Cap 45: Calientes

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Todavía logro sentir las convulsiones de mi cuerpo tembloroso. Sus manos me sujetan y me ayudan a incorporarme dejándome sobre el sofá. Recuesto mi cabeza en el respaldo regulando mi respiración. Aquello fue realmente intenso.

El seductor por otro lado, sube su pantalón y su bóxer bajo mi mirada, se acerca y me toma en brazos llevándome hacia las escaleras. Me dejo estar y cuando llegamos a la ducha deduzco sus intenciones. Enciende la regadera dejándome recostada sobre la encimera cerca del espejo, y tras terminar de ajustar el calentador, se vuelve hacia mí deshaciéndose de mi camisa, desabrocha mi sujetador y se desprende de su ropa. No mantenemos desnudos el uno frente al otro, sus ojos se vuelven a oscurecer y sonrió traviesa abriendo un poco mis piernas.

―¿Acaso intenta provocarme señorita Braun? ―su mirada chispea atracción.

―Usted dígamelo ¿lo estoy logrando?

―En efecto señorita ―susurra acariciando mis piernas―. Lo está logrando.

Me toma de los muslos alzándome y enrosco mis piernas sobre su cadera mientras nos lleva a la regadera.

Respiro y gimo del gusto cuando el agua tibia yergue sobre nuestros cuerpos cansados. Blake me baja poco a poco, me vuelvo dándole la espalda y con mis manos peino mi cabello que sigue trenzado, me deshago de la coleta desenredándola y dejándola suelta mientras siento las caricias sobre mis hombros y espalda. La sensación de paz que nos arropa no la cambiaría por nada, estoy justo donde quiero estar. Cierro la regadera por unos instantes. Alcanzo la botella del jabón, vierto un poco sobre mis manos frotándolo y me vuelvo hacia Blake ayudándolo con su limpieza, comienzo con sus brazos y su pecho, continúo pasando mi mano libre por su cuello, y dejando la botella donde estaba enjabono su espalda con toda la paciencia del mundo. Ver como su mirada no se separa de mis movimientos provoca cierta calentura y ardor sobre mi vientre. No puedo creer que el simple hecho de haber tenido sexo me convierta en una pervertida total. Mis pensamientos se llenan de escenas en las que mi cuerpo es complacido por Blake y viceversa.

―Daria lo que fuera por saber lo estás pensando.

Tomo otro poco de jabón conteniendo la sonrisa que lucha por salir de mis labios, me vuelvo y me arrodillo poco a poco dejándolo sorprendido. Froto nuevamente mis manos y enjabono esa hermosa V que trasluce sobre su vientre seguido de su masculinidad que luce bastante pronunciada aun en su posición flácida.

―¿Quiere saber lo que estoy pensando señor Campbell?

Lo miro desde abajo y procedo a enjabonar a su querido amigo. Asiente relamiendo sus labios. Me entretengo sujetando el tronco y lo froto de arriba hacia abajo escuchando sus maldiciones entrecortadas. Me concentro en mi tarea y enjabono sus testículos masajeándolos con delicadeza ayudándome con mi otra mano que juguetea con su glande. Poco a poco siento el cuerpo del seductor contraerse, y suspiro sintiendo el crecimiento de su polla. Me dejo llevar por la explosión de fuegos artificiales que se instala en mi coño que comienza a humedecerse ¡Maldición! Presiento que estos encuentros serán cada vez más intensos. Muevo mi mano con más velocidad observando el tamaño de su erección que ya se encuentra completamente erecta. Sonrío divertida y alejo mis manos de ella ahora concentrándome en su trasero, lo masajeo y lo palmo con seguridad mordiendo mi labio. Para cualquier mujer es un delirio conseguir a un hombre con buen trasero, odio cuando los mismos hombres presumen de su miembro y dejan de lado un atractivo tan atrayente como este.

―Nena... ―suspira el ojos verdes con la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados.

―¿Quiere algo señor? ―pregunto inocente tomando nuevamente su polla en mis manos.

―¡Joder! No juegues ―se queja y me toma de los hombros levantándome.

Me mira fogoso.

―Separa las piernas ―parpadeo perdida―. Ábrete para mí, voy a masturbarte, mientras tú lo haces conmigo.

Storms (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora