34. Camille.

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Durante las siguientes dos semanas ninguno se metió en problemas con Umbridge, parecía ser suficiente satisfacción el saber que tenían un grupo ilegal justo bajo sus narices.

Durante los últimos encuentros Neville había mejorado considerablemente, tanto que había logrado desarmar a Hermione, cosa de la que Lana se había burlado mucho, hasta que Hermione, en un acto de venganza, le había colorado las cejas de azul con un hechizo; Colin Creevey había dominado la Maldición Obstaculizadora después del duro esfuerzo de tres sesiones; y Parvati Patil había hecho un Encantamiento Reductor tan bueno que había reducido la mesa, convirtiendo todos los chivatoscopios que había sobre ella en polvo.

Resultaba tremendamente difícil establecer una noche para reunirse, gracias a los entrenamientos de Quidditch que tenían que reprogramarse gracias al terrible clima, pero los cuatro estaban de acuerdo en que era lo mejor, si alguien los vigilaba, sería bastante difícil establecer un patrón.

Hermione pronto ideó un método muy inteligente para comunicar la fecha y la hora de la próxima reunión a todos los miembros, en caso que necesitaran cambiarla en muy corto tiempo, pues sería muy sospechoso que, con demasiada frecuencia, personas de diferentes casas fueran vistas cruzando el Gran Comedor y hablando entre sí. Dio a cada miembro del AD un Galeón falso (al principio Ron se emocionó mucho cuando vio la cesta, convencido de que les estaba repartiendo oro).

—¿Ven las numeraciones alrededor del borde de la moneda? —preguntó Hermione sosteniendo una para examinarla al final de su cuarta reunión. Las monedas lucían gruesas y amarillas a la luz de las antorchas—. En los galeones verdaderos, es simplemente un número de serie que se refiere al gnomo que fundió la moneda. En estas monedas falsas, en cambio, los números cambiarán para reflejar la fecha y la hora de la próxima reunión. La moneda se pondrá caliente cuando la fecha cambie, así que si la llevan en el bolsillo la podrán sentir. Cada cual va a tomar una, y cuando Harry decida la fecha y la hora de la próxima sesión, modificará los números de su moneda, y como les puse un Encantamiento Imitador, las demás lo harán junto con la suya.

Un gran silencio siguió a las palabras de Hermione. Miró a su alrededor y vio que todas las caras estaban dirigidas hacia ella, un poco desconcertadas, exceptuando por Lana, que tenía una gran sonrisa de orgullo.

—Bueno... pensé que sería una buena idea —explicó Hermione, algo vacilante—. Digo, aunque Umbridge nos dijera que le demos la vuelta a nuestros bolsillos, no hay nada sospechoso en llevar un galeón ¿o sí? Pero... bien, si no quieren usarlas...

—¿Puedes hacer un Encantamiento Imitador? —inquirió Terry Boot.

—Sí —contestó Hermione.

—Pero esos... esos son ejercicios de EXTASIS —musitó débilmente.

—Oh —comentó Hermione tratando de parecer modesta, sacándole una risa a Lana, ya que su orgullo era notable—. Oh... eso... sí, supongo.

—¿Cómo es que no estás en Ravenclaw? —demandó, clavando sus ojos en Hermione con algo parecido a la admiración—. ¿Con un cerebro como el tuyo?

—¿Debería ponerme celosa? —bromeó Lana en voz baja, solo Ron y Hermione la escucharon, el pelirrojo se rio entre dientes y la castaña negó con la cabeza, con una sonrisa divertida entre los labios.

—El Sombrero Seleccionador consideró seriamente enviarme a Ravenclaw durante mi selección —aclaró Hermione radiante—, pero al final optó por Gryffindor. Entonces, ¿vamos a usar los galeones?

Hubo un murmullo de aceptación y todos fueron a tomar uno de la cesta. Harry vio a Hermione su lado.

—¿Sabes a qué me recuerda esto?

Todo por Granger || Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora