encenderlo después de algunas horas, cosas de ingenieros en mecánica.

Y por supuesto, luego de empacar todo, llegó un momento para Hayes que no quería que de verdad ocurriera.

—Gracias por dejar que me quedara aquí, si hay una forma de devolverte el favor, puedes decírmelo y lo haré —expuso, acercando su equipaje a la salida.

Bryant tuvo en claro lo que quería, pero no lo quería como si le devolviera el favor, quería que fuera porque ambos lo deseaban.

—No me debes nada, Aris —afirmó comprensivo—, fue agradable tenerte aquí de nuevo. Y hablando de despedidas, aún no me digas adiós, te llevaré a tu departamento.

—Por supuesto que no, ya hiciste mucho por mi.

—Quiero y puedo hacer más —no evitó el contacto visual ni un segundo—, si te sirve, es una ayuda mutua, tú vas a tu departamento y yo hago mi trabajo conduciendo.

—Es que... —el menor casi le dice la verdad—, no quiero interrumpirte más, tú estás muy ocupado y yo solo te pedí pasar estas noches aquí.

Aristeo no iba a acceder, no porque no quisiera pasar tiempo con Bryant, sino que entre más rápido se aleje, más rápido podrá permitir que el destino sea quien junte a los hermanos alemanes.

Era un definitivo no, Hayes ya no quería hacer problemas.

●❯────────────────❮●

—Aristeo, existen casi infinidad de canciones en el mundo para que puedas colocarlas mientras estamos en un auto, y tú elegiste una canción infantil sobre la importancia de la amistad.

El juzgado aplastó sus labios, miró a su izquierda y le dio una sonrisita juguetona a Bryant.

—Es que me gusta esa canción, la escuché ayer en un vídeo sobre una serie y me dio risa, ¡La amistad es muy importante!

BRYANT ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora