Un rey jodidamente ardiente, sádico, descarado por mucho y con un ego tan elevado como las nubes.
Cruel como un diablo y hermoso como un ángel.
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La mejor forma de liberarse de la oscuridad es caer en ella.
Ese ha sido...
El final siempre sorprende, aunque esté escrito desde el principio.
-Desconocido.
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Sentí unas suaves caricias en mis piernas que las movilizaron con movimientos lentos y como si acabara de despertar de una larga noche de sueño mis ojos se abrieron con un suave parpadeo intentando adaptarlos a la luz que se colaba por algún lado.
—¿Hayle? —llamé a la ojiazul la cual alzó su mirada sin poder creer lo que veía.
Sus manos dejaron de tocar mis piernas como si quemaran y yo me incorporé en la cama quedando recostada del espaldar.
—¿Por qué me miras así? ¿qué sucede? —ella tragó saliva lentamente y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Creo que estoy alucinando igual que Haytan, es imposible —susurró ladeando su cabeza para observar mi rostro mejor.
No entendiendo lo que ella decía levanté mi mano para restregarme la cara, pero la sentí algo pesada y una aguja se conectaba de una de mis venas pasándome un líquido rojo de dudosa procedencia.
Luego de unos segundos mirando el suero las imágenes comenzaron a pasar por mi cabeza con una velocidad atemorizante recordándome todo lo que había sucedido la ultima vez que había abierto los ojos.
—Debería estar muerta —susurré volviendo a mirarla.
—Mierda, si estas viva —gritó la morena levantándose de su lugar provocando que la silla chocara con el suelo al caer —¡Estas viva, estas viva! —ella dio un par de saltitos y yo moví mis manos en círculos sintiéndolas algo tensas.
—Hayle, no entiendo nada —susurré sintiendo mi garganta más rasposa de la cuenta.
—Tu moriste, bueno estabas casi muerta, pero yo hice que no murieras, soy una maldita bruja de verdad —dijo sin poder creérselo —te he salvado cuando no había una sola maldita posibilidad.
—Hayle, cálmate, vas muy rápido para mi aturdida cabeza.
Ella respiró profundo un par de veces antes de sentarse junto a mi en la cama dejándome ver las lágrimas que recorrían su mejilla.
—Lo último que recuerdo es que me estaba desangrando hasta morir —ella asintió.
—Bien, luego de que quedaste inconsciente Haytan te cargó por todo el campo de batalla con una velocidad de vértigo. Me ordenó que te salvara, que para algo debía servir ser una bruja y que si no lograba siquiera estabilizarte la siguiente sería yo —ella soltó una risita —por un momento pensé que realmente me mataría —suspiró antes de seguir —junto con tu hermana y Mails detuvimos el sangrado, pero tu tejido se estaba destruyendo a sí mismo y ni siquiera tengo idea de cómo, porque se supone que eres inmune al fuego, pero era como si te estuvieses quemando por dentro, como si tu propio fuego jugara en tu contra, luego de analizar el objeto me di cuenta que estaba hecho de varias aleaciones de metales que resultaban mortales para ti —se encogió de hombros —es como yo y el fuego —asentí comprendiendo —luego de que logramos detener la hemorragia, no encontrábamos nada que detuviera tu autodestrucción, pero como yo soy una bruja me las ingenié.
