Capítulo 5

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Todos morimos, pero no todos vivimos.

—Andrew Sachs

Tres semanas después

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Tres semanas después

—Hola, Chispitas —saludó Raian al acercarse a mí.

—Hola —respondí suave. Él dejó un beso sobre mis labios y literalmente corrió lejos de mí — ¡Te dije que dejes de besuquearme cada que se te da la gana! —le grité.

—Raian, si ella no quiere es acoso —informó Adrik ingresando en la sala.

—¿Si lo sabes por qué lo haces también? —cuestionó Raian con una sonrisa ladina.

—Porque a mi si me corresponde —contestó orgulloso —aunque después me golpea, pero vale la pena.

—Cada día son más imbéciles —susurré.

—Te escuché —soltaron al unísono.

— ¿Qué hora es? —pregunté.

—Las una —contestó Adrik y mi cuerpo recibió un escalofrío.

—Joder, me tengo que ir, no me gusta estar aquí cuando llegan los... —frené mis palabras al escuchar como la puerta era abierta.

Los soldados comenzaron a entrar y quise morirme en ese mismo instante, pues Dorian y Naila entraban con el pequeño grupo de soldados.

—Faltan muchos soldados aún, todavía puedes ir a esconderte a la cocina —comentó Raian mientras se acercaba.

—¿Elin? —la sorpresa en la voz de Naila era palpable.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Dorian acercándose a mi antes de dejar un casto beso en mis labios como saludo.

Mis mejillas se tiñeron de rojo al percatarme de la situación en la que me encontraba.

—¿Es tu novio? —preguntó Adrik con una de sus cejas enarcada. Yo negué casi de inmediato.

—Aún no —respondió Dorian.

—Si ya terminaste, vámonos —pidió Raian.

—Si, cierto, ya voy —dije para salir de la situación en la que me encontraba y casi corrí al casillero para tomar mi mochila y seguir a Raian.

La mirada de Naila me persiguió hasta que salí de su campo de visión y la vergüenza me recorrió todo el cuerpo.

—Se te juntó el ganado —comentó Raian divertido.

—No... —él hizo un ademán restándole importancia.

—Estas soltera, te pueden gustar y besar a todos los que quieras, después de todo.

Ambos nos sentamos en la mesa y yo me dediqué a hacer mis tareas mientras que Raian cambiaba las rondas de vigilancia en la torre, era una especie de esquema lo que hacía y debía admitir que me sorprendía que supiera el nombre de todos los soldados a su disposición en la primera línea de defensa.

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