C A P Í T U L O | 18

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18.- "Sentimientos Acumulados"

Aristeo Hayes

No me considero el mejor cocinando.

Normalmente prefiero comprar algo hecho antes de poner un pie en la cocina e incendiar todo lo que haya alrededor.
Ahora mismo no podía darme el lujo de gastar mi dinero tranquilamente, ya que ahora no sabía cuánto me costaría dormir bajo un techo, por lo que, ahora lo mínimo que podría hacer por Elian, era su desayuno.

Apenas estaba amaneciendo, yo había despertado hace treinta minutos, Elian aún no llegaba a su propia casa, y sabiendo lo que le gusta desayunar cuando probablemente muere de resaca y cansancio, me levanté a preparar algo, al menos sería una recompensa pequeña por un favor que no sabe que me está haciendo.

Cómo todas las mañanas, siempre les pregunto si llegaron a casa, ya que por su trabajo, siempre me preocupaba que pudiera sucederles algo a las altas horas de la noche que regresaban a casa.
Por un lado, Cosette me respondió alrededor de la una de la noche, cuando estaba dormido, y por fortuna si llegó a casa.

Y por otro lado, Elian ni siquiera ha visto los mensajes en dónde le digo que necesitaré alojamiento temporal.

La comida favorita de Elian para desayunar es sopa instantánea, y solo por eso lograba cocinarle en forma de agradecimiento.

Mentiría diciendo que pude dormir cómodamente, pues no fue así, si en los últimos días soñaba con cosas diferentes, esta última noche parecía que todos esos sueños se juntaron en uno solo.

Soñé con mi familia, con mis amigos, con Bryant, incluso con personas que hace años no veo.

Y el sueño que tuve sobre O'Donell, había sido el único lindo... Parecía un día cualquiera, en el que yo estaba en un departamento, estudiando, de pronto había sonado el timbre, y por alguna extraña razón sabía que era alguien que era mi supuesta pareja, cuando abrí la puerta, Bryant se había abalanzado a mí en cariños, era como si de verdad tuviéramos algo real, una relación.

Siempre me pregunté cómo sería O'Donell de novio, ¿sería más amoroso, más atento, detallista? O seguiría igual.

No me imaginaba qué tan afortunada sería la persona que estuviese con él, pero ahora que lo pensaba, quizá era que sí había alguien con dicha suerte, y claramente no era yo.
O quizá no había nadie y yo nunca lo dejé explicarme, era notorio que no supe cómo reaccionar, o mejor dicho, nunca sé cómo reaccionar.

A diferencia de Bryant, yo no pensaba antes de actuar, él sí tenía la habilidad o razonamiento de poder analizar las cosas antes de tomar una decisión.
Debía empezar a dejar de pensar en él, contrario a lo que creí, no ha dejado ni un mensaje, nada, de verdad se alejó justo como le exigí.

Fuera del sueño lindo y perfecto que tuve sobre él, los demás no fueron agradables, y esos fueron por los que no pude dormir muy bien.

En cuestión de segundos, mientras dejaba la sopa instantánea servida en un plato y me dedicaba a buscar los palillos para comer que solo Eli sabe usar, escuché que alguien abría la puerta fuertemente.

Miré a la entrada, un tailandés había entrado.
Elian miró por toda la sala de estar, mis maletas y como su sofá estaba convertido en cama.

Llevaba ropa clara, con eso me refiero a un short blanco que le quedaba bastante arriba, un top blanco con detalles plateados, e igualmente tennis blancos, acompañados de calcetas largas.

Talló sus ojos, se veía cansado, demacrado, apunto de quedarse dormido ahí mismo, además de que su cabello se veía muy desordenado.

Caminó hasta mi cuando me vió, y simplemente señaló el plato de comida.

BRYANT ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora