Capítulo 33

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El que quiere algo conseguirá un medio, el que no, una excusa.

—Stephen Dolley

Las miradas me quemaban la espalda y los cuchicheos hacían que mis oídos zumbaran

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Las miradas me quemaban la espalda y los cuchicheos hacían que mis oídos zumbaran. Era difícil volver después de tantos día a la universidad solo porque tenía que terminar la carrera. Pero lo más difícil era sentir que todo el mundo estaba pendiente de cada paso que dabas.

Sabía que ser la novia de Haytan traerías este tipo de atención, pero estaba siendo molesto y hasta doloroso escuchar la sarta de cosas que decían. Al detenerme frente a mi casillero Naila se acercó corriendo, tacleando mi cuerpo contra los casilleros en un abrazo que me sacó el aire.

—Yo escuché los murmullos en el pasillo y no lo creí, tu hermana me había dicho estabas desaparecida y pasaron día en los que no te vi, estaba demasiado preocupada —tomé su rostro entre mis manos intentando que se calmara, ya que no entendía las palabras que salían de su boca por la rapidez con la que las decía.

—Tranquila, estoy aquí —dije dándole un par de besos sobre su frente.

—Gracias a Dios que volviste —dijo más tranquila —he estado haciendo todo lo que te corresponde.

Se separó de mi cuerpo para sacar su teléfono móvil y buscar una especie de lista en él.

—Tienes un ensayo a primera hora que ya hice, a segunda hora tienes que entregar un diagrama que también hice y a ultima hora tienes una tarea de cálculo que también hice. Hay varias tareas para la semana que había hecho para entregarlas, te las daré todas, es lo menos que puedo hacer después de todo lo que me has ayudado tu a mí y hay madre mía, que cerca estas —se alarmó cuando acerqué mi rostro al de ella para que me mirara a los ojos.

—Yo también estoy feliz de verte —dejé un beso sobre su mejilla y ella sonrió como tonta.

—¿Dónde estabas y qué te pasó en la cara? —mi cuerpo se tensó ante su pregunta recordando todo lo que había pasado en mis días de ausencia.

—Es una larga historia que algún día te haré, ahora vamos a clases, hermosa —y tomadas de la mano fuimos a todas las clases juntas dejando que ella asimilara que ya estaba de vuelta.

A la hora del almuerzo fue más de las mismas miradas hasta que llegó la ultima hora.

Mi teléfono vibró en el bolsillo de mi sudadera y lo saqué para ver una foto que me dejó descolocada.

Era una foto en la que Haytan se encontraba besando a Sylva Greene, la rubia platinada que había roto mi iPod hacía unos meses. Ni siquiera supe como sentirme ante ello, solo atiné a mirar totalmente pasmada la foto.

Naila se asomó para ver mi móvil y su boca se abrió con sorpresa.

—Madre mía —yo cerré mis ojos apagando el teléfono antes de tomar mis cosas y salir de la clase sin importarme si había terminado o no.

Kingdom of ShadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora