Capítulo 24

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La mente no es un recipiente a llenar sino un fuego a encender.

—Plutarco

Mi cuerpo subía y bajaba sobre el suyo con fuerza intentando aceptar todo de él en mi interior, mis manos aruñaban su torso casi inconscientemente ante el éxtasis que arremetía con fuerza en todo mi ser

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Mi cuerpo subía y bajaba sobre el suyo con fuerza intentando aceptar todo de él en mi interior, mis manos aruñaban su torso casi inconscientemente ante el éxtasis que arremetía con fuerza en todo mi ser. Él lo había asegurado, me recompensaría y lo estaba haciendo en todo el sentido de la palabra ya que su miembro entraba y salía una y otra vez de mi llevándome a un estado de absoluto placer.

Mis labios soltaban jadeos inevitables en tanto el gruñía en mi oído cada vez que yo descendía con fuerza gracias a la presión que ejercían sus manos alrededor de mi cintura. El vaivén era hipnótico, casi surrealista, pero las sensaciones que tenía a flor de piel me confirmaban que lo que él me estaba dando era totalmente real.

El agua que nos rodeaba se deslizaba por los bordes por la demencia de nuestros movimientos.

—Joder —susurré al sentir como mis paredes se contraían dándole paso a un orgasmo intenso y arrasador gracias al que se me había sido negado en un principio.

—Lo has hecho excelente, preciosa —susurró dificultosamente en mi oído.

En tanto yo respiraba entrecortadamente tratando de recomponerme del intenso momento. Una sonrisa apareció en sus labios antes de besarme bruscamente haciendo bailar nuestras lenguas en un beso ardiente.

—Gracias, señor Landec —susurré divertida y él sonrió haciendo que mi corazón diera un vuelco ante la perfecta imagen que mis ojos presenciaban.

Mis ojos se cerraron casi por inercia y él rio al darse cuenta de que me había dejado sin fuerzas.

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—¿Por qué debe ser en la mañana? —pregunté mientras él ataba las sogas alrededor de mi abdomen.

—Porque te voy a colgar y me gusta estar seguro de que no comiste nada antes de —miré los aros que se encontraban anclados al techo y temblé levemente al entender cual era el siguiente nivel.

Yo me encontraba tendida en el suelo de madera con mis piernas atadas contra mis muslos y las manos atadas a mi espalda, Haytan se encontraba junto a mi marrando todo mi torso pasando las cuerdas dobles por mis hombros y por mis pezones dejando mis senos apretados contra las sogas. Al terminar el nudo que se encontraba efectuando pasó una soga más larga por una de las anillas antes de darme la vuelta dejándome de cara contra el suelo.

—¿Por qué te gusta hacer esto? —me atreví a preguntar.

Un azote fue directo a mi trasero logrando que me humedeciera con tal acción.

—Porque me ayuda a controlarme, no es fácil lidiar con las sombras de mi ser y casi todo el tiempo me piden salir, esta técnica requiere de control, porque hace más de diez minuto que quiero empalarte, pero me contengo.

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