30. La Gran Inquisidora.

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El entrenamiento había terminado siendo un completo fracaso. Al parecer, Katie había ingerido uno de las pastillas nariz sangrante de Fred y George, así que había terminado casi desangrándose sobre la escoba. Ron no lo hizo tan mal, pero estaba lejos de ser perfecto. Y Lana no podía sacarse de la cabeza el cántico de los Slytherin que habían acudido a la práctica, «los de Gryffindor son unos perdedores».

—¿Qué tal fue la práctica? —preguntó Hermione al verlos entrar. Lana se desplomó en el sofá más cercano y bufó.

—Completamente espantosa —respondió Ron.

—Katie terminó sangrando por la nariz y unos Slytherin estuvieron molestando —agregó Lana, para que Hermione no pensara que había sido por Ron.

—Es la primera práctica —dijo Hermione, intentando tranquilizarlos a todos—. Te integrarás mejor al equipo y todo estará bien —aseguró, mirando a Ron.

—Espero así sea —Asintió él.

—Estuviste espantoso, Weasley —dijo un chico de sexto pasando y golpeando su hombro contra el de Ron.

—Quiero golpearlo, ¿puedo golpearlo? —dijo Lana mirando al chico.

—No, Lana, no puedes —respondió Hermione.

—Voy a ir a empezar con algunos deberes —espetó Ron, enojado, y se fue pisando fuerte hacia las escaleras que conducían a los dormitorios de los varones y desapareció de vista. Hermione giró hacia Harry.

—¿Estuvo espantoso?

—No —dijo Harry fielmente.

Hermione levantó las cejas.

—Bueno, supongo que él podría haber jugado mejor —murmuró Harry—, pero fue solo la primer sesión de práctica, como dijiste...

Ron volvió a la sala común y comenzó a hacer sus deberes junto a Harry. Lana se les unió minutos después, haciendo también sus deberes.

Los tres hicieron sus deberes hasta alrededor de las once, cuando Hermione llamó su atención.

—¡Miren!

Hermione estaba apuntando a la ventana más cercana. Harry, Lana y Ron miraron hacia ella. Una bonita y chirriante lechuza estaba parada en el alféizar, mirando dentro del cuarto a Ron.

—¿No es ese Hermes? —preguntó Hermione, sonando impresionada.

—¡Caray, sí es! —dijo Ron tranquilamente, tirando su pluma y parándose—. ¿Para qué me estará escribiendo Percy?

Cruzó hasta la ventana y la abrió; Hermes voló hacia adentro, aterrizó en la composición de Ron y extendió una pata a la cual estaba atada una carta. Ron tomó la carta y la lechuza se fue enseguida, dejando huellas de tinta sobre el dibujo de Ron de la luna Io.

—Esa es definitivamente la escritura de Percy —dijo Ron, hundiéndose otra vez en su silla y mirando fijamente las palabras de afuera del manuscrito:

Ronald Weasley, Casa Gryffindor, Hogwarts.

El miró hacia los otros dos.

—¿Qué piensan?

—¡Ábrela! —dijo Hermione ansiosamente, Lana y Harry asintieron.

Ron desenrolló el manuscrito y comenzó a leer. Cuánto más abajo sus ojos viajaban por el pergamino, más fruncido se ponía su entrecejo. Cuándo terminó de leer, parecía disgustado.

Les entregó el pergamino a Harry, Lana y Hermione, quiénes se apoyaron el uno contra el otro para leerla juntos:

Querido Ron,

Todo por Granger || Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora