10. El Ministro dice tonterías.

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Lana maldijo mil veces a Sirius en su mente toda la noche que durmió en el Gran Comedor, la mañana siguiente también lo maldijo en su mente. Era tremendo idiota, y había montado un escándalo.

Lana estaba segura, cuando lo encontrara, lo iba a matar.

—¡Sirius Black! —le gritó cuando lo vio. Estaban en el medio del Bosque Prohibido, el perro se volteó y bajó la cabeza, lucía avergonzado—. ¡¿Qué diablos creíste que hacías?! —preguntó casi a gritos—. ¡Intentar entrar a la fuerza, maldito demente, ¿no podías esperarme?!

Hocicos miró a todos lados, como comprobando que no había nadie cerca. Lana resopló, sacó un pergamino en blanco y su varita.

Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas —dijo mientras la punta de su varita tocaba el pergamino—. No hay nadie, mira —Mostró el mapa, solo estaban ambos en el Bosque Prohibido. Sirius volvió a su forma humana y se acercó a ella.

—¿De dónde sacaste esto? —preguntó arrebatándole el mapa. Lana soltó un débil «Ey»—. Llevaba años sin verlo.

—Me lo dieron los gemelos Weasley, ya te hablé de ellos —Lana le quitó el mapa con el ceño fruncido—. ¿Ya lo habías visto antes?

—Yo soy Canuto.

— ¿Tú creaste el mapa?

—Contribuí en la creación—la corrigió—, Cornamenta era James, el padre de Harry, Lunático es Lupin, dijiste que es vuestro profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.

—¿Y Colagusano? —preguntó Lana con el ceño fruncido, sin lugar a dudas era el peor apodo.

—El traidor de Pettigrew.

—Entonces tiene sentido que su apodo sea tan feo —Lana recordó el por qué estaba ahí en primer lugar—. Por cierto, Sirius, ¿por qué diablos le hiciste eso a la Dama Gorda?

—No podía entrar —Lana alzó las cejas—. Recuerda que me dejaste en el Bosque Prohibido para que «diera un paseo», volví, no estabas y quería entrar, ella no me dejaba.

—No tenías la contraseña, ¿qué esperabas que hiciera?

—¿Que hiciera una excepción? —preguntó Sirius encogiéndose de hombros.

—Si vuelves a hacer eso te dejo durmiendo fuera por dos semanas —le amenazó Lana—. Ahora, vamos, te dejaré entrar para que te quedes en mi habitación. Por tu culpa tenemos a un caballero chiflado en lugar de a la Dama Gorda.

—No puede ser tan malo.

—Ya verás —dijo Lana caminando por el Bosque Prohibido—. Tendrías que haber escuchado las teorías sobre cómo te colaste en el castillo.

— ¿Son muy locas?

—No te imaginas cuánto —Lana sonrió—. Hannah Abbott, una chica de Hufflepuff, dice que puedes convertirte en un arbusto florido —Sirius soltó una risa junto a Lana—. Uno de Ravenclaw dice que tienes un amorío con Filch y que él te deja entrar.

—¡Qué asco! —exclamó Sirius completamente asqueado. Lana soltó una carcajada fuerte y no dejó de reír hasta que llegaron a la salida del Bosque Prohibido. Sirius había vuelto a convertirse en un perro. Ambos se encaminaron al castillo.

★★★

—¿Qué pasa? —preguntó Sirius al ver a Lana entrar completamente enfurecida a la habitación. Ella se quitó los zapatos y los tiró con fuerza a su baúl.

—¡Los imbéciles de Slytherin, eso pasa! —exclamó completamente molesta, se quitó la túnica de quidditch que estaba empapada por la lluvia y se quedó con el suéter y los pantalones que tenía bajo ésta, se sentó en su cama, al lado de Sirius—. ¡¿Qué diablos haces en tu forma humana?! —exclamó sobresaltada y se puso de pie de un salto—. ¡Tienes que ser un perro siempre, sabes lo que puede pasar si te descubren!

Todo por Granger || Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora