70. Aberforth.

4.7K 532 155
                                    

Los pies de Lana tocaron la calle y se tambaleó levemente, ya era cosa suya que eso le pasara cada vez que se aparecía. Vio la familiar calle principal de Hogsmeade, las fachadas oscuras de las tiendas, la línea de neblina en las montañas negras tras la aldea, la curva adelante en el camino que conducía directamente a Hogwarts, y luz que salía de las ventanas de Las Tres Escobas. Harry soltó un poco su agarre en Lana y Hermione, y la última soltó a Ron... entonces sucedió.

El aire fue rasgado por un sonido ensordecedor. A Lana le parecía una de esas sirenas de los vehículos muggles... o también podría parecer a muchos gatos maullando al mismo tiempo. Resonó en cada uno de los nervios de su cuerpo, y supo que probablemente era por su aparición.

Mientras miraba hacia los otros bajo de la Capa, la puerta de Las Tres Escobas se abrió de golpe y una docena de mortífagos encapuchados y enmascarados salieron a la calle, con las varitas en alto.

Harry agarro la muñeca de Ron cuando éste alzó su varita. Había demasiados para correr. Incluso intentarlo revelaría su posición. Uno de los mortífagos alzó su varita, y el grito se detuvo, haciendo eco a través de las montañas distantes.

¡Accio Capa! —rugió uno de los mortífagos.

Se aferraron a los pliegues de la capa, pero esta no hizo ningún intento por escapar. El hechizo convocador no había funcionado.

—¿No estás bajo tu envoltorio, entonces, Potter? —grito el mortífago que había intentado el encantamiento, y después hacia sus compañeros—. Tenemos que dispersarnos ahora. Está aquí.

Seis de los mortífagos corrieron hacia ellos. Harry, Ron, Lana y Hermione retrocedieron tan rápido como fue posible hacia la calle lateral más cercana y los mortífagos no los encontraron por milímetros. Esperaron en la oscuridad, oyendo los pasos corriendo arriba y abajo, haces de luz de las varitas de los mortífagos que buscaban a lo largo de la calle.

—¡Vamos sin más! —susurró Hermione—. ¡Desaparezcamos ahora!

—¡Excelente idea! —dijo Ron, pero antes de que Harry pudiera responder, un mortífago gritó:

—¡Sabemos que estas aquí, Potter, y no hay salida posible! ¡Te encontraremos!

—Estaban preparados para nosotros —susurro Harry—. Montaron ese hechizo para que les avisara cuando viniéramos. Supongo que han hecho algo para mantenernos aquí, atraparnos...

—¿Y qué hay de los dementores? —habló otro mortífago—. ¡Den rienda suelta, ellos los encontrarán rápidamente!

—El Señor Oscuro no quiere a Potter muerto por ninguna mano que no sea la suya...

—¡Los dementores no le matarán! El Señor Oscuro quiere la vida de Potter, no su alma. ¡Será más fácil de matar si ha sido besado antes!

—Deberían cambiarle el nombre a eso —murmuró Lana—. Es un poco gracioso eso de ser besado.

—No es el momento para hablar de eso —le respondió Harry en voz baja, tenso.

Se produjeron muestras de conformidad. El pavor inundó a Lana, para repeler a los dementores tendrían que hacer Patronus que les descubrirían inmediatamente.

—¡Vamos a tener que intentar desaparecer, Harry! —susurró Hermione.

Mientras lo decía, sintió ese frío antinatural extendiéndose por la calle. La luz fue succionada del ambiente, hasta las estrellas se desvanecieron. En medio de la oscuridad, sintió a Hermione tomar y sujetar su brazo y juntos, se dieron la vuelta en el lugar.

El aire por el que necesitaban moverse, parecía haberse vuelto solidó. No podían desaparecerse, los mortífagos habían realizado bien sus encantamientos. El frío penetrando más y más profundamente en la carne de los cuatro. Ron, Lana, Hermione y Harry retrocedieron hacia atrás por la calle lateral, andando a tientas a lo largo de la pared, intentando no hacer ruido. Entonces, a la vuelta de la esquina, deslizándose silenciosamente, llegaron los dementores, diez o más de ellos, visibles porque eran de una oscuridad más densa que sus alrededores, cubiertos con sus negras capas y con sus manos en descomposición y con pústulas. ¿Podían detectar miedo en las cercanías? Lana estaba segura de ello. Parecían estar acercándose más rápido ahora, con esas pesadas y ruidosas respiraciones que detestaba, probando la desesperación en el aire, acercándose...

Todo por Granger || Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora