Un rey jodidamente ardiente, sádico, descarado por mucho y con un ego tan elevado como las nubes.
Cruel como un diablo y hermoso como un ángel.
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La mejor forma de liberarse de la oscuridad es caer en ella.
Ese ha sido...
La proclamó su reina, aun cuando su corona estaba repleta de cicatrices.
—DarknessYFS
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Al abrir mis ojos me encontré con los ojos de Haytan mirándome, en silencio.
—¿Cuánto tiempo llevas observándome? —cuestioné en cuanto abrí mis ojos.
—No he podido dormir —admitió y mi ceño se frunció —me he preguntado todo este tiempo ¿Qué hice para merecerte? —yo sonreí.
—No te creas, solo estoy aquí porque me salvaste la vida —él intentó sonreír, pero lo que me dio fue una mueca —¿qué sucede? —cuestioné.
—No me vas a dejar ¿verdad? —yo rodé los ojos mientras me levantaba.
—Anoche quemé la ciudad de los únicos culpables de la muerte de mi padre, eras muy joven, Haytan, te manipularon, entiéndelo y acéptalo —gruñí —y deberías hidratarte, la borrachera descomunal que te metiste anoche debió haber dejado secuelas.
—Es que...
—Déjalo estar, carajo, enfócate en lo importante ahora, tienes asuntos que resolver. Te quiero y no pienso apartarme de ti por cosas que sucedieron hace mas de once años y de las que te arrepientes todavía —Haytan cerró sus ojos dando un par de respiraciones y yo ingresé en el baño para hacer lo correspondiente.
Al terminar me coloqué un vestido azul marino que se encontraba dentro del closet de Haytan junto con algunas otras prendas y me vestí enganchándome unas sandalias negras.
Al salir del armario Haytan se encontraba saliendo del baño y yo suspiré al ver sus ojos apagados.
—¿Irías a una fiesta que se celebrará hoy? —cuestionó y yo asentí sin pensármelo.
—Ven aquí —pedí y cuando se acercó por completo pasé mis manos por su torso levemente mojado y las bajé hasta la toalla que cubría parte de su cuerpo.
Sus ojos escaneaban cada parte de mi rostro guardándolo en su retina como si sintiera que me iba a ir. Quería borrar todo rastro de incomodidad entre ambos y la única forma que tenía era demostrarle que por él haría lo que fuera.
Un suspiro suave abandonó mis labios antes de dejarme caer de rodillas frente a él llevándome la toalla conmigo.
—He, no, Preciosa —sus manos tomaron mi rostro haciendo que lo mirara —no tienes que hacer esto, sé lo que significa para ti —negué apartando sus manos.
—Ya que sabes lo que significa para mi entenderás que contigo voy hasta el fin del mundo sin importar que.
Y queriendo dejarlo claro por completo tomé su miembro entre mis manos que cobró vida casi de inmediato. Mis manos se movieron a través de todo el falo antes de llevar mi lengua hasta su glande y pasarla suavemente.
