Capítulo 1

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Soy capaz de aguantar el dolor sin dar un solo rastro de que sufro.

—Desconocido.

Mis piernas poco atléticas corrían a toda velocidad por las oscuras calles de la ciudad, desesperada por llegar a tiempo a la universidad y la falta de oxígeno quemando mis pulmones dificultaba tal tarea rogándome porque descansara unos minutos

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Mis piernas poco atléticas corrían a toda velocidad por las oscuras calles de la ciudad, desesperada por llegar a tiempo a la universidad y la falta de oxígeno quemando mis pulmones dificultaba tal tarea rogándome porque descansara unos minutos. Pero me negaba a hacerlo y retrasarme más de lo que ya lo había hecho, así que me enfoqué en la música que sonaba a través de los parlantes y aceleré mi carrera hasta que vi las instalaciones a pocos metros de distancia.

Con una sonrisa frené frente a la puerta y comencé a dar un montón de bocanadas de aire intentando recuperar el aliento perdido. Cuando recuperé la compostura ingresé a las instalaciones y atravesé el estacionamiento hasta llegar a la puerta de cristal y empujar suavemente para ingresar en el pasillo repleto de casilleros.

Mi casillero se encontraba cerca del cuarto del conserje, por lo que me dirigí hasta la parte más trasera del lugar y me recosté del casillero de al lado para abrir el mío y sacar los libros que no necesitaría hasta después del desayuno y colocarlos dentro.

Happy Now me transmitió a la antigua era e inevitablemente me imaginé un mundo sin sombras como se describían en los libros y por terminar fantaseando choqué con un cuerpo más alto que el mío y trastabillé levemente al marearme por el traqueteo, definitivamente debería comer más.

—Pero serás estúpida —mi cuerpo palideció al escuchar la voz de Sylva Greene.

—Ay, lo siento —miré hacia sus ojos negros y estos me miraban furiosamente.

—Se me acaba de romper el tacón por tu maldita culpa —suavemente quité el auricular que aún permanecía en mi oído y miré hacia sus pies confirmando que el tacón de su zapato negro derecho estaba partido.

—Yo... lo siento, no te vi, puedo pagártelo —ella me miró con cara de "¿enserio?".

Definitivamente no podría pagarle los zapatos.

—Claro que no me viste ni escuchaste, tenías esa maldita cosa en los oídos —sin contemplaciones me arrebató el pequeño Ipod que seguía reproduciendo la canción de hace un minuto.

Sin pensarlo dos veces lo arrojó y lo pisó con el mismo zapato que se le había roto.

—Ahora estamos a mano.

Dicho esto, se quitó ambos zapatos y se alejó de mi descalza. Yo solo me quedé ahí intentando procesar lo que acaba de pasar.

Mi Ipod estaba ahora destruido sobre la cerámica oscura del pasillo. Lo único que tenía para escuchar música y alejarme de esta realidad tan absurda yacía destruido frente a mis narices. Sin poder evitarlo una lágrima rodó por mi mejilla y me arrodillé frente al objeto verificando si tenía arreglo, pero era claro que no lo tenía.

Kingdom of ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora