49. Dulce ignorancia.

4.4K 542 137
                                    

Hermione se puso de pie de golpe y se apresuró a bajar de las gradas, importándole poco los golpes que les estaba dando a las personas para pasar entre ellas y menos aún sus quejas. Lana era la única cosa en su mente. Había caído desde al menos diez metros. Hermione estaba preocupada.

No veía nada más que manchas borrosas de colores rojos y amarillos, sospechaba que era por las bufandas y demás cosas que llevaban los otros encima para apoyar a Gryffindor. Bajó rápidamente de las gradas, empujando e ignorando las maldiciones hacia ella que escuchaba a sus espaldas.

Para cuando llegó al campo, Lana ya estaba sobre una camilla, con Ginny a su lado.

—¡¿Cómo está?! —preguntó alterada. Ginny la miró unos segundos antes de mirar de nuevo a Lana.

—Estará bien.

Hermione se acercó a la camilla.

Lana sangraba desde algún lugar de su cabeza, la parte de la camilla bajo ésta estaba roja.

—¡Hay que llevarla a la enfermería! —exclamó una voz que desconocía. Hermione no buscó a la persona que habló con su mirada, no podía dejar de mirar a Lana. Se vería tan pacífica... si no tuviera casi que una laguna de sangre bajo su cabeza.

Hermione vio como alguien elevaba la camilla y como se alejaba, intentó seguirla, pero alguien la detuvo del brazo.

—¡Suéltame! —exclamó, mirando a Ginny con el entrecejo fruncido.

—Deberías esperar unas horas —sugirió—. Esperar a que Madame Pomfrey la cure.

Hermione se soltó de su agarre y se apresuró en dirigirse a la enfermería, habría seguido la camilla, pero ya no la veía. Hermione suspiró mientras caminaba a paso rápido por los pasillos. Rogaba que Lana estuviera bien.

★★★

Lana abrió los ojos, sintiendo una luz tenue contra ellos, tardó unos segundos en acostumbrarse a la luz, entonces distinguió una figura a su lado.

—¿Aldo? —preguntó con la voz ronca, el muchacho alzó la vista y soltó un suspiro.

—Gracias a Merlín estás bien —dijo y se acercó para dejar un beso en su frente—. Me tenías preocupado.

—¿Qué pasó exactamente? —preguntó Lana confundida.

—El bateador de Hufflepuff te golpeó en la cabeza con el bate, luego caíste de la escoba y casi mueres —Aldo negó con la cabeza—. Pero todo está bien, de verdad.

—Si tú lo dices —murmuró—. ¿Y Hermione? —preguntó, pensando en la castaña.

—Ella está... preocupada —Aldo dudó un poco—, bueno, eso creo.

—¿Crees?

—Sí, bueno... —El muchacho tragó saliva—. Sí, me parece, lloró un poco y ha venido a verte.

—¿Ha venido a verme? —Lana mostró una pequeña sonrisa—. ¿Aún cuando, seguramente, me veo terrible...?

—Te ves terrible, sí.

—No me dejaste terminar —gruñó la italiana, entonces sonrió ampliamente—. Terriblemente hermosa.

—Eres increíble —Aldo se rio—. Casi mueres y sigues igual de egocéntrica que siempre.

—Perdóname por amarme a mí misma —Lana rodó los ojos, entonces su mirada se notó preocupada—. ¿Hermione sabe que has estado aquí?

—¿Qué he estado aquí? —repitió Aldo—. Pero, ¿quién te dijo que he venido varias veces? —bromeó, pero Lana lo tomó en serio.

Todo por Granger || Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora