Cap 8: Memorias Dolorosas

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Permanezco recostada en mi cama aun sorprendida y sin poder creer lo que acaba de pasar. Estoy segura que mis labios se extienden en una estúpida sonrisa. Algo dentro de mí realmente cree en la posibilidad de encontrar en Campbell el amor, pero otra parte de mí, recuerda el desastre en el que fui criada y todo se desploma. No quiero creer nada que no sea cierto. Hasta ahora no había experimentado esas jodidas mariposas en mi estómago, y me aterra adentrarme en un mundo que desconozco completamente, es más, jamás he besado a nadie. Alguien como Campbell ¿Qué podría esperar de mí? No tengo nada que ofrecerle. 

(...)

La luz sobre mi rostro me impide seguir descansando, me cuesta divisar con claridad mí alrededor, y una vez que logro obtener algo de lucidez, soy consciente de la soledad que en ella habita. Las chicas no se encuentran en sus camas y de inmediato mis ojos se pegan a la pantalla del reloj.

¡Mierda! Campbell se supone que tengo clases con él y me quedé profundamente dormida

¡Esto no puede estar pasándome! ¿Por qué Alice no me despertó? Me levanto a grandes zancadas desprendiéndome del pijama y entrando a la ducha, intentando asearme de la manera más rápido posible. Una vez vestida y con el cabello hecho un desastre, acelero el paso hacia el salón de historia con la esperanza de no ser multada.

¡Maldición! ¿Cómo pude ser tan estúpida? Al llegar a la puerta cerrada del aula dudo unos segundos en tocar ¿Y si me gruñe? Campbell tiene tantos cambios de humor que lograría llevar a la locura a cualquiera, y temo terminar siendo una de sus víctimas ―¡Joder Brittany tu puedes!―me anima mi subconsciente.

Decidida y sintiéndome valiente doy toques leves con mis nudillos esperando que la invitación llegue de inmediato. Así lo hace, y una vez más respiro con nerviosismo antes de abrir la puerta e ingresar. No doy siquiera cinco pasos cuando freno en seco observando aquellos ojos verdes que ahora me asesinan.

―Bonita la hora de llegada señorita Braun ―escupe con rabia.

―Lo lamento me quede dormida ―digo en un tono casi inaudible, y podría jurar que es el resonar de mi corazón, lo que me impide escuchar mis propias palabras.

―Siéntese.

Camino de prisa al único asiento que permanece vacío paseando mi vista en busca de Alice, pero no logro dar con ella ―¿Dónde demonios se metió? Tomo asiento en el mostrador frente a él sintiendo mis piernas temblar y me quedo muy quieta―de haber tardado más en sentarme me hubiera desplomado en el suelo.

Siempre que estoy cerca de él, mi cuerpo reacciona por si solo, dejándome de lado como si fuera alguna clase de persona no grata.

―Bien..., ya que finalmente llegó la señorita Braun, podemos empezar la clase, así que, señorita Braun puede levantarse y leernos su ensayo.

¿Ensayo?

¡Demonios el ensayo! Olvide hacer el jodido ensayo. Hice a la perfección los dos trabajos, pero no el ensayo, y es que no lograba elegir un buen tema ¿Qué se supone que haré ahora?

―Señorita, sus compañeros y yo, estamos ansiosos por escuchar ese ensayo.

―Ah..., bueno... ―tartamudeo sin concretar alguna oración útil, mientras mi cuerpo comienza a traspirar.

―No lo hizo ―asegura entre dientes.

En otro momento me parecería divertido verlo así de molesto, pero hoy no, no después de la dulzura con la que me trató anoche, no después de avanzar un poco con él.

―Señorita Braun... ―niego con la cabeza avergonzada y con las mejillas sonrojadas ¿Cómo pude ser tan imbécil?

―Comencemos con la clase ―lo escucho decir con desagrado.

Storms (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora