C A P Í T U L O | 15

4.2K 282 156
                                    

15.- "En Busca del Departamento"

Bryant O'Donell

No vas a creer lo que descubrí, ¡Un motel que renta juguetes a los inquilinos!

¿No sería peligroso usar cosas que ya usaron otros? —pregunté.

Pero pueden limpiarlas.

¿Y cómo sabes que si las limpian?

Se quejó. —¡¿Por qué haces tantas preguntas?!

Reí. —Te estoy salvando de una posible enfermedad de transmisión sexual, de nada.

¡Me restringes, Bryant!

Suspiré. —Y tu IQ disminuye drásticamente mientras a más chicos conviertes en tus parejas, ten respeto por ellos.

Hizo un grito ahogado. —¡Me sentiría muy ofendido si supiera lo que es IQ!

Déjame trabajar —ordené.

Jareth volvió a su peluquería, y yo al fin pude concentrarme en hacer por quinta vez el mismo dibujo sobre un cuaderno.

Abrir un estudio de tatuajes era algo nuevo y de lo cuál claramente no tenía idea de cómo lo hice, pero aquí estaba, vivito y esforzándome.

Afortunadamente estaba teniendo una buena racha inicial, la cuál considero podría mejorar en corto tiempo.

...

Mismas clases, misma universidad, mismas personas que creen que los voy a matar en cualquier momento.

La monotonía era algo con lo que tenía qué vivir. Pero si lo analizaba, era menos aburrida cuando tenía algo que leer, y maní, mucho maní.

Ningún lugar era tranquilo más que las canchas de soccer, que era donde estaba ahora mismo, que aunque siempre estaban los jugadores gritando por una anotación, la música lo compensaba, ellos no eran molestos, y era probable que ni siquiera me notaran.

Y claro, porque además de relajarme en este lugar, podía ver jugar a un chico, un chico que sin siquiera proponérselo había llamado mi atención con una forma peculiar de sonreírle a todos, en especial a sus amigos.

El niño bonito de soccer, el sub capitán del equipo. Aristeo Hayes.

Se notaba de lejos que él no estaba muy consciente del grado de fama que tenía aquí, estaba seguro que solo notaba a menos de la mitad de personas que querían llamar su atención.

Tenía claro que más de uno podía fijarse en el chico, y no los culparía, no hacía falta verlo dos veces para quedar hipnotizado.
Sin embargo, también tenía en claro que teníamos mundos diferentes, y que era mejor solo dejarlo como un pequeño amor imposible.

O al menos, eso había creído, hasta que el niño bonito me pidió pasarle la pelota que cayó al lado de mi.

Y ni por favor dice.

...

¿Qué se supone que debía decirle?, ¿no?

Cualquier persona a la que Aristeo Hayes la haya invitado a un motel, era claro que sería casi imposible negarse.

Yo no planeaba esto, yo no planeaba que él se acercara y prefiriera averiguar las cosas por sí mismo antes que fiarse de la opinión popular.

BRYANT ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora