Capítulo 14

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Me excitas mucho...
Y ni siquiera me has tocado...

—Anónimo

—¿Dónde estabas? —cuestionó mi hermana al verme entrando a la casa

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—¿Dónde estabas? —cuestionó mi hermana al verme entrando a la casa.

—Me quedé con unos amigos —le expliqué.

—Pudiste haber avisado —me reprochó y yo asentí dándole la razón.

—Disculpa, es que me quedé dormida muy temprano y no volví a despertar hasta esta mañana —ella me observó con atención enfocándose en un punto de mi cuello.

Comenzó a reír como loca mientras aplaudía y daba saltitos.

—Estabas cogiendo —el sonrojo llegó a mis mejillas y literalmente corrí a mi habitación cerrando la puerta detrás de mí.

Me coloqué frente al espejo y observé el chupón en mi cuello, no era muy grande, parecía haber sido sin darse cuenta.

El domingo pasó de lo más tranquilo, yo solo me enfoqué en hacer mis tareas y en almorzar con mi hermana, luego en la noche hicimos maratón de películas de la antigua era mientras nos atragantábamos con helado de vainilla.

Al día siguiente tuve que abandonar la zona de confort a la que entraba cuando tenía a mi hermana cerca por lo que me preparé para ir a la universidad. Aunque ese día como todos los demás hacía frío me coloqué un vestido del mismo verde que el de mis ojos, amarré mi cabello en un moño sobre mi cabeza y me coloqué unas botas negras con una chaqueta de cuero.

La única ventaja de tener dinero suficiente es que podía comer todo lo que me gustaba y que mi hermana y yo podíamos salir de comprar cuando nos apeteciera, además de que nuestro nuevo hogar era amplio, con una sala y cocina enorme, dos habitaciones con sus respectivos armarios y baños y ventanales a cada nada.

Al entrar a la universidad con la primera persona que me topé fue con Naila quién caminaba decidida en mi dirección.

—El rey me llamó el viernes en la noche preguntándome si tenía tu número de teléfono y me di cuenta de que no lo tenía ¿me lo das? —asentí y le di mi número mientras nos encaminábamos a nuestra clase.

—¿Cómo has estado? —le pregunté suavemente.

—Bien, te noto muy diferente —susurró observándome atentamente —tu luz es más brillante ¿estas feliz o algo así? —me quedé en silencio unos segundos antes de asentir.

—Si, es porque pasé un buen fin de semana con mi hermana.

Pero yo sabía que no era por eso, estaba así porque ahora no solo brillaba con mi propia luz, sino que había tomado la luz de Mirian y brillaba el doble.

Las horas pasaron rápidas y en el almuerzo Dorian siguió con la misma actitud que hacía semanas, sin siquiera dirigirme una sola mirada.

Cuando las clases acabaron me encaminé hasta el autobús que iba directo a la fortaleza y subí en el antes de que se fuera. En el camino iba restregando mis dedos sobre mi regazo, posiblemente vería a Haytan después de más de una semana y los nervios afloraban sin preverlo.

Kingdom of ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora