47. Navidad, dulce Navidad.

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Lana suspiró, se arrepentía de haberse sentado tan cerca de Hermione en la mesa de Gryffindor, estaba soportándola hablar de la maravillosa cita que llevaría a la fiesta de Slughorn.

—¿Cormac? —preguntó Parvati, mirando furtivamente a Lana, que apuñalaba a su trozo de carne con fuerza—. ¿McLaggen?

—Así es —afirmó Hermione dulcemente, con una sonrisa de satisfacción cuando escuchó un gruñido que conocía bastante bien—. Sí, ya sabes, el que casi fue Guardián de Gryffindor, dijo que iba a ir tras el puesto de Cazador y...—Le dio una mirada rápida a Lana, que fingió estar muy ocupada en su comida como para notarla— creo que lo conseguirá.

Aunque hubiera dicho que la dejaría en paz y que aceptaría que Lana no quisiera estar con ella, no lo decía en serio.

—¿Ah, sí? —Parvati parecía realmente interesada en la plática, probablemente queriendo ignorar el espectáculo que Ron y Lavender estaban dando frente a ella—. ¿Y quién saldría del equipo?

—Salvatore, probablemente.

Lana apretó su tenedor hasta que sus nudillos se pusieron blancos. ¿Cómo se atrevía a insinuar que aquel idiota podría ser mejor que ella? La italiana ignoró todo el disimulo que había estado empleando y miró a Hermione con rabia, la castaña solo sonrió triunfalmente.

—Lana —La llamó una voz tras ella cuando estaba a punto de decirle cosas no muy amables a su ex novia, Lana volteó—, necesito hablar contigo.

Era Aldo y lucía nervioso.

—¿Qué pasa? —preguntó Lana, intentando dejar su rabia de lado.

—¿Vendrías conmigo a la fiesta de Slughorn?

Lana contuvo las ganas de voltear a ver a Hermione, sabía que la estaba viendo, sentía su mirada quemar contra su nuca.

—Claro —Entonces la italiana se puso de pie y se acercó a él para susurrarle al oído—: Vas a decirme después por qué me estás invitando, ¿vale?

—¿Y si te lo digo ahora? —sugirió Aldo, tomando su mano. Hermione frunció el entrecejo mientras miraba y tensó la mandíbula. Al principio había sido la que intentaba poner celosa a Lana, y ahora era ella la que estaba celosa.

—Vamos.

Lana y Aldo caminaron para salir del Gran Comedor. Hermione miraba con celos como se iban. Parvati hizo una mueca, no se había perdido ninguna de las reacciones de Hermione, ni Harry, que estaba a su lado, parecía haberlo hecho.

Lana y Aldo salieron y caminaron unos metros hasta estar lejos de las puertas del Gran Comedor.

—Te invité para no ir solo, pero te quería sacar de ahí para decirte algo.

—¿Qué pasa? —preguntó la italiana.

—Slughorn —soltó—. ¿Recuerdas la botella de...?

—¡Shh! —Lana le tapó la boca—. ¡No podemos hablar de eso libremente por los pasillos, ¿qué diablos tienes en la cabeza?!

—Bien —Aldo se aclaró la garganta cuando Lana apartó su mano de su boca—. Bien, me da miedo que él se tomé eso antes de que llegue al objetivo.

Lana hizo una mueca y se rascó la muñeca.

—Es un plan flojo, Aldo, puede fallar —reconoció en voz baja—. Pero ni Draco ni yo queremos tratar realmente cumplir lo establecido. Ahora mismo estamos muy ocupados en el otro asunto.

Aldo suspiró.

—Lo sé —dijo—. Pero hay que tener cuidado, por proteger al viejales ese no vaya a ser y muera alguien más.

Todo por Granger || Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora