Esto ya me está cansando, la actitud de Blake me provoca dolores de jaqueca y no estoy dispuesta a tolerarlo. Me levanto valiente y dispuesta a acabar con esta situación. Estoy harta de sus groserías, de sus coqueteos vacíos. Necesito que me aclare sus constantes cambios de humor. Es estúpido que después de semanas pretenda volver a jugar.
Al entrar a su oficina me recibe la nada, sin embargo el sonido de lo que parece ser un chapuzón me lleva directo a unas puertas corredizas de vidrio que dan el paso a un área que no conocía de este lugar. Una terraza bastante amplia, con áreas verdes y una enorme piscina en forma ovalada me dan la bienvenida. Observo la hermosa luna gibosa menguante que sobre sale dentro del cielo nocturno, acompañado de pequeñas estrellas poco visibles. Me dejo llevar por el increíble contraste de colores oscuros, antes de ser interrumpida por el sonido del agua.
Ubico a Blake sin demora quedando estática sobre mis piernas a unos cuantos pasos de él ¡Madre santa! Este hombre será el causante de mi muerte.
El Dios de la seducción sale de la piscina con toda la sensualidad que sólo él es capaz de llevar. Me cuesta creer que ese cuerpo que ahora se mantiene sumamente mojado, hace nada lo tuve a mi disposición. Las gotas de su cabello caen sobre su abdomen recorriendo todo de ese camino hasta llegar a la tela de su bóxer, donde cortan su carrera, carrera que me encantaría repasar con mis labios. Mis piernas tiemblan como gelatina, mientras mis labios se aprietan conteniendo la respiración.
―¿Disfrutando de la vista? ―sus ojos verdes me miran con un ímpetu que no había visto jamás, dándole paso a mi vergüenza.
―Yo..., no ―como si tuvieran vida propia mis piernas caminan en retroceso al verlo aproximarse, y lo que comienza como pasos cautelosos, se convierten en un trote lejos de él.
Me adentro nuevamente en la oficina queriendo llegar a mi habitación lo antes posible, pero antes de siquiera llegar a la puerta de ésta mis pasos son cortados por sus brazos húmedos que me sujetan con fuerza.
―¿A dónde vas? ―pregunta sobre mi oído.
―Por favor ―suplico en un jadeo― suéltame.
Su agarre se hace cada vez más liviano, y cuando creo que va a soltarme, sus dedos se clavan en mi cintura pegándome a su torso ¡Maldición! El bulto que hace nada palpitaba contra mi abdomen ahora lo hace contra mi espalda, y estoy a punto de desmayarme.
―¿Me estabas espiando? ―vuelve a preguntar. Ese sólo contacto me hace estremecer, provocando que una oleada de calentura me invada por completo.
―No..., no sabía que..., que tenías una piscina ―balbuceo.
―Ahora lo sabes ―sus dedos me vuelven con rapidez y sutileza.
Automáticamente llevo mis manos a sus hombros dejando algo de distancia entre nosotros, mientras observo con detenimiento sus labios entreabiertos― ¿Te gustaría entrar conmigo?
Por alguna razón esa pregunta me suena más a insinuación. Estoy a punto de sucumbir en sus encantos y no me lo puedo permitir, al menos no hasta averiguar el porqué de sus constantes juegos.
―No, no puedo, no tengo traje ―intento zafarme, pero no me lo permite.
―Eso no será un problema ―sus brazos me alzan con rapidez como la última vez que jugamos y que le pedí nalguearme.
―¿Qué haces? No estoy de humor para tus juegos Blake ―vocifero.
―La última vez, según recuerdo, parecías muy susceptible con la idea de jugar ¿Ahora me dirás que tienes miedo? ―me lleva de vuelta a la terraza como si de un costal de papas se tratara, mientras trato de llamar su atención a gritos.

ESTÁS LEYENDO
Storms (+18)
Romantika¿Cómo te preparas para el dolor? ¿Cómo soportas esa extraña sensación de pérdida? Luego de la muerte de su madre, la vida de Brittany Braun tomó un camino lleno de tristeza y de dolor. Para ella fue más fácil rebelarse contra el mundo y su familia...