Capítulo 40

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Justo en este capítulo esa canción duele, escúchala después de que lo acabes.

Justin bieber - Anyone

No hay ser humano, por cobarde que sea, que no pueda convertirse en héroe por amor.

-Platón

Mi cuerpo estaba cubierto por unos leggins, unas botas y un suéter negro ajustado a todo mi cuerpo

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Mi cuerpo estaba cubierto por unos leggins, unas botas y un suéter negro ajustado a todo mi cuerpo. Muy diferente a los demás que portaban el uniforme táctico que todos los soldados poseían. Nos encontrábamos en la una torre de la primera línea de fuego esperando que todos estuviesen en sus lugares.

Naila, Mails, Adrik y Alina estaban frente a mi luciendo levemente nerviosos.

—Todo va a salir bien —aseguró la peliverde abrazándome.

Mi hermana fue la siguiente y me supo amargo el que nos estuviésemos abrazando como si fuese la ultima vez, yo estaba segura de que todos sobrevivirían. Ellos habían sido soldados toda su vida, se habían preparado para esto.

—Chicos, todo saldrá bien, solo tengan fe en si mismos.

Todos asintieron y Adrik dejó un beso en mi frente antes de irse a su puesto. Haytan tomó mi mano y dio un par de besos en el dorso de esta.

—Deja de mirarme así —le pedí enojada acomodando la espalda que colgaba de mi espalda.

—No te miro de ninguna manera —intentó excusarse comenzando a caminar conmigo hacia los últimos aros de fuego.

En cuanto las sombras llegaran los dos últimos aros de fuego serían deshabilitados permitiendo que los oscuros pudieran acercarse a nosotros en el terreno baldío de esa zona. Donker me había asegurado de que ese sería el lugar por la que atacarían y quería creerle, quería confiar en él y en que todo saldría bien.

—Sabes lo que tienes que hacer ¿no? —asentí en respuesta.

—Tengo que cubrirte hasta que logres romperle el cuello.

—Todo va a salir bien, te prometí volver a ti —asentí creyéndole.

—Todo va a salir bien —repetí sintiendo una opresión en mi pecho que ignoré por completo tratando de alejar los pensamientos negativos.

El característico silbido de las sombras se escuchó y pronto un grupo de ellas se materializó frente a nosotros, entre esos Madow que lucía ropa completamente negra que no lograba identificar por la distancia.

—Estoy lista —aseguré tomando la espada en mi espalda y encendiéndola en llamas.

Haytan levantó su espada que prendió en fuego en cuanto la tomó y la levantó al cielo dando la señal de que quitaran los aros de fuego.

Haytan caminó hacia el frente saliendo de entre los arboles y saliendo a la luz frente a las sombras que estaban decididas a acabar con nosotros.

En definitiva, eran muchas, pero la cantidad de soldados que teníamos los igualaba haciendo la situación justa. Desde donde estaba observé los movimientos de Haytan y el gruñido de rabia que soltó Madow antes de indicarle a sus seguidores que arremetieran contra nosotros iniciando así una guerra que se había estado posponiendo por años.

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