La vida es un arcoíris que incluye el negro.
—Anonimo
Al entrar a casa me encontré con Alina desparramada en el sofá y al escuchar la puerta ser abierta dirigió su mirada hacia mi anatomía y entrecerró sus ojos observándome mejor.
—O tienes más de uno o es muy celoso —afirmó sentándose en el sofá.
—¿De qué hablas? —cuestioné dejando la mochila en la entrada.
—Del reguero de chupones que tienes por todo el cuello – por inercia llevé mi mano hacia ahí mientras caminaba hasta el espejo observando mi cuerpo con varias marcas alrededor de él.
—Hijo de puta —susurré.
—¿Te estás cuidando? —preguntó.
Mis mejillas se tornaron rojas frente al espejo y bajé la mirada al piso.
—¿No estas usando condón, maldita inconsciente? —negué lentamente —¿estás loca?
—Me tomo la pastilla del día después —caminé hasta la mochila y saqué la pequeña pastilla que había comprado —siempre lo hago —admití encogiéndome de hombros.
—Esas pastillas terminan desordenando tu proceso hormonal —aseguró —y es muy irresponsable que no uses condón cuando puedes enfermarte de cualquier cosa —yo enarqué una ceja mirándola como si estuviera loca.
—Alina, ustedes no se enferman, yo sí, los que deberían cuidarse son ellos de mi —llevé la pastilla hasta mi boca y la tragué lentamente acercándome a la cocina para tomar un vaso de agua.
—Iré a comprarte una inyección, así me aseguro de que no me darás sobrinos por el momento —sonreí en su dirección haciéndola rabiar.
—¿Por qué no? La casa estaría menos solitaria —ella tomó el cojín junto a ella y me lo lanzó mientras yo reía sin poder evitarlo.
—Sin bendiciones —aseguró antes de ponerse los zapatos y salir de la casa dejándome sola.
Aprovechando que ella no estaba me encaminé hasta mi habitación y cerré la puerta detrás de mi con seguro, fui hasta el ventanal que daba hacia el balcón y lo cerré corriendo las cortinas.
Me agaché frente a la cama y saqué la mochila que había estado evitando abrir por miedo a lo que me encontrara. La dejé junto a mí y al abrirla con lo primero que me encontré fue con una pequeña libreta desgastada.
La abrí observando atenta los dibujos en el amarillento papel. Era una chica de rodillas mirando sus manos prendidas en llamas. El dibujo estaba hecho a lápiz y una que otra línea se notaba borrosa. Seguí pasando las páginas encontrándome con la misma chica de fuego en diversas situaciones, de pie, con una mirada aterradora con su mano en alto llena de fuego, su cuerpo siendo consumido por las llamas y cada uno se sentía más real que el anterior, como si fuese un auto retrato y lo confirmé al ver un único dibujo con los ojos coloreados, eran los ojos amarillentos de Mirian y sentí que atravesaban mi alma, como si no fuese solo un dibujo en papel.
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Kingdom of Shadows
General FictionUn rey jodidamente ardiente, sádico, descarado por mucho y con un ego tan elevado como las nubes. Cruel como un diablo y hermoso como un ángel. ◅▻◅▻◅▻◅▻◅▻ La mejor forma de liberarse de la oscuridad es caer en ella. Ese ha sido...