Capítulo 27

15.5K 1.5K 491
                                    

Con tanto fuego en el alma que el cielo y las estrellas la reclaman.

—David Sant

Mi cuerpo estaba cubierto por un vestido blanco que me había prestado Hayle después de haberme duchado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi cuerpo estaba cubierto por un vestido blanco que me había prestado Hayle después de haberme duchado. Una vez pasado el aturdimiento de mi desmayo salí de la habitación para buscar a Haytan el cual encontré acostado en el sofá con su torso descubierto, un brazo sobre sus ojos y pantalones de chándal cubriendo la otra parte de su cuerpo.

Me senté en la pequeña mesa de cristal frente a él quien lentamente quitó el brazo que cubría sus ojos y se giró a observarme dejándome ver el azul hipnótico de sus ojos haciéndome saber que había vuelto a ser él.

—Deberías irte a casa —susurró con voz ronca y yo negué.

Las cosas se habían roto por nuestra extraña discusión y no pensaba salir de ese lugar sin arreglarlas.

—Gracias —dije bajito y él volvió a dirigir su mirada al techo evitando observarme.

—Ya.

—El mundo arderá y nosotros con él —susurré haciendo que volviera a mirarme.

Le sonreí suavemente y sus ojos brillaron inexplicablemente.

—Pero nosotros no ardemos —contestó levemente divertido.

—Claro que sí, cada vez que cogemos —él sonrió traviesamente antes de indicarme que subiera encima de él.

Me coloqué a horcajadas sobre su cintura y posé mis manos sobre su torso desnudo.

—No me voy a disculpar —aseguró.

—Pero me lo vas a compensar, porque es lo que haces —su mano se dirigió hasta el inicio de sus pantalones dándose cuenta de que yo no llevaba ropa interior.

Mordió su labio suavemente antes de liberar su miembro levantándome levemente.

—Tu hermana —le recordé.

—Salió —dijo antes de levantarme y deslizarse en mi interior —¿siempre estas húmeda? —cuestionó difícilmente.

—Solo cuando te tengo cerca —mordí mi labio inferior con fuerza cuando lo sentí llenarme por completo.

Pero él no se movió ni un solo centímetro.

—Te toca moverte a ti —avisó.

—Pero yo no sé... —su mano se dirigió hasta mis labios pasando el pulgar por ellos; callándome.

—Te vas a mover para ti, preciosa. Tienes que aprender de que forma te satisfaces mejor.

Sus manos apretaron mi cadera con fuerza antes de mostrarme las formas.

—Puedes hacerlo así —me elevó un par de veces sobre su miembro cosa que me hizo gemir suavemente —o de esta forma —me movió hacia adelante y hacia atrás —o así —movió mi cuerpo en círculos sobre su miembro y una mano hecha puño fue hasta mi boca para morderla ante lo que sentí —experimenta conmigo. Úsame, preciosa.

Kingdom of ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora