50. El asesino del retrete.

4.6K 580 236
                                    

—¿A dónde vas? —le preguntó Draco a Lana, cuando en lugar de bajar a las mazmorras para ir a la clase de Pociones, siguió caminando hacia el vestíbulo.

—Voy a ver las pruebas de aparición.

Draco frunció el entrecejo.

—¿Para qué?

—¿A ti que te importa? —espetó antes de alejarse a paso rápido, esperando poder llegar rápido a Hogsmeade para ver las pruebas y, en especial, para ver a Hermione.

Draco la miró irse, luego negó con la cabeza y bajó a las mazmorras.

★★★

Lana miraba las pruebas de aparición oculta tras un arbusto. Se rio internamente cuándo Ron reprobó por haber dejado media ceja atrás. Entonces llegó el turno de Hermione, la vio caminar hacia el examinador, notablemente nerviosa. Lana se contuvo de hacerle porras.

—Vamos, Hermione, tú puedes —murmuró para sí misma, viéndola sacar su varita y murmurar cosas para sí misma, entonces el cuerpo de Hermione dio un giro en sí misma y desapareció.

Lana se mordió las uñas con nerviosismo, esperando que Hermione volviera, lo hizo minutos después, el examinador asintió y Hermione sonrió ampliamente. Lana sintió un calorcito en el pecho y sonrió para sí misma, sintiéndose orgullosa de la castaña.

Lana se puso de pie y se quitó las hojas que se le habían pegado a la capa, lista para ir a La Casa de los Gritos y regresar al castillo por el pasadizo, sin notar unos ojos marrones clavados en su espalda.

★★★

Hermione llegó a la sala común más tarde ese día, con una sonrisa de oreja a oreja, su mirada se clavó unos segundos en Lana, que estaba sentada cerca del fuego leyendo un libro de Pociones, luego miró a Harry.

—¡Pasé! —exclamó con una gran sonrisa, sintió una mirada sobre ella y miró a Lana, ella apartó sus ojos rápidamente y volvió a mirar su libro. Hermione se quedó viéndola unos segundos.

—¡Como si media ceja importara! —exclamó Ron, Hermione asintió sin prestarle atención, muy concentrada en admirar el perfil de Lana.

Sabía que Lana había ido a verla a su prueba de aparición. La había visto. Hermione se preguntaba por qué. Si todo se había acabado y no sentía nada por ella, ¿por qué se comportaba así? ¿Por qué le importaba un momento y al otro no?

Hermione tomó aire profundamente, sin dejar de mirarla y lo decidió.

Iba a saber qué estaba pasando con Lana Salvatore aunque fuera lo último que hiciera.

★★★

Esa noche, Hermione siguió a Lana cuando salió de la sala común, ocultándose tras las paredes y las armaduras cada vez que la italiana miraba alrededor. La siguió hasta que llegaron al séptimo piso, Lana caminó tres veces junto a una pared, con los ojos fuertemente cerrados, Hermione no se sorprendió cuando vio una puerta aparecer, pero sí se sorprendió por la voz que habló desde adentro.

—Te tardaste, Salvatore —Draco Malfoy asomó la cabeza y miró a Lana con el entrecejo fruncido—. ¿Trajiste lo que te pedí?

—¿El inocente pájaro que no tiene la culpa de nada? ¡Claro, aquí está! —Lana sonrió y abrió un lado de su capa. Hermione no pudo ver, pero vio a Draco asentir satisfecho.

—¿También trajiste el libro de Runas Antiguas que te pedí?

Eso despertó la curiosidad de Hermione, que tuvo que contenerse para no intentar ver más de lo que podía desde su lugar ocultó tras una pared.

Todo por Granger || Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora