Todo por Granger || Hermione Granger

81. Francia.

Lana había estado alargando ese momento lo máximo posible.

Se había graduado hacía ya dos meses, y apenas estaba poniendo un pie en una de las propiedades de Camille.

—¿Crees que sea lo correcto? —preguntó Lana, algo insegura de abrir la puerta.

Se sentía perdida, y al mismo tiempo aprisionada. Estaban en un edificio de apartamentos en medio de Londres. Lana solo había ido a esa propiedad primero porque Sirius le había dicho que, hasta donde él sabía, ahí era donde Camille había vivido sus últimos años de vida.

—Es lo correcto —le aseguró Hermione—. Si no, ¿por qué te habría dejado todo en su testamento?

—No tengo ni idea —Lana sacó la llave de la puerta, entonces miró a Hermione—. Pero, ¿estás segura de que...?

La castaña le arrebató la llave y abrió la puerta, entonces le hizo una seña para que entrara. Lana lo hizo, algo dudosa.

Limpio. Esa era una de las palabras para describir el lugar. El piso era de madera y se veía impecable, casi como si acabaran de limpiarlo. Lana estaba segura de que casi brillaba.

—¿Bombillos? —preguntó Hermione a su lado. Lana volteó a verla, descubriendo que miraba hacia arriba, tenía un pequeño candelabro en medio de la estancia.

—¿Qué es...?

—La casa debe tener un sistema eléctrico —explicó Hermione, entonces comenzó a mirar las paredes y se acercó a una, presionó el interruptor, pero nada pasó—. Debe haber pasado mucho tiempo —Quitó su mano del interruptor—. Entonces tenemos que cambiarlos.

—Después —Lana miró a todos lados, insegura de a dónde ir. Tenía la cocina a un lado y un pasillo con puertas enfrente—. ¿A dónde vamos?

Hermione miró el lugar.

—En el pasillo deben estar las habitaciones, y en la cocina... bueno, está la cocina —Hermione hizo un gesto divertido—. ¿A dónde prefieres ir?

—Las habitaciones.

Lana comenzó a caminar rápidamente hacia el pasillo, deteniéndose de golpe en la última puerta y casi resbalándose, pero Hermione la sostuvo.

—Ten cuidado —regañó suavemente.

—Gracias.

Lana se estabilizó y puso su mano sobre la perilla, respiró profundamente y la abrió.

Era una habitación mediana, con paredes de un gris claro, pegada a la pared estaba una cama con sábanas verdes desordenadas.

—Es como... —Lana se quedó mirando la habitación—. Es como si alguien hubiera estado aquí hace tan solo unos días.

Paseó su mirada por la habitación, viendo la ropa tirada sobre una silla y otra sobre la cama, luego estaban un montón de documentos esparcidos por un escritorio.

Hermione caminó lentamente por la habitación, hasta que se detuvo frente a una repisa.

—¿Esta no es la mamá de Harry? —preguntó en voz alta, mirando una de las fotos.

Lana dejó de mirar la habitación para dirigirse hacia Hermione, se detuvo a su lado y miró la misma foto.

—No sé —respondió—. Nunca le he visto.

—Estoy casi segura... —Hermione tomó el retrato y lo acercó a ellas—. Hagrid le dio una foto a Harry de sus padres, creo que fue cuando estábamos en segundo año, y él nos la mostró —dijo, pensativa—. Sí, creo que es su mamá.