42. El verano perfecto.

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Hermione miró a Lana, que estaba acostada en su cama, con expresión aburrida mientras miraba la televisión.

—Lana —la llamó, pero la otra no le prestó atención—. Lana.

Lana siguió mirando la televisión. Hermione frunció el entrecejo.

—Deja de ignorarme —pidió, sentándose sobre sus piernas, pero Lana simplemente estiró el cuello para seguir viendo televisión.

—Estoy enojada contigo —dijo Lana cuando Hermione puso sus manos en sus mejillas y la obligó a mirarla.

—¡Pero no he hecho nada! —protestó Hermione. Lana apartó sus manos con suavidad y siguió intentando mirar la televisión—. ¿Por qué estás enojada? —preguntó, recostando su cabeza contra el hombro de Lana.

—«No estoy ahora para tus estupideces» —Lana imitó su voz—. Creo que tengo derecho de estar enojada.

Hermione cerró los ojos con fuerza, había tenido la esperanza de que Lana lo hubiera olvidado después de todo lo sucedido en el Ministerio.

—Lo siento —se disculpó Hermione, y acercó su rostro a su cuello para dejar un suave beso—. De verdad, no lo decía en serio.

—Ajá —soltó Lana, sin darle importancia a lo que decía.

—Estaba tan estresada y... ¡Sé que no es excusa! —exclamó cuando Lana intentó apartarla—. De verdad, lamento muchísimo haberte hablado así.

—No me convence esa disculpa.

Hermione se apartó para mirarla. ¿De qué otra forma podría disculparse? Sinceramente se estaba comenzando a preocupar, no quería que Lana estuviera enojada con ella durante todo el verano.

—¿Cómo puedo hacer que me perdones? —preguntó Hermione, haciendo un puchero, pensando que quizás así Lana se ablandaría y la perdonaría.

—Primero bájate de mi regazo —Hermione le hizo caso de inmediato—. Ahora baja de la cama —Hermione frunció el entrecejo, pero le hizo caso, quedando de pie junto a la cama. Lana se acomodó para sentarse y mirarla desde ahí—. De rodillas.

Hermione contuvo una sonrisa y se arrodilló, entonces estiró las manos para tomar el pantalón de Lana y quitárselo, pero la italiana apartó sus manos.

—¿Qué haces? —preguntó Lana con el entrecejo fruncido.

—Pensé que querías que me arrodillara.

—¿Sí? —respondió Lana con duda—. ¿Qué tiene que ver quitarme el pantalón con estar de rodillas?

—¿Para qué querías que me pusiera de rodillas? —preguntó Hermione, en lugar de contestar.

—Para que me pidas perdón.

Hermione se puso de pie, con el entrecejo fruncido.

—No te voy a rogar por perdón estando de rodillas.

—No esperaba que lo hicieras —respondió Lana con honestidad, entonces sonrió ampliamente—. Pero sí querías estar de rodillas para otra cosa, ¿eh, pervertida?

Hermione se rio antes de sentarse a su lado.

—Seguro te habría gustado —dijo, mirando el rostro de su novia.

—Ni como negarlo —Rio ella, entonces recostó su cabeza contra el hombro de Hermione—. Vuelve a decir esa idiotez que dijiste y te juro que no te vuelvo a hablar.

—Me doy por advertida —Hermione la abrazó por los hombros y volteó la cara para dejar un beso en su cabeza.

★★★

Todo por Granger || Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora